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Nº 145 - 28 de julio de 2010

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Así lo dio a conocer el Dr. Yedy Israel
Alcohol es responsable de 1 de cada 30 muertes en Chile

  • El académico ofreció la conferencia “Alcohol y Alcoholismo: Visión de Conjunto” que estuvo orientada al personal de colaboración de la Facultad de Medicina.

“El abuso del alcohol y el alcoholismo son responsables de una de cada 30 muertes en Chile”, así lo dio a conocer el Dr. Yedy Israel el 22 de julio en el marco del segundo ciclo de charlas dirigidas al personal de colaboración de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, actividad que es organizada por la Subdirección de Extensión del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM).


Dr. Yedy Israel

El académico del Departamento de Química Farmacológica y Toxicológica de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Casa de Bello y del Programa de Farmacología Molecular y Clínica del ICBM, señaló que el alcohol está presente en el 49% de los homicidios, en el 39% de los suicidios y en el 50% de los accidentes de tránsito. Añadió que en Chile el 20% de los adultos presenta algún desorden relacionado con el uso excesivo de alcohol, mientras que el 5% tiene dependencia.

“La dependencia al alcohol es la adicción de mayor frecuencia y consecuencias en el país”, apuntó.

El académico planteó que los seres humanos toman alcohol porque éste estimula el sistema nervioso dopaminérgico, tal como lo hace el sexo, la comida o las drogas. Además, reduce el estrés por activación del sistema Gaba, actuando como un sedante o ansiolítico. Sin embargo, también tiene efectos adversos cuando el consumo es elevado: produce gastritis, náuseas y vómito; provoca daño hepático y, ya que su ingesta aporta muchas calorías pero sin mediar nutrición, puede generar sobrepeso y desnutrición. Asimismo, es un depresor del centro motor y de la cognición.

Añadió que hay ciertos factores que influencian la predisposición al alcoholismo, el 60% de ellos son genéticos y el 40% ambientales. De hecho, los gemelos tienen una concordancia de dependencia que alcanza al 50%.

Para hacer estudios sobre el alcoholismo hay cuatro países en el mundo que cuentan con ratas que se utilizan como modelos experimentales para esta patología: Finlandia, Estados Unidos, Italia y Chile. “En la Universidad de Chile están las ratas bebedoras y las abstemias, seleccionadas de acuerdo a su consumo voluntario de alcohol. La reproducción de estos roedores, iniciada por el Dr. Jorge Mardones en 1950, se ha mantenido en la Facultad de Medicina por más de media década y ha sido fundamental en los estudios que estamos desarrollando”, plantea el doctor Israel.

Los animales que beben están determinados genéticamente porque poseen poca dopamina cerebral, por lo cual toman alcohol en grandes cantidades llegando a ingerir, comparativamente, más de una botella de whiskey al día.

“En seres humanos el consumo crónico de alcohol provoca daño en varios órganos además del hígado, ya que afecta el cerebro, el corazón, el sistema inmunológico y el cerebro fetal”, dice el académico.

Los estudios indican que la masa cerebral de los alcohólicos se ve reducida mientras el líquido cefalorraquídeo aumenta, alterándose de paso la función cognitiva. Esto implica que los enfermos tienen mayor dificultad para resolver problemas, baja su memoria de corto plazo, se reduce su capacidad visoespacial y su estabilidad postural y equilibrio.

En el caso de los niños cuyas madres bebieron durante el embarazo, pueden nacer con síndrome alcohólico fetal que modifica el tamaño de sus cerebros, altera sus rasgos faciales, provoca retardo en el crecimiento pre y posnatal, y determina una disfunción del sistema nervioso central.

Experiencia replicable

De hecho, el académico realizó un estudio en Cambridge en que los médicos identificaron a 15.000 pacientes bebedores realizando preguntas sobre traumatismos, afecciones muy frecuentes en estos individuos, y posteriormente les aplicaron un cuestionario denominado CAGE. Las personas que participaron en esta investigación fueron enviadas a un centro de estilo de vida donde se sometieron a intervenciones motivacionales y cognitivo conductuales durante tres horas anuales. Bastó con esto para reducir el consumo a 12 tragos semanales, que es una medida considerada aceptable.

“El tratamiento ayudó al paciente a reconocer situaciones que lo llevaban a beber en exceso y a ensayar estrategias para lidiar con ellas o bien evitarlas. Nunca se les trató como alcohólicos sino más bien se les demostró que tenían un estilo de vida que favorecía el consumo de estas bebidas”, comenta el doctor Israel.

Los resultados fueron tan prometedores que en el marco del AUGE se solicitó al doctor Israel que desarrolle un manual que incluye el test AUDIT para llevar a cabo una experiencia similar en Chile.

Cecilia Coddou