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Nº 187 - 26 de julio de 2011

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PULSACIÓN SEMANAL

 

El Pulso
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Quiénes somos

No sólo hay que preocuparse del Alzheimer
El envejecimiento frontal
del cerebro, un deterioro por evitar

  • Todos conocemos a al menos un adulto mayor de quien decimos que “está impecable, lúcido, ya me quisiera yo su cabeza”. Pues bien, según el doctor Archibaldo Donoso, especialista en enfermedades cerebrales neurodegenerativas, no todo lo que brilla es oro.

¿Por qué? Según la hipótesis frontal del envejecimiento, el cerebro del anciano que no presenta síntomas de una enfermedad neurodegenerativa como el Alzheimer, de todas maneras podría mostrar cambios en su funcionamiento. Así lo explicó el profesor titular de la Universidad de Chile, durante su participación en el seminario “Gerogogía; una perspectiva ética para aprender a envejecer como tarea social”, encuentro organizado por la Facultad de Derecho y el Centro Interdisciplinario de Estudios en Bioética de la Casa de Bello que se efectuó entre el 21 y 22 de julio de 2011.


Doctores Nibaldo Inestrosa, Salvador Sarrá, Archibaldo Donoso y Fernando Lolas, participantes del seminario “Gerogogía; una perspectiva ética para aprender a envejecer como tarea social”.

De todas maneras, es gente que tiene suerte, añade el especialista, porque esos defectos pueden ser menores que los que causa la enfermedad de Alzheimer, que se presenta hasta en una de cada tres personas de más de 90 años.

Fomentar desarrollo intelectual

Según esta hipótesis frontal del envejecimiento, la cual sostienen diversas investigaciones internacionales, las personas mayores que en apariencia se ven sanas, de muchas veces tienen diversos grados de compromiso en la zona frontal del cerebro, tanto en la corteza cerebral como en la sustancia blanca. 

Por esto, explica el doctor Donoso, se producen fallas en el proceso de atención, en la memoria de trabajo, se enlentece el procesamiento de datos y la atención dividida; esto significa que pueden enfocarse en sólo una cosa a la vez. Esto puede afectar la toma de decisiones; “pero, por otra parte, el contar con una larga experiencia de vida enriquece y facilita el optar por las soluciones más adecuadas”, señala.

Otro factor a considerar es el estrés: hay estudios que muestran que éste compromete las dendritas de neuronas frontales, las cuales posteriormente se recuperan en los individuos jóvenes, pero este proceso de reparación es mucho menor en organismos envejecidos.  

Un factor protector es mantener la actividad física y mental, que favorece la neurogénesis y la sinaptogénesis; esto es la aparición de nuevas neuronas y sinapsis. “Por eso no hay que descuidar a los adultos mayores que aparenten estar en buenas condiciones cognitivas y anímicas. Hay que fomentar en ellos la incorporación y mantención de hábitos saludables, tales como la alimentación mediterránea, el ejercicio y el desarrollo intelectual de cualquier tipo, ya sea preparando una nueva receta de cocina o haciendo labores de jardín”, finalizó.

Cecilia Valenzuela