La enseñanza de la asignatura Psicopatología del Adulto, que la Escuela de Terapia Ocupacional de la Facultad de Medicina de la U. de Chile imparte en segundo año, ha sido todo un desafío. Por una parte, otras carreras de la salud suelen abordar estas temáticas cuando los jóvenes están en los niveles más avanzados de su formación y, además, en los últimos años se ha hecho cada vez más difícil acceder directamente a los pacientes con patologías psiquiátricas.
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Las terapeutas ocupacionales María Angélica Montenegro y Laura Rueda |
“Nosotros, conscientes de la alta prevalencia que tienen estas patologías, hemos establecido una malla curricular que aborda las enfermedades mentales en un continuo. Es así como en el primer año enseñamos psicología general y evolutiva, en el segundo psicopatologías del adulto, en el tercero psicopatología del niño y adolescente y en el cuarto año trabajamos en los modelos de intervención de los terapeutas ocupacionales en salud mental”, explica la académica de la Escuela de Terapia Ocupacional de la U. de Chile, María Angélica Montenegro.
Si bien los terapeutas ocupacionales no hacen los diagnósticos de los cuadros psiquiátricos, sí participan activamente en el tratamiento de pacientes que presentan esquizofrenia o que sufren trastornos del ánimo, de ansiedad, de personalidad, de conductas alimentarias o bien que abusan de sustancias. “Nuestra función es intervenir en todas las áreas ocupacionales de estas personas promoviendo su adaptación a nivel social, familiar y laboral”, destaca la académica de la Escuela de Terapia Ocupacional, Laura Rueda.
Conocer y reconocer estas psicopatologías no es tarea fácil, por eso las clases teóricas tradicionalmente se han complementado con actividades prácticas que incluyen entrevistas a los pacientes. “En el último tiempo tener acceso a ellos no ha sido sencillo porque algunas personas no se sienten motivadas por participar en la formación de los futuros profesionales, sobre todo cuando se trata de develar aquellos aspectos que los hacen sentir más vulnerables”, comenta María Angélica Montenegro.
De ahí que las académicas vengan incorporado en sus clases algunas obras cinematográficas que ejemplifican los conceptos psicopatológicos y los procedimientos terapéuticos. “En los pasos prácticos nos ayudan mucho, de hecho hace cuatro años que estamos trabajando con películas y este año decidimos hacer una investigación cuyos resultados serán presentados en las XI Jornadas de Educación en Ciencias de la Salud”, adelanta Laura Rueda.
Cine y docencia
Las docentes proyectan a los jóvenes alrededor de cinco películas al año, por ejemplo, para abordar el trastorno obsesivo compulsivo utilizan “Mejor Imposible”, para demostrar las características del trastorno de personalidad histriónica les muestran “Conociendo a Julia”, las dificultades comunicacionales son comentadas con la ayuda de “Lo Que Queda del Día”, la esquizofrenia se retrata en “Mente Brillante” y la teoría del apego, el delirio de Socías, la terapia electro convulsiva y el trastorno antisocial de personalidad se detallan gracias a la película “El Sustituto”.
Justamente, a partir de esta última fue que las docentes desarrollaron un estudio realizado en 46 alumnos el cual reveló que utilizar el séptimo arte como herramienta de aprendizaje puede ser de gran utilidad en la obtención de los objetivos que son propios de la asignatura. “La reflexión y la incorporación de los conceptos al analizar películas es equivalente al estudio de casos clínicos en los pasos prácticos. Esto significa que gracias a esta innovación curricular los jóvenes conocen e identifican con mayor propiedad los cuadros de mayor prevalencia en el concierto psicopatológico nacional”, explica María Angélica Montenegro.
La profesora Rueda añade esta metodología fortalece el aprendizaje teórico, “en términos de logros, el estudio comparativo nos indica que no hay grandes diferencias con respecto a los estudiantes que sólo observaron pacientes. Por lo tanto, nosotros recomendamos esta herramienta de innovación curricular, ya que es muy útil en esta etapa de la formación, particularmente, cuando el trabajo es individual y en base a pautas específicas que han sido definidas con anterioridad por los docentes”, dice.
Cecilia Coddou |