Así, el 21 de septiembre de 2011 cinco alumnos de cuarto año, de la asignatura de Salud Mental impartida por la profesora Jessica Olate, se integraron a los stand instalados en la Plaza de Armas, con los que la Corporación del Alzheimer se acercó a la comunidad de la Región Metropolitana para dar a conocer las alternativas que ofrece esta institución para apoyar a pacientes de esta patología y sus familias.
Las estudiantes de Enfermería dieron valiosa información respecto de la enfermedad de Alzheimer a los transeúntes de la Plaza de Armas |
Nubia Alvarado, directora ejecutiva de la organización, valoró esta actividad docente, en el marco de un vínculo que, espera, se estreche con la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, “para, a futuro, nuestras instalaciones sean un posible lugar de práctica para los estudiantes, facilitando que se involucren con el tema, por ejemplo a través de los ciclos de charlas que ofrecemos con distintos profesionales de las áreas de salud y social”.
La profesora Olate destacó, además, que esta iniciativa permite a los estudiantes hacer una intervención educativa en la comunidad, para lo cual deben prepararse concienzudamente, “puesto que, por lo general, las preguntas que les hace el público son mucho más complejas de lo que podrían imaginar”.
Esto fue corroborado por las alumnas Javiera Alvarado y Tamara Abarca, quienes explicaron que hay un gran desconocimiento respecto de la enfermedad; “la gente cree que tener algunos olvidos es porque les va a dar Alzheimer, o la confunden con el Parkinson; si no, nos preguntan si es que tomar ciertos medicamentos puede acelerar su aparición”.
Por ello es que Nubia Alvarado resalta que el conocimiento es fundamental para las familias y cuidadores de pacientes con Alzheimer: “esta es una enfermedad irreversible, que no tiene cura, progresiva en su gravedad, que cambia por completo a las personas, por lo que es fundamental entender que esa mamá, papá o abuelito nunca volverá a ser nunca quien solía, que todo lo que hace o dice es por su condición, y que requiere de cuidados y de una comprensión especial. Y, ojalá, no enviarlo a un hogar de ancianos si no es estrictamente indispensable, de manera de poder darle esa atención personalizada y evitar cambiarlos de ambiente”.
Cecilia Valenzuela
|
