Portada
 
Nº 77 - 22 de diciembre de 2008

Hogares protegidos con amor
Leer más..

Solicitan crear Programa Nacional para las Demencias
Leer más..

Ministerio de Salud planea
crear Servicio Nacional de Sangre
Leer más..

PULSACIÓN SEMANAL
 
 

El Éxito de los dispositivos comunitarios del Instituto PsiquiÁtrico
Hogares protegidos con amor

  • El recinto asistencial cuenta con 31 hogares ubicados en la zona Norte de la Región Metropolitana donde habitan, principalmente, personas con esquizofrenia que han aprendido a ser más autovalentes y a desarrollar una vida en familia.

Hace cuatro años abandonaron el Departamento 11 de damas del Instituto Psiquiátrico Dr. José Horwitz Barak, donde algunas habían estado hospitalizadas por más de 30 años en calidad de pacientes de larga estadía. Tras un proceso que se llevó a cabo en forma paulatina se mudaron a una hermosa casa ubicada cerca de Avenida Perú, en la zona norte de la Región Metropolitana.

Allí comenzaron una nueva vida que las tiene más contentas y autónomas. Se trata de nueve mujeres, de entre 44 y 74 años, que padecen esquizofrenia, una enfermedad que afecta al 1% de la población y que, a pesar de los esfuerzos, sigue estigmatizando a quienes conviven con ella.

La terapeuta ocupacional del Instituto Psiquiátrico y ex alumna de la U. de Chile, Wally Schlechter, está a cargo de este dispositivo comunitario, que se suma a otros 30 hogares protegidos que tiene la entidad en diversos lugares del área norte.

Estos espacios, que acogen a varones, mujeres o que son mixtos, han modificado la situación de los enfermos crónicos más autovalentes. “Les da mayor sentido de pertenencia y dejan de ser pacientes para asumir el rol de personas, lo que es muy significativo”, plantea Wally Schlechter.


T. O. Wally Schlechter

Las nueve “chiquillas”, como cariñosamente las llama la terapeuta ocupacional, requieren supervisión en sus actividades de la vida diaria, debido a lo cual las visita aproximadamente cuatro veces por semana, incluido el sábado. Asimismo, son apoyadas por dos cuidadoras que están con ellas día y noche.

Wally Schlechter reconoce que ha asumido un rol de consejera, casi de “mamá” del grupo: “En la casa funcionamos como en cualquier hogar, hay reglas que se deben respetar y las personas tienen que colaborar en las labores del hogar. Los sábados, por ejemplo, almorzamos juntas y, en general, nadie puede comenzar a comer sin que todas estén presentes, menos levantarse de la mesa si el resto no ha terminado”, explica.

Valoración y respeto

La terapeuta dice que si bien las personas que tienen esta patología no son muy dadas a conversar e interactuar, durante las horas de comida dialogan, se ríen y comparten. Asimismo, la terapeuta las ha motivado a explorar y asumir tareas. “Les pedimos que cumplieran labores hogareñas porque nos interesaba que se sintieran útiles e importantes. Con el tiempo se fueron encargando de aquello que más les gustaba y en lo que obtenían logros”.

Incluso, tres pacientes trabajan en la unidad de rehabilitación del hospital, en un taller protegido y un centro diurno, todos organismos dependientes del Instituto Psiquiátrico. Además, algunas están pololeando.

“Cuando organizamos esta casa siempre pensamos en cómo nos gustaría vivir a nosotros y en base a eso compramos muebles y la decoramos. En realidad esta es mi segunda familia y me alegra ver que mis chiquillas están felices, que les gusta su hogar y que lo sienten propio”, apunta la terapeuta.

Esta iniciativa no sólo es apreciada por los pacientes, sus familias y los profesionales que trabajan con ellos, también es valorada por los estudiantes de Psiquiatría y los alumnos de Terapia Ocupacional