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Nº 112 - 14 de octubre de 2009

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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

PrÁctica de uso de luz solar
SÓlo para mentes especialmente dispuestas

  • Controversial, por decir lo menos, es la técnica “Sun Gazing”, la cual fue descrita por su más conocido cultor en el mundo, el indio Hira Ratan Manek, en un encuentro realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile el 9 de octubre de 2009.

Ante pocos, pero atentos seguidores, Manek partió explicando que esta es una técnica de sanación que nació en la cultura Inca que veneraba al sol y luego en otras, tanto en el mismo continente como entre los aborígenes norteamericanos, los primeros habitantes de algunos países europeos –Holanda, Francia, las zonas alrededor del Mar Caspio- y Egipto e India.


Hira Ratan Manek explicó que "Sun Gazing" es una práctica simple, que puede complementar otras técnicas de salud; es gratis; no requiere de gurús ni maestros y todas las personas pueden acceder a ella.

 “Sun Gazing” parte de la base que, si se curan los síntomas de una patología, pero no su fuente, no se corrigen los problemas. El objetivo principal de esta técnica es hacer del cerebro y del cuerpo un gran receptor de los fotones positivos de la luz del sol, de manera de aprovechar sus beneficios. Para ello, hay que utilizar la luz de la primera hora del día desde el amanecer o la última antes del atardecer: “En estas horas la luz solar no contiene radiación ultravioleta, así que la exposición directa no daña los ojos”, informa; luego de ver el sol, hay que cerrar los ojos hasta que desaparezca la imagen residual en la vista.

Los beneficios se harían patentes a partir de los 60 días de iniciada esta terapia, cuando ya se alcanzan los 10 minutos diarios: mejora la salud de los ojos, pues “está científicamente demostrado que la luz solar actúa como un láser natural”. A los 90 días o 15 minutos de exposición, señala que se alcanza la completa paz mental, “que es el principal desafío del mundo: no el hambre o la obesidad”, pues el sol actúa como un potenciador del poder mental y, asimismo, purifica sentimientos como la ira, la avaricia o celos, para alcanzar la divinidad interior y la fuerza que permitirá al cuerpo derribar las enfermedades.

Cecilia Valenzuela