Nº 310 - 1 de agosto de 2014

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Doctor Manuel Kukuljan Padilla
“Nuestro futuro es una construcción colectiva”

  • El nuevo decano se ha propuesto borrar las fronteras que segmentan a nuestra institución: entre campus, entre estamentos, con el Hospital Clínico. “Todos somos facultad”, dice, añadiendo que junto a su equipo directivo trabajarán para crear los espacios de discusión y confianza que sean la base para que la participación vuelva a ser un verbo conjugado en la boca y la vida de todos los miembros de nuestra comunidad.

Doctor Manuel Kukuljan

El doctor Manuel Kukuljan es bisnieto de un inmigrante croata, cuyas tierras de origen en Rijeka –a orillas del mar Adriático- tienen un sorprendente parecido a su natal Valparaíso. Su ancestro era un marino que, dice, se bajó en el puerto, conoció a su bisabuela y echó raíces gracias a una prole numerosa. Su abuelo trabajó de cartero y le dejó como herencia una cajita llena de estampillas que le regalaban los destinatarios a quienes atendió durante décadas, pues conocía su interés por la filatelia; su abuela le enseñó a leer, lo que le facilitó una temprana inserción escolar. Sus padres fueron empleados de Correos de Chile, su madre como asistente social estuvo siempre preocupada de ayudar a quien fuera necesario.

De temprana crianza en colegios del puerto, “primero en los cerros, cerca de mi casa, y luego en el ‘plan’”, ingresó a estudiar Medicina en la sede porteña de la Universidad de Chile, en 1980 (separada como Universidad de Valparaíso desde 1981), de donde se tituló distinguido como mejor egresado e interno. Llegó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile a cursar el programa de Magíster en Fisiología, donde tuvo la oportunidad de conocer a los doctores Eduardo Rojas e Illani Atwater, quienes lo invitaron a unirse al equipo de su laboratorio del NIH en Estados Unidos, en el cual también se entrenaron muchos de nuestros científicos. En esa época pasaron por NIH, sea en el laboratorio del Dr. Rojas y la Dra. Atwater o en otros, colegas de la Facultad tales como los doctores Andrés Stutzin, Pablo Caviedes, Gloria Riquelme, Jorge Hidalgo, Milton de la Fuente y otros que han desarrollado sus respectivas carreras en otras organizaciones, como los doctores Pilar Carvallo o José Bitrán. El entusiasmo por la ciencia básica cambió su idea inicial de especializarse en nefrología, investigando primero en el área de la fisiología celular, particularmente en la función de canales iónicos, y derivando  en los últimos años al estudio de la regulación de la expresión génica y  a la biología del desarrollo neural.

En el ínterin, ingresó al Programa de Doctorado en Ciencias Médicas, del cual obtuvo el grado de doctor en Ciencias Biomédicas en 1994; además obtuvo la beca del Pew Latinamerican Fellows, programa que le permitió instalar su primer laboratorio de vuelta en Chile. En 1995 se adscribió como académico del que era el Departamento de Fisiología y Biofísica de nuestra facultad. No sólo desarrolló su vocación como investigador sino, además, su interés por la creación del conocimiento y por la formación científica de los profesionales de la salud, colaborando por ejemplo con la doctora Ester Mateluna, directora de la Escuela de Medicina de la época, en la generación del currículo que se puso en marcha en 1998.  Al mismo tiempo, formó parte de los grupos de trabajo para la creación del Instituto de Ciencias Biomédicas – y sirvió como director del Programa de Fisiología y Biofísica del ICBM- y, desde mediados de 2006 a enero de 2014 dirigió la Escuela de Postgrado de nuestro plantel.
 
Confianza y diálogo para construir

El doctor Kukuljan dice de sí mismo que algunas de sus características son la facilidad de adaptación, la capacidad de articular conceptos y equipos tras un mismo objetivo y su entusiasmo por los nuevos desafíos.

