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Nº 145 - 28 de julio de 2010

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Señala el psiquiatra de la U. de Chile, doctor Arturo Roizblatt:
“Hay que prevenir el deterioro del matrimonio en Chile”

  • El especialista explica que en otros países se han impulsado una serie de iniciativas mediante las cuales se capacita a las personas, desde el colegio, para que aprendan a desarrollar relaciones de pareja estables, duraderas y funcionales.

Dr. Arturo Roizblatt, académico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Oriente de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.

El académico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Oriente de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, doctor Arturo Roizblatt, advierte que en el país aún no se han desarrollado esfuerzos serios para prevenir la fragilidad y deterioro del matrimonio.

El médico señala que en otras latitudes se han ido adoptando medidas preventivas para fomentar relaciones estables en las parejas. Ello mediante la realización de cursos y talleres que comienzan a impartirse, incluso, en el colegio, y que también se llevan a cabo en las universidades, lugares de trabajo y otras instancias comunitarias o asistenciales. En tanto, cuando los vínculos se rompen en forma definitiva se ofrece a los matrimonios una asesoría brindada por especialistas que les ayuda a enfrentar el divorcio de una manera conciliadora.

El psiquiatra señala que si bien el matrimonio se viene deteriorando desde el siglo pasado, la falta de compromiso y fidelidad que actualmente manifiestan las personas hacia las instituciones, en cualquiera de sus formas, se ha incrementado de manera significativa. “Antes el matrimonio obedecía al cumplimiento de un rol social en el cual la comunidad exigía que la familia tuviera características específicas y se mantuviera unida en torno a la institución. Hoy las demandas son distintas, en este plano ya no se busca satisfacer el orden de la sociedad, sino ser exitoso como madre o padre, como proveedor(a), como amante, dueño(a) de casa o demostrando expresividad y una comunicación fluida hacia la pareja y los hijos”, apunta.

Y como las expectativas respecto al matrimonio son tan elevadas, cuando los conflictos se hacen explícitos la falta de presión social por conservar esta institución y la escasez de herramientas con que cuentan los individuos para desarrollar una relación de pareja funcional, hace que sea más descartable, hecho que facilita el divorcio.

“Las personas creen que una ruptura matrimonial no será una experiencia muy problemática, sin embargo cuando viven la separación en carne propia se dan cuenta que es más difícil de lo imaginado. Es ahí cuando muchos desearían haber luchado con más fuerza por conservar el vínculo”, resalta el doctor Roizblatt.

El académico añade que uno de los objetivos de la ley de divorcio era disminuir la confrontación de las parejas y estimular la coparentalidad utilizando la mediación y conciliación. Sin embargo, según señala, esto no ha ocurrido: “Tal como la sociedad chilena aún no encontró la forma de capacitar a las personas para que tengan mejores matrimonios, tampoco les ha ofrecido la educación necesaria para que puedan divorciarse en paz y armonía”.

Además, y aunque parezca paradojal, el doctort Roizblatt explica que para que haya buenos matrimonios es importante que existan divorcios bien avenidos. “Los hijos que presencian divorcios violentos tienen más posibilidades de repetir el patrón. Por eso sería muy importante que antes de que la pareja se separe en forma definitiva exista una instancia, por ejemplo un taller, que los ayude a vivir el proceso de una manera armoniosa, ello en el marco de las dificultades propias que involucra la ruptura”, puntualiza.

Aprendiendo a manejar las crisis

En algunos países desarrollados se imparten actividades formativas que son ofrecidas por terapeutas familiares, consejeros u orientadores mediante las cuales se insta a los escolares, universitarios y a todas las personas que lo requieran, a reflexionar sobre sus familias y las características que poseen, a aprender a manejar las crisis, a potenciar sus capacidades para discutir y ponerse de acuerdo, a promover su interés por conocer a la futura pareja incluso mediante la aplicación de cuestionarios que pueden pronosticar con algún grado de certeza el éxito de una vida en común y que sinceran las expectativas de cada cual, que no siempre son coincidentes.

“La mayoría de estos países viene de vuelta y por eso emplean mecanismos preventivos para fomentar relaciones de pareja estables, duraderas y, muy importante, funcionales.  Por eso, destaca, lo importante es que Chile dé un paso al frente y tal como está trabajando para disminuir la violencia intrafamiliar o el maltrato de los niños en los colegios, fomente las buenas relaciones de pareja y un ambiente no confrontacional una vez que ocurren los divorcios. No hay que olvidar, plantea, que un quiebre afecta no sólo al matrimonio o sus hijos, sino a toda la comunidad. “Son muchos los lesionados, es como un terremoto con réplicas muy extendidas”, acota.

Cecilia Coddou