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Nº 180 - 6 de junio de 2011

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Así lo afirma microbiólogo de la Facultad de Medicina de la U. de Chile
Brote de SHU en Alemania se debió a variante
poco reportada de Escherichia coli

  • El doctor Roberto Vidal señala que las víctimas fatales y enfermos que se reportaron en la nación germana, se deben a una infección por E.coli productor de Shigatoxina, principal agente bacteriano responsable de producir el Síndrome Hemolítico Urémico.

Doctor Roberto Vidal

Según explica el doctor Vidal, académico del Programa de Microbiología y Micología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina e investigador en esta bacteria, “los seres humanos convivimos en simbiosis con las que llamamos Escherichia coli comensales, que son las que integran nuestra microbiota normal. Pero existen otro tipo de cepas que son patógenas y provocan diversos tipos de enfermedades, tales como infecciones urinarias, meningitis en los recién nacidos y cuadros diarreicos. Dentro de estas últimas hay distintas categorías: una de ellas es la E.coli productora de Shigatoxina o STEC, por su sigla en inglés, que además de producir diarrea aguda y diarrea con sangre, en algunos pacientes puede evolucionar a un Síndrome Hemolítico Urémico o SHU”.

Actualmente, STEC constituye un importante problema de salud pública en países desarrollados, donde se ha asociado a brotes de infección por consumo de alimentos contaminados y a SHU; este último, en aproximadamente un 10% de las infecciones producidas por esta bacteria. Esta enfermedad es la complicación más grave asociada a este grupo de E.coli patógenas, cuadro que se caracteriza por una anemia hemolítica microangiopática, trombocitopenia y compromiso renal agudo de magnitud variable, que en los casos más graves puede ser mortal. Lo anterior, como consecuencia del daño generado por la  presencia de potentes citotoxinas –como son las shigatoxinas-, capaces de unir receptores ubicados en la superficie de células endoteliales del glomérulo renal, eritrocitos y células del sistema nervioso.

Serotipo distinto al chileno

Para el doctor Vidal lo más llamativo del brote reportado en Alemania es que no corresponde al serotipo O157:H7, el cual tanto en Chile como internacionalmente se ha asociado a un mayor riesgo de que la infección evolucione a SHU, en especial si se compara con las infecciones producidas por otros serogrupos de STEC.

“En el caso de Alemania, el brote fue por una STEC serogrupo O104, caracterizada, al igual que O157, por la capacidad de producir la variante Stx2 de las Shigatoxinas”. A ello, añade que el último reporte del 3 de junio de 2011 señala que esta variante sería un híbrido entre Escherichia coli productor de shigatoxinas y una E.coli enteroagregativa (STEC/EAEC). Esta última corresponde a otra de las variantes de E.coli diarreagénicas, pero cuyo reservorio es el humano, transformándose en un claro ejemplo de las posibilidades de intercambio de material genético entre las distintas categorías de E.coli patógenas y el riego que esto conlleva para la salud de la población mundial. Para el académico, lo anterior constituye un claro llamado de atención a seguir realizando esfuerzos por mantener la vigilancia epidemiológica de STEC, sin asociar los estudios a ningún serogrupo específico (como ocurre normalmente con O157)

Gran potencia infecciosa

Según añade el doctor Vidal, en Chile, además del O157, también se han reportado otros serogrupos tales como el O26, O103, O111 y otros menos frecuentes, “que de acuerdo a estudios realizados por nuestro laboratorio son responsables del 65% de las infecciones por STEC en el país”.

Los aspectos que caracterizan a todas las cepas de STEC, es que “la dosis requerida para causar infección es muy baja, de entre 10 y 100 bacterias, lo que facilita su transmisión persona a persona o bien a través de la manipulación de alimentos contaminados”, sentencia.

En nuestro territorio esta bacteria es endémica, por lo que siempre se presentan  casos de esta enfermedad, aunque la tasa no supera los 3,2 por cada 100.000 habitantes, a diferencia de lo que ocurre en países vecinos, como en la provincia de Buenos Aires, donde se ha descrito una tasa mayor a 23 por cada 100.000 habitantes, agrega el experto. “La población de riesgo la componen, principalmente, niños menores de cinco años y adultos mayores, sin descartar a los adultos, quienes también se pueden ver afectados tal como se reportó en Alemania. De los pacientes infectados por STEC que evolucionan a una diarrea sanguinolenta, entre un 10% y un 15% terminará con un cuadro de SHU, esto en un período de 6 a 7 días después de haber iniciado los síntomas diarreicos”.

Al ser una bacteria, ¿existe tratamiento antibiótico?

Existe controversia en la literatura internacional respecto del uso de antibióticos para eliminar la bacteria, pues se ha visto que algunos de ellos pueden incluso inducir un aumento en la expresión de los genes que codifican para las shigatoxinas y, con ello, incrementar el riesgo de SHU. En Chile no se recomienda el uso de estos medicamentos en el caso de infecciones por STEC. Por eso, lo más razonable y con mejor evaluación costo-beneficio, sigue siendo la prevención y el diagnóstico precoz. Esto permitirá tomar las medidas adecuadas para proteger la función renal.

Reservorio y medidas preventivas

La Escherichia coli productora de Shiga Toxina –y para cualquiera de los serogrupos que pudiesen ocasionar el Síndrome Hemolítico Urémico-, tiene un reservorio animal. Por ello, STEC coloniza el intestino y forma parte de la microbiota en un porcentaje variable de los animales que la portan. “En Chile, hemos descrito frecuencias de aislamiento de STEC, desde el contenido intestinal de cerdos y bovinos faenados, en un 7% y 17 % respectivamente. Así, si los protocolos o procesos de faenamiento para estos animales no son los adecuados, la carne se puede contaminar cuando, por error, su contenido intestinal tiene contacto con la materia muscular”.

¿Cómo llega esta bacteria a las verduras y hortalizas?

Los vegetales se pueden contaminar cuando son regados con agua que ha estado en contacto con deposiciones frescas de animales colonizados por STEC. También es común que se presente contaminación cruzada entre carnes y verduras, hortalizas o frutas por una manipulación incorrecta de los utensilios de cocina o una mala disposición y mezcla de los alimentos en los sitios para su mantención, como es el refrigerador.

Por ello, el académico finaliza señalando que es de extrema importancia tomar las medidas de rigor para evitar un contagio:

  • Comer la carne siempre cocida al estar lista para consumir. Con los datos del brote producido en Alemania, esta medida es válida para todas las personas, no solo la población de riesgo.
  • Lavar siempre las verduras, hortalizas y frutas antes de ser manipuladas, incluso aquellas que deben ser peladas como los tomates o pepinos. De lo contrario, las bacterias que están en su superficie pueden contaminar el interior del producto.
  • No usar el mismo cuchillo para cortar carne cruda y para rebanar verduras, salvo  si este ha sido lavado con detergente y en la forma correcta.
  • Mantener la higiene personal, en particular las manos, es la medida de menor costo y más efectiva en aquellas  personas que cursan con una enfermedad diarreica para evitar el contagio de otros individuos o alimentos.

Cecilia Valenzuela