Nº 309 - 23 de julio de 2014

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Las distintas miradas sobre el aborto
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Desde la salud pública, la antropología médica y la bioética
Las distintas miradas sobre el aborto

  • Con la participación de tres destacados expertos, la Agrupación de Estudiantes de Doctorado en Salud Pública de la Universidad de Chile, organizó el primer Ciclo Conversatorio en Salud Pública en torno a este tópico que en el último tiempo ha generado debate público, a raíz del discurso del 21 de mayo de la Presidenta Michelle Bachelet, ocasión donde anunció el envío de un proyecto de ley al Congreso que busca despenalizar el aborto en casos de inviabilidad del feto, violación o riesgo de vida de la madre.

El encuentro denominado Aborto: miradas para el diálogo, realizado el 9 de julio en el salón Lorenzo Sazie de la Facultad de Medicina, tuvo como propósito crear instancias de encuentro a partir de las cuales se pueda articular la confluencia de distintas visiones sobre el tema.


Dra. Pamela Eguiguren

Participaron de la actividad la Dra. Pamela Eguiguren, matrona, doctora en Salud Pública de la Universidad de Chile y asesora en programas vinculados a la salud sexual y reproductiva; la Dra. Lynn Morgan, antropóloga y especialista en antropología médica y políticas reproductivas en América Central, México y Ecuador; y el Dr. Miguel Kottow, oftalmólogo y director de la Unidad de Bioética y Pensamiento Biomédico de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile.

Desde una mirada de la salud pública, la Dra. Pamela Eguiguren sostuvo que había que preguntarse desde dónde la persona se posiciona cuando habla del aborto. “En ese sentido, hay que analizar si las políticas públicas reconocen la seguridad y los derechos reproductivos de la sociedad”, dijo que la académica.

Agregó la doctora que “cada cierto tiempo este tema reaparece en la agenda pública por medio de casos de impacto nacional, como el ocurrido recientemente en el cual una niña de 17 años llegó grave al Hospital Luis Tisné por un intento de aborto inducido con Misoprostol”.

La académica de la Escuela de Salud Pública contextualizó la situación compleja del aborto entregando algunos datos que señalan que en Chile una mujer es violada cada 25 minutos (informe Servicio Médico Legal 2011), y recalcando la insuficiencia en políticas y programas en materia educativas y de enseñanza sexual, así como la restricción a los anticonceptivos.

Actualmente Chile es uno de los cinco países que penaliza el aborto terapéutico, junto a El Salvador, Nicaragua, Honduras y República Dominicana. La doctora Eguiguren enfatizó que “si una mujer piensa en abortar, existe una probabilidad muy alta de que efectivamente lo haga. Por eso es importante legislar sobre el tema, ya que de lo contrario se favorece el negocio del aborto clandestino, un aborto inseguro con aumento de la mortalidad materna,  la invisibilidad por complicaciones, gastos económicos importante para las mujeres pobres, además de los costos sociales y de salud mental”.


Dra. Lynn Morgan

En relación a la creencia que legislar produciría un aumento del número de casos de aborto, la profesional fue enfática al señalar que “las estadísticas demuestran que existió una disminución de las tasas de aborto en países desarrollados que normaron el tema.”

Para la Dra. Pamela Eguiguren “el aborto en su complejidad constituye un problema de salud pública; su magnitud y las consecuencias para la salud, sociales y económicas requieren de legislación y de políticas sanitarias; y desde el punto de vista de la salud pública se requiere también que el Estado garantice el acceso equitativo al aborto en condiciones  de seguridad, y a la vez el acceso a métodos de anticoncepción y a programas de educación, información y asistencia en materia de salud sexual y reproductiva a lo largo de la vida”, concluyó la académica.

Por su parte, la Dra. Lynn Morgan, con una mirada desde la antropología médica, centró su intervención en qué ha aprendido la sociedad, no sólo chilena sino que en el mundo, sobre los inicios de la vida y la diferencia entre las distintas culturas en torno a decidir en qué momento se  acepta a un nuevo miembro de la sociedad como persona.

En ese sentido, la doctora manifestó que “según los antropólogos, la calidad o estatus de persona se puede entender como un tipo de subjetividad. Es una cuestión de otorgar sentido social a la posesión de atributos específicos y capacidades, es un estado que se le concede a un grupo colectivo. Es así que en muchas culturas diferencian entre parto biológico y parto social (este último es el reconocimiento de un ser humano por los integrantes de la comunidad). Aprendí, por lo tanto, que las características de ‘persona’ no la vamos a encontrar dentro del embrión o feto, sino que dentro de la sociedad”.

Por último y desde una mirada de la bioética, el Dr. Miguel Kottow dijo que existen tres corrientes para decidir cuándo comienza la vida humana, y de la postura que se tome dependerán las demás. “Una es la concepcional que establece que en el momento de la concepción hay vida humana. La segunda se llama evolucionista y  señala que durante el embarazo el embrión va madurando hasta un punto que deja de ser una promesa y se convierte en un ser humano en ciernes. Y la tercera, la cual represento, señala que la vida humana comienza cuando la mujer acepta que está embarazada, pero que puede no aceptar y, por lo tanto, recurrir al aborto”.


Dr. Miguel Kottow

El académico sostiene que esta última es una postura relacional (en cuanto a la relación que se establece entre dos seres humanos), siendo una decisión que toma la mujer y es irreversible. “Hay que reconocer que la mujer puede tener razones para justificar que no es una decisión caprichosa, las que se tienen que contraponer con lo que establece la autoridad y llegar a un acuerdo que permita que, bajo ciertas condiciones, el aborto sea libremente elegido por la mujer”.

El doctor Kottow enfatizó que todas estas corrientes son creencias, ya que ninguna tiene una base científica. “Sin embargo, dentro de éstas, la relacional tiene la ventaja de que es una realidad social, donde la mujer que se sabe embarazada decide en ese momento si quiere o no al hijo. Es una decisión que no es biológica, sino que es ética, es decir, me voy a ser cargo de un nuevo ser humano y me comprometo responsablemente”.

Las cifras que cruzan la realidad en Chile

De acuerdo con los datos que entrega el Ministerio de Salud, pese a que el aborto está prohibido, miles de chilenas incurren en esta práctica, por distintas vías. Es así como 17.434 casos de mujeres que interrumpieron un embarazo se detectaron el año pasado. En tanto que, de casos registrados -ya que los números de los abortos clandestinos triplicarían las cantidades oficiales- el Ministerio Público determinó que entre 2010 y 2012 hubo 553 causas por el delito de aborto.

Por su parte, el Dr. Ramiro Molina, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, explicó que la estadística se ha mantenido estable a través de los años. En ese sentido, añadió que del total de los abortos, “más del 50% de los procedimientos corresponden a razones de salud y a interrupciones de embarazo que ocurren de manera espontánea”. Es decir que las mujeres llegan a los recintos de salud con complicaciones durante el proceso de gestación.

El Dr. Molina, además, señaló que “cuando se mira los egresos (fin del servicio hospitalario) por aborto y los analiza por causa, según la clasificación internacional de enfermedades, aproximadamente un 40% del total aparece como no especificado. Eso significa que esos abortos posiblemente corresponden a provocados, porque no tienen otros diagnósticos y no aparece la causal precisa”, comentó.


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