Nº 257 - 9 de abril de 2013

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Con el financiamiento de la Fundación Bill y Melinda Gates
Investigación a realizarse en Chile contribuirá
a la erradicación mundial de la Polio

  • El doctor Miguel O’Ryan encabeza equipo multiprofesional que evaluará la inmunidad sérica e intestinal de nuevos esquemas de vacunación basados en vacuna inyectable con virus muertos –ya en uso en países industrializados- y vacuna oral con un número reducido de virus vivos.  

En nuestro territorio y en Latinoamérica no ha habido ningún caso de poliomelitis desde 1991, situación que no es replicable en países africanos o en naciones como India o Pakistán. Y aunque mundialmente se han reducido los casos durante las últimas décadas, de decenas de miles de casos anuales a sólo 200 por año, según explica el doctor Miguel O’Ryan, pediatra infectólogo y académico del Programa de Microbiología y Micología del Instituto de Ciencias Biomédicas de nuestro plantel, “estamos al menos a una década de lograr su erradicación definitiva del planeta, por lo que no podemos dejar de inmunizar a los niños de ninguna región”.


Doctor Miguel O'Ryan

La poliomielitis es una enfermedad contagiosa, también llamada parálisis infantil, que afecta principalmente al sistema nervioso. La produce el virus poliovirus y afecta especialmente a menores de entre cinco y diez años; se disemina de persona a persona a través de secreciones respiratorias o por la ruta fecal oral. Dentro del sistema nervioso, el poliovirus infecta y destruye las neuronas motoras, lo que causa debilidad muscular y parálisis aguda fláccida; en épocas de epidemia, su tasa de mortalidad alcanzó el 33%. En Chile produjo cientos de casos durante la década de 1950 y comienzos de los ’60, por lo que en 1961 comenzó la vacunación con Sabin Oral, lo cual eliminó esta enfermedad.

“Esta vacuna cambió la historia y su implementación fue tremendamente efectiva para alcanzar el objetivo de declarar a nuestro país como territorio libre de la polio. Pero para avanzar hacia la meta de la erradicación se debe evolucionar en forma dinámica; de manera que, en base a la generación de nuevos conocimientos científicos, se puedan adoptar mejores esquemas de vacunación para los niños de Chile y el mundo”, sentencia el académico.

De una exitosa vacuna a un nuevo esquema

La vacuna Sabin Oral –u OPV trivalente- es una vacuna de virus vivos atenuados, gracias a mutaciones de su genoma viral. Protege contra los tres serotipos virales PV1, PV2 y PV3 y se replica de forma eficiente en el intestino, que es la puerta de entrada de este patógeno al organismo, “por lo que no sólo entrega inmunidad al niño que la recibe sino también produce la llamada inmunidad poblacional, porque evita que el virus polio que infecta a un menor vuelva al ambiente a través de las deposiciones”, añade el académico.

Dos potenciales problemas de las vacunas por virus vivo son, por un lado, la posibilidad de “revertir” y así recuperar su capacidad de transformarse en virus polio que cause enfermedad; y, por otro, la eventualidad de que el virus vacuna cause poliomelitis. “Son casos muy aislados; sólo dos a cuatro por millón de dosis administradas, por lo que era un riesgo justificable cuando ocurrían miles de casos anualmente. Pero en la actualidad, de 250 casos de polio anuales, 40 son derivados de vacuna, por lo que su relevancia se hace más significativa”.

Por este motivo, en los países industrializados ya se están usando esquemas de inoculación con vacuna IPV; es decir, con virus inactivados o muertos de los tres serotipos, con la cual se inmuniza al niño que la recibe –evitando la posible reversión de cualquiera de sus serotipos y, por lo tanto, los casos asociados a la vacuna- pero no estaría demostrado el beneficio de la inmunidad poblacional, puesto que no se ha comprobado la eficacia de las vacunas IPV a nivel de inmunidad intestinal.

