Para mediados de año el grupo de científicos del Programa de Fisiopatología del Instituto de Ciencias Biomédicas encabezado por las doctoras Claudia Torres-Farfán y María Serón-Ferré esperan que “Endocrinology” publique un comentario editorial –en la sección “News and Views”- respecto de su investigación “Cryptochrome 2, expresión level is critical for ACTH stimulation of cortisol production in the capuchin monkey adrenal”. Esto, por el aporte que significa en cuanto a dilucidar parte de los mecanismos por los cuales la desregulación del sistema circadiano, como el jet lag o los turnos laborales nocturnos, alteran la respuesta al estrés.
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Las doctoras Claudia Torres-Farfán y María Serón-Ferré. |
Y es que los avances de este equipo, integrado también por los alumnos de postgrado Lorena Abarzúa-Catalán, Francisco Javier Valenzuela y Natalia Méndez, y los colaboradores externos, doctores Hans Richter y Guillermo Valenzuela, demuestran que la desincronización del ciclo circadiano influiría en la respuesta molecular al estrés. El sistema circadiano se sustenta en un motor molecular formado por un grupo de genes denominados “genes reloj”, cuya expresión sincronizada se evidencia en variables que cambian a lo largo de 24 horas, como el ciclo sueño-vigilia, ritmos hormonales y otras. “La hipófisis produce adrenocorticotropina o ACTH, hormona que estimula a la glándula suprarrenal para que secrete un esteroide que es el cortisol, indispensable para la vida y que, además, prepara al organismo para la respuesta al estrés. “Utilizando una sonda antisentido bloqueamos uno de los llamados “gen reloj” –el criptocromo 2 o CRY2-, en la glándula suprarrenal de primates, y observamos que esta acción suprime la respuesta de la suprarrenal al ACTH y, por tanto, no produce cortisol, el cual regula múltiples funciones, como son el metabolismo de hidratos de carbono, proteínas y grasas y la homeostasis del agua y los electrolitos”. Este descubrimiento, añade, generó gran interés entre los especialistas pues “era primera vez que se relacionaba directamente un gen reloj con una función”.
Hasta el “jetlag”
Estas investigaciones están orientadas a “conocer a fondo cómo funciona la glándula suprarrenal –que hasta hace unos años pensábamos que lo sabíamos todo- y entender cómo pueden afectar la salud, en el mediano y largo plazo, los trabajos que implican sistemas de turnos nocturnos. De hecho, existe evidencia que relaciona la desregulación de los ciclos circadianos, como consecuencia de este tipo de labores , con un aumento en la incidencia de infartos al miocardio, diabetes, trastornos del sueño, patologías psiquiátricas y otras enfermedades que tienen que ver con el estrés. El entendimiento de la maquinaria molecular que gobierna el sistema circadiano, puede tener un gran impacto a nivel de salud pública, para así buscar formas de prevenir las consecuencias de su desajuste, como patrones de descanso, exposición a ciertas intensidades de luz, etc”, dice la bioquímica Claudia Torres-Farfán.
Incluso, estos avances permitirán conocer y tratar mejor males asociados, entre otras causas, a desórdenes de fotoperíodos, como las depresiones estacionales, los “nocturnal eating dissorders” o comedores nocturnos y el cada vez más frecuente jetlag.
“Este comentario editorial en “Endocrinology” nos refuerza como grupo a nivel internacional en materia de ciclo circadiano y glándula suprarrenal, dando a los científicos chilenos la oportunidad de liderar campos del conocimiento a nivel mundial, hecho ratificado por otros grupos en nuestro país”, concluye la doctora Torres-Farfan.
Cecilia Valenzuela
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