El neurólogo del Hospital Clínico de la U. de Chile y académico de la Facultad de Medicina, doctor Archibaldo Donoso, señala que es fundamental preocuparse de las personas que cuidan a los pacientes con Alzheimer, ya que se sienten muy exigidas y agobiadas.
Doctor Archibaldo Donoso |
“Generalmente son mujeres, la gran mayoría de las veces un familiar, por ejemplo, una hija soltera que deja de trabajar para cuidar al paciente, sacrificando de paso su vida social. En otras ocasiones la hija casada debe desdoblarse para atender a su madre o padre, con la ayuda de un cuidador o servicio doméstico responsable, eso afecta su vida y a su propia familia”, plantea el especialista. El médico plantea que cuando la persona diagnosticada tiene varios hijos se les recomienda dividir las obligaciones porque preocuparse de los gastos de la casa, cobrar su pensión, otorgarle la alimentación adecuada, promover que el enfermo esté lo más activo posible, pagar sus cuentas, llevarlo al especialista, darle los medicamentos y supervisar a los auxiliares que lo cuidan, en caso de que los hubiera, es muy complejo y demandante.
“Todo dependerá de la dinámica previa de la familia pero en muchas ocasiones hay hijos que miran desde lejos sus responsabilidades, aduciendo falta de tiempo o una mala relación con sus progenitores. Es importante considerar este factor porque si los padres han sido afectuosos y comprensivos, si estuvieron dispuestos a acompañarlos y cuidarlos durante su desarrollo, lo más probable es que sus hijos los apoyen y acompañen en la patología pero, si fueron fríos, castigadores o irresponsables, no pueden esperar una ayuda más allá del mínimo necesario”, apunta el doctor Donoso.
En todo caso afirma que, aunque el cuidador sienta un profundo afecto y preocupación por el paciente, las horas de vigilancia, la falta de actividades placenteras, el aislamiento social y a veces el esfuerzo físico, pueden provocarle depresión, además de fallas inmunológicas. “Por eso deben tener vacaciones, de hecho al menos una vez por semana el paciente tendría que quedar a cargo de otras personas”, explica.
Y esto no sólo se aplica al familiar, las cuidadoras profesionales también tienen problemas porque sus jornadas laborales suelen ser muy largas y las exigencias de los familiares a veces resultan, incluso, contradictorias. “En ocasiones la mala relación entre la cuidadora y el entorno del paciente se debe a trastornos conductuales del enfermo o al estado emocional de la familia. El médico tratante debería ser capaz de diagnosticar e intentar corregir estas situaciones”, añade.
En resumen, el doctor Donoso plantea que hay que velar por la persona que cuida al sujeto con Alzheimer proporcionándole información, escuchándolo y resolviendo sus dudas. “Para esto pueden ser muy útiles los talleres grupales y las reuniones familiares en que se conversa de los problemas derivados de la enfermedad. De hecho, la Corporación Alzheimer Chile tiene textos y realiza cursos de extensión”, comenta el doctor Donoso, quien recuerda que el 21 de septiembre se celebra el día internacional de la patología.
Cecilia Coddou
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