Pero, además, reconoce que un potente motor ha sido el inconformismo. “Si yo me dedicara a mi ciencia en un lugar ideal estaría feliz concentrado en ese trabajo. Pero esa situación ideal está lejos y es nuestra responsabilidad acercarnos a que en cada ámbito universitario seamos los mejores. Este “ser mejor” no solo considera el punto de vista de la academia entendida de manera tradicional, sino en un continuo con la comunidad de la que es parte. Los modelos de articulación entre la integración y servicio a la comunidad con la excelencia y rigor académico son variados y evidentes en muchas instituciones que son referentes globalmente; pienso que como Facultad tenemos las mismas capacidades que en esas instituciones ¿Por qué no lo podemos hacer? Es cierto que hay un tema de recursos, pero también otros que tienen relación con la visión que hay detrás”.

Esa visión tiene como fundamento el “tener claro dónde estamos y que queremos ser… y ese “tener claro” no ha ocurrido. Ahora, en este decanato, el dónde queremos ir es una construcción colectiva, que debe surgir de la combinación de sueños, voluntades,  información objetiva, análisis riguroso y  responsabilidad. Así seremos realistas respecto de qué podemos hacer considerando los recursos y capacidades que tenemos”.

Un primer paso en este camino de generar un proyecto colectivo, explica, “es crear confianzas y recrear la capacidad de discutir transversalmente. Hemos vivido como país y como universidad en nidos de desconfianza mutua, sintiendo que debemos defender de otros lo logrado. Tenemos que comprender que estamos en un lugar que nos es común, donde podemos discutir todo sobre la base de la misma información”. Un muestra de ello, agrega, está en instancias formales como el Consejo de Facultad, dando real espacio de análisis a las propuestas; pero también en “el estilo de puertas abiertas y en la cercanía que podamos tener, discutiendo con un café y más allá de las oficinas del decanato”. 

El segundo paso es el de la participación e integración, que propiciará mostrando los cambios concretos que generen propuestas definidas provenientes del trabajo mancomunado al interior de un estamento o entre varios de ellos, en todos los ámbitos de interés institucional e involucrando más allá de los colectivos de representación. Y ejemplifica contando que pondrá todas las condiciones para que se haga realidad una propuesta que está haciendo a diferentes unidades respecto a generar centros de investigación para temas como envejecimiento y obesidad que convoquen la integración de diferentes equipos académicos y clínicos que ya tengan avances o interés en ellos.

La  sinergia como punto de inflexión

Esa misma perspectiva de participación e integración es la que, explica, será la que oriente la futura relación con el Hospital Clínico. “Independientemente de lo que vaya a decidir rectoría en cuanto al sistema de gobierno del HCUCH, seguiremos con nuestro concepto de que todos los académicos contratados por el hospital son Facultad. No son “ellos” sino “nosotros”, y así van a ser considerados en responsabilidades y en derechos. El cómo damos organicidad a esa propuesta es crucial, por lo que esperamos que haya pronto una decisión para ponernos a trabajar con sentido. Lo que veo, y creo que es una idea bastante compartida, es que se dará una nueva forma de gobierno para el HCUCH, con un directorio al que responda una dirección general y que cuente con representación de su cuerpo profesional, de la facultad, de la rectoría, del Ministerio de Salud y en el que tengamos la figura de una dirección académica articulada como facultad”.

La relación con el Estado

Más participación aún requerirá la propuesta de vinculación de la Universidad de Chile con el Estado a través del trabajo integrado de sus facultades en temas de interés nacional, mirada con la que el decano Kukuljan no sólo concuerda sino que considera indispensable desde el área sanitaria: “Abordar muchos problemas de salud, tales como la obesidad o la diabetes, está relacionado con situaciones multisistémicas. Por ello, en diversas problemáticas nos vincularemos con otras facultades del campus y otras como Ingeniería, Ciencias Sociales o Arquitectura, porque por ejemplo en envejecimiento se puede ir desde lo biomédico al desarrollo de tecnologías que ayuden a los adultos mayores a desenvolverse en sus entornos, a lo que pueden contribuir los ingenieros”.

Otro ámbito fundamental de contribución y sinergia a nivel institucional, sostiene, es el de la educación. “Ha sido uno de mis intereses de siempre, participé en un proyecto Fondef para la formulación de estándares en la formación inicial de los profesores de ciencias con la doctora Rosa Devés –actual vicerrectora de Asuntos Académicos de la Universidad de Chile-, y pienso que tenemos la capacidad y la motivación de hacerlo”. Para ello, el decano sentencia que es indispensable darle coherencia global al desarrollo de la educación como disciplina en sí misma, “para lo cual tenemos que compartir esta visión, aportando los que puedan argumentos técnicos y posteriormente, aportando todos desde nuestros diferentes ámbitos”.

