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Nº 103 - 11 de agosto de 2009
Otra complicación de las cesáreas: placentación anormal
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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

Provoca hemorragias severas que pueden ser mortales
Otra complicaciÓn de las cesÁreas: placentaciÓn anormal

  • El académico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, doctor José Lattus, advierte que las cicatrices en el útero pueden comprometer la correcta implantación de la placenta y complicar órganos cercanos, como la vejiga.

Doctor José Lattus

Un problema grave asociado a las cesáreas y a cualquier intervención del útero, como la extirpación de miomas, es el acretismo o placentación anormal, patología caracterizada porque las vellosidades coriales, entendidas como las elongaciones de la placenta (parecidas a las raíces de una planta que buscan sustento alimenticio y oxígeno para el feto) invaden zonas inadecuadas alcanzando, incluso, órganos externos, como la vejiga.

Cuando ello ocurre se sugiere una histerectomía total obstétrica de emergencia, es decir, la extirpación del útero con la placenta in situ, sin intentar su remoción. Así lo explica el doctor José Lattus, académico del Departamento de Ginecología y Obstetricia Oriente de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, quien señala que en el Hospital Dr. Luis Tisné se enfrentan anualmente a siete u ocho de estos casos. Esto significa que el problema se presentaría en uno de cada mil partos, número que ha ido en aumento debido al incremento de la operación cesárea.

“Estas vellosidades coriales penetran a través de la cicatriz uterina e invaden su pared, asemejando el aspecto de una “medusa”, lo que se traduce en una placentación anormal que, en los casos más complejos, puede comprometer toda la zona pélvica”, comenta el especialista.

Añade que los factores de riesgo para esta patología, además de los antecedentes de cirugía uterina, son: placenta previa oclusiva y anterior, lo que implica que el órgano está ubicado en el segmento inferior del útero, lo que puede obligar a mayores cuidados durante el embarazo y, en segundo lugar, madres mayores de 35 años.

El doctor Lattus explica que el acretismo se detecta por sangrado durante la segunda mitad del embarazo, en el acto quirúrgico mismo o, idealmente, mediante ecografía previa. “Por lo general, la derivación desde la atención primaria debe ser precoz, sobre todo de aquellas madres que tienen antecedentes de cesárea o sospechas de alguna complicación, sin embargo nuestro servicio ha determinado que a las 34 semanas estas embarazadas deben acudir a su primer control en el hospital, oportunidad en que se puede descubrir dicha patología”.

Si se detecta acretismo placentario lo más indicado es administrar corticoides a la madre para que el feto madure sus pulmones hasta las 34 semanas, mientras se espera como máximo, hasta las 36 ó 37 semanas de gestación, antes de su resolución mediante cesárea. De lo contrario, ambos corren un elevado riesgo.

Reduciendo las cesáreas

Lo que se sugiere es, una vez extraído el feto por una incisión alejada de la inserción placentaria, extirpar el útero sin manipular la placenta para evitar la hemorragia masiva e hipotensión. “Cuando se trata de una cesárea programada los padres saben que será necesaria la histerectomía, por lo tanto, ya contamos con su consentimiento informado, pero si nos encontramos con el problema en el pabellón, le advertimos al familiar de la embarazada sobre la necesidad de retirar el útero, para así impedir que la cirugía se complique o, incluso, que la mujer fallezca”, resalta el Dr. Lattus.

De ahí que el especialista insista en la necesidad de reducir las cesáreas en Chile. “La Organización Mundial de la Salud recomienda que, como máximo, el 15% de los partos sea por cesárea, sin embargo, en el área pública chilena esta cirugía bordea el 30%, mientras que en el sector privado puede llegar al 70%. Esto nos obliga a reflexionar seriamente sobre este tema porque la mujer se está exponiendo a sufrir complicaciones innecesarias que también pueden afectar al hijo”, dice.

El Dr. Lattus agrega que el enfoque debe estar dirigido a la orientación de la primigesta, especialmente en la atención primaria, para que opte sin temor por los partos vaginales. “El programa Chile Crece Contigo del Ministerio de Salud nos ha ayudado a reducir las cesáreas en nuestro hospital de 34% promedio en los últimos años a 27.7%, ello gracias al trabajo personalizado de las matronas y de otros profesionales de la salud que informan y educan a la madre”, dice.

Cecilia Coddou