Para cambiar el mundo

La iniciativa de la Fundación Bill y Melinda Gates apunta a facilitar la erradicación mundial de la poliomelitis a través de nuevas estrategias de vacunación, en asociación con las metas que se ha planteado la OMS al respecto. Para ello, convocó a académicos de diversos países del planeta: “En Latinoamérica, nuestra comunidad de investigadores clínicos en el área de infectología es relativamente pequeña, y la gran vitrina que tuvimos como para ser parte de grandes iniciativas  como esta fue el proyecto continental asociado a la vacuna contra el rotavirus, que tuve el honor de coordinar y cuyos resultados nos dieron gran visibilidad”, explica el doctor O’Ryan.

En agosto de 2012, y en conjunto con el resto de los investigadores latinoamericanos convocados, se decidió que se iban a hacer dos proyectos: el primero, que se hará en cinco países del continente, basado en la estrategia de seguir usando la vacuna oral pero retirándole el serotipo PV2, es decir será una vacuna bivalente. “Y el segundo, para países con mayor nivel de desarrollo como el nuestro, se hará usando vacuna de virus inactivados o IPV con algunas dosis de vacuna bivalente. Los países industrializados utilizan solamente IPV –en nuestra región se usa en México, Brasil, Argentina y Uruguay- y a eso es lo que Chile apunta en los próximos años”.


El doctor Miguel O’Ryan junto a Bill Gates y el equipo de investigadores en el tema

De esta manera, y con la participación de seis Centros de Salud Familiar de las zonas norte y sur de Santiago, de 26 profesionales de diferentes áreas de la ciencia y la salud, a partir de abril de 2013 comenzará el reclutamiento de 570 niños, que se organizarán aleatoriamente en tres grupos. El primero recibirá una dosis de IPV a los dos meses, una de OPV bivalente (bOPV) a los cuatro y otra a los seis meses. El segundo recibirá una dosis de IPV a los dos meses, otra a los cuatro y una de bOPV a los seis. Y el tercero recibirá tres dosis de IPV a los dos, cuatro y seis meses de vida. “De esta forma, estarán inmunizados contra los tres serotipos del virus aunque en forma diferencial para el serotipo 2 y podremos estudiar el impacto de cada esquema en la respuesta inmune humoral e intestinal”, añade el académico.

Con el fin de evaluar la inmunidad conferida por una, dos o tres dosis de IPV contra el serotipo 2,   a los siete meses todos los niños recibirán una dosis oral de vacuna monovalente para este serotipo, cuya excreción será cuantificada cada semana en deposiciones, utilizando técnicas altamente estandarizadas de cuantificación viral.   “A través de este estudio queremos encontrar respuesta a una serie de preguntas; una de las más relevantes es si la vacuna IPV en una, dos o tres dosis produce inmunidad intestinal, y en qué magnitud”.

Según dice el doctor O’Ryan, los padres que de forma voluntaria, altruista y con consentimiento informado permitan que sus hijos participen, “y con riesgo casi nulo, puesto que la vacuna IPV es un producto probado y en uso en varios países del mundo”, agrega, recibirán toda la información necesaria respecto de este proceso, así como un particular seguimiento de los niños hasta los ocho meses de edad y, además, la vacuna contra el rotavirus, porque otro de los objetivos del proyecto es analizar su interacción con la vacuna bOPV.

Las muestras biológicas que se reciban en los CESFAM se procesarán, en primer término, en los laboratorios del Programa de Microbiología y Micología de nuestra facultad, pero los anticuerpos séricos, así como el cultivo y la cuantificación viral en deposiciones  serán medidos en el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, CDC, de Estados Unidos, mediante protocolos establecidos. “Los resultados que se obtengan de la investigación chilena permitirán, en el mediano plazo, proveer de información novedosa para que quienes toman las decisiones en Chile y en países con condiciones socioeconómicas semejantes modifiquen su esquema de inmunización hacia el uso de IPV en vacunas con o sin bOPV. De esta forma, esperamos que dentro de algunos años, en la medida que se dejen de usar virus vivos en las vacunas y se aseguren altas coberturas de vacunación, especialmente en los países donde aún circula el virus salvaje, se pueda avanzar hacia la erradicación de esta enfermedad, así como sucedió con la viruela”, finaliza el especialista.

Cecilia Valenzuela León


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