Doctora Vivian Luchsinger. |
“Las características de cada brote anual están relacionados con el tipo de virus sincicial respiratorio, VRS, que está circulando. Cuando es de inicio más precoz, más brusco y, por lo tanto, de mayor cantidad de casos en poco tiempo, generalmente hay predominio de VRS del subgrupo B”, informa la doctora Vivian Luchsinger, académica del Programa de Virología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Según añade, el subgrupo A predomina en las epidemias más tardías, pero más extendida en el tiempo, tal como ha sido en algunos inviernos anteriores; el B tendrá una duración más acotada, por lo que espera que culmine entre mediados y fines de julio como máximo. “Pero ambos pueden producir enfermedades graves en ciertos niños y leves en otros; eso tiene que ver con la susceptibilidad de los niños, y si se infectaron previamente con VRS”.
Por ello, señala que no hay estudios que relacionen el material particulado que compone la contaminación atmosférica con la gravedad de los cuadros clínicos por este virus, así como tampoco tienen relevancia las bajas temperaturas: “Cuando el virus llega, le da lo mismo que haya más o menor contaminación, o mucho frío”, sentencia.
Gravedad de infección sí se vincula al humo de cigarrillo
Al ser una patología de origen viral, la doctora Luchsinger recuerda que no hay antivirales específicos para VRS, así que lo mejor que se puede hacer es tomar las medidas preventivas de rigor, especialmente en la población de mayor riesgo, como son los niños menores de dos años y los adultos mayores.
- Evitar las aglomeraciones, ya sea en cines, centros comerciales y otros recintos, porque se ven expuestos a personas infectadas.
- Evitar contacto con personas que están ya enfermas.
- Lavarse frecuentemente las manos
- En el caso de los niños de menos de dos años, si es posible evitar que asista a la sala cuna durante la epidemia del virus.

Virus sincicial respiratorio, VRS |
Por último, la especialista recomienda consultar siempre en los casos que puedan afectar a la población de riesgo y ante síntomas como dificultad respiratoria aguda –respira más rápido y se hunden las costillas al hacerlo- y fiebre sobre 38,5 grados; “pero hay que mantener la calma, porque los enfermos de gravedad, como para hospitalización, no superan el 1%”. En casa, mantener al paciente abrigado pero no en demasía; suministrarle bastante líquido, como agua, jugos o infusiones y no fumar en su presencia, “porque investigaciones científicas sí vinculan la contaminación intradomiciliaria por humo de cigarrillo con la gravedad del cuadro infeccioso por VRS”, finaliza.
Cecilia Valenzuela