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Nº 77 - 22 de diciembre de 2008

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Solicitan crear Programa Nacional para las Demencias
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PULSACIÓN SEMANAL

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GraduaciÓn de la generaciÓn 2008
Los mÉdicos que Chile necesita

  • 194 nuevos doctores se despidieron de su primera etapa de formación profesional en un acto solemne cargado de emoción y alegría pero, sobre todo, vocación.

Sólo minutos antes de iniciarse la graduación 2008 de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, un compañero le llevaba a Felipe Marín –el “mechón” del “Quiebrespejos”- una caja llena de medicamentos. Porque muy poco después de lo que sería su última actuación en este rol, el novel doctor se aprestaría para partir a trabajos de verano.

Un asunto de perspectivas: la ceremonia más esperada de siete años de formación profesional no nubló la verdadera vocación ni el acento de dónde están las necesidades reales del país para estos 194 médicos que el 19 de diciembre de 2008 recibieron su título profesional en un acto solemne que se realizó en el Club de Campo del Colegio Médico, ante centenares de familiares y amigos.


Rector Víctor Pérez, doctor Alejandro Mercado, Decana Cecilia Sepúlveda y
doctora Christel Hanne.

Pero no por eso dejaron de emocionarse al estar juntos bajo una carpa que los reunió junto a la alegría de haber cumplido la meta; lejos, el mejor maquillaje para las ojeras producidas luego de todos los turnos que debieron cumplir en el internado. Así, sonrientes, escucharon a la directora de la Escuela de Medicina, doctora Christel Hanne felicitarlos y agradecerles por haber tenido el valor de continuar cuando las dificultades parecían insoslayables, para poder servir con generosidad. Los aconsejó, también: mantener los vínculos con sus compañeros, trabajar con entrega y cuidarse a sí mismos y a sus familias.

Mientras, algunos de los graduandos pintaban sus caras de blanco y se ponían sus ridículas pelucas para dejar en el recuerdo algunas escenas de la obra que legó Marco Antonio de la Parra a la Facultad de Medicina. Y luego del último estribillo de “todos los mechones son así... plash, plum, plif”, la ovación final; porque esta es una creación que identifica a cada uno de los alumnos, que se aplauden a sí mismos cuando se reconocen en el tímido recién ingresado que estudia lo que quiere su mamá.

Llegado el momento de las distinciones, fueron premiados como los mejores dos docentes por campus: los doctores Fernando Gabler y Patricia Acuña, de Centro; Mauricio Cereceda y Alberto Fica (ver nota aparte) , de Norte; Sergio Bozzo y José Torres, de Occidente; Joaquín Palma y Jorge Olivo, de Oriente, y Pablo Muñoz y Andrea Mena, de Sur.

También se destacó el rendimiento de una veintena de nuevos médicos que obtuvieron un promedio superior al 6.4; pero, entre ellos, los tres primeros premios fueron para Soledad Ugarte, tercer lugar; Michael Hirsch, segundo, y Alejandro Mercado, no sólo el primero entre sus pares en cuanto a desempeño académico, sino también el mejor compañero y amigo. Por eso, y encarnar así los valores que entrega la corporación, recibió la distinción “Espíritu Universidad de Chile”.

Asegurar calidad

En su despedida, la ya doctora Daniela Goñi –luego del juramento Hipocrático tomado por los doctores Cecilia Sepúveda, decana de la Facultad de Medicina, y Pablo Rodríguez, presidente del Colegio Médico- recordó tanto las diversas historias de vida que trajeron cada uno de los integrantes de su generación al momento de ingresar a la Escuela de Medicina, y cómo estas se entrelazaron en un destino común, así como los significativos cambios que vivió la institución desde entonces, como la remodelación de la Biblioteca Central y la inauguración del Aula Magna. Se refirió a todos aquellos detalles y momentos que construyeron la identidad de este grupo, mantenida pese a las dificultades, “en espacios gratos y necesarios que no hubieran sido lo mismo si hubiera faltado sólo uno de nosotros”.

Posteriormente, el doctor Rodríguez, quiso hacer de su primer contacto con estos nuevos colegas una instancia para invitarlos a ser parte de la asociación gremial, y con ese fin recordó las reivindicaciones alcanzadas, así como su activa participación en la gestión de políticas públicas en salud.

En su alocución, la doctora Cecilia Sepúlveda (Ver PDF) remarcó a los nuevos médicos y médicas que “la naturaleza asistencial del acto médico trasciende el contrato social subyacente y va más allá de un mero servicio profesional”, agregando que “sólo viviendo la medicina con ese horizonte, los médicos perpetuaremos las más antiguas y nobles tradiciones de nuestra profesión”


Médicos y médicas de la generación 2008 tomando el
juramento hipocrático.

Por otra parte la máxima autoridad del plantel, comentó los avances y tareas pendientes de la reforma de la salud, así como también al estado del arte de los estudios de medicina en nuestro país, aludiendo a la proliferación no planificada de instituciones que actualmente imparten la carrera y a la necesidad de que estas se sometan a procesos de acreditación: “Creemos que las escuelas que no acrediten no deberían continuar funcionando. Es necesario velar por la fe pública exigiendo el cumplimiento cabal de todos los estándares de calidad que esta sensible materia demande.” Recordó también a los nuevos los profesionales que pronto ellos también deberán someterse a certificaciones periódicas. Cerró su intervención invitándolos a vivir la profesión como una oportunidad de servicio a las personas y a la República y “a ser custodios de una llama que flamea hace 175 años, alimentada por el legado de generaciones y generaciones de médicos y médicas que han cumplido cabalmente con nuestra misión”

Finalmente, el rector de la Universidad de Chile, profesor Víctor Pérez, llamó a estos nuevos profesionales a ser la institución donde quiera que vayan o se desempeñen, representando así los valores de la educación nacional, laica y pluralista recibida. No hacía falta: ya había al menos uno listo para partir a entregar sus servicios a los más necesitados.

Cecilia Valenzuela