Claridad respecto de los recursos

Estos nuevos desafíos, dice el doctor Kukuljan, están ligados a uno mayor: el de los incentivos en el ámbito académico. En consonancia con lo anunciado por el rector Vivaldi respecto de la política de fijación de remuneraciones de los cuerpos directivos –“normativa que me parece fundamental en términos de transparencia”-, explica que está a la espera de las instrucciones desde servicios centrales que establezcan la remuneración del Decano.

En cuanto a los del cuerpo docente, añade que el tema supone un reto en tanto la nivelación de remuneraciones entre quienes perciben suplementos provenientes de diferentes proyectos de investigación y otras iniciativas, y los que no tienen esas oportunidades. “Ese es uno de los grandes desafíos: cómo cambiamos nuestra estructura de presupuesto, porque tenemos que asegurar estabilidad, sobre todo para la gente que viene llegando, de modo que puedan proyectarse en el tiempo. Como muchas de las cosas no las vamos a poder hacer de una sola vez, pero el Consejo de Facultad va a comprender la necesidad de que, por ejemplo, haya incentivos para el ingreso de gente joven con talento demostrado, en condiciones de control de que efectivamente se está expresando ese talento y con una carrera académica bien definida. Eso es lo responsable de hacer ahora”.

En ese sentido, ¿en qué pie siente que recibe la facultad?

El ejercicio de la presentación del presupuesto y su ejecución en el Consejo de Facultad ha sido un paso adelante en pos de la trasparencia, pero reconociendo que la mayoría de los académicos no tiene el tiempo ni herramientas para profundizar en  el tema. He pedido un informe de la situación financiera real y encargaremos una auditoría; además, me reuní  con el vicerrector económico de la Universidad de Chile y pedí el informe de las finanzas de la facultad desde el punto de vista del nivel central. A partir de esa información veremos qué es posible de hacer y que no, para prometer lo que se puede cumplir.

A ello, añade que “sin  tener todos los antecedentes, creo que estaremos en márgenes muy estrechos durante el período inicial; para muchas de las cosas que queremos hacer se necesitan recursos y nos vamos a enfrentar con algunas cosas como los costos asociados al problema de Itpuch, que todavía no sabemos exactamente cuánto es, o cómo definir bien la estructura de financiamiento del edificio de aulas. Para eso vamos a solicitar la ayuda más técnica en otras instancias de la universidad, como las facultades de Economía e Ingeniería”.

De esta forma, podrá abordar entre las primeras iniciativas de su gestión el proceso de departamentalización, respecto de lo cual comenta que “debemos  tomar los proyectos de desarrollo que han generado las escuelas, considerar sus particularidades por caso y asignarles prioridades concretas con hitos, costos y responsables, armonizándolos con el resto de la facultad; si en determinado ámbito se necesitan recursos humanos o equipamiento, tendremos que incorporarlo al presupuesto y proponerlo al Consejo de Facultad para llegar a una decisión consensuada”.

Al respecto, ¿cómo percibe la implementación de la AUCAI?

Creo que fue una iniciativa con buena intención, mala idea de implementación y peor resultado. Porque está bien mejorar los sueldos y es bueno asociarlo a una labor institucional importante como es la docencia. Pero, en mi opinión, la AUCAI se empezó a convertir en un sistema un poco perverso porque hay funciones que no se justifican o que se mantienen para cubrir el porcentaje de tiempo dedicado al pregrado; entonces, no se quiere dejar de hacer cosas que pueden delegarse como cuidar pruebas. Tenemos que dejar de pensar así, podríamos tener un sistema con más ayudantes, como en otras facultades, de tal manera que en el largo plazo, cuando se vayan produciendo los recambios naturales, podamos tener una planta más concentrada académicamente, con mejores remuneraciones y labores de ayudantías sean asumidas por gente en formación, en un círculo perfectamente virtuoso. Creo que la AUCAI va a desaparecer como sistema, manteniéndose la incorporación al salario de manera estable.

Cecilia Valenzuela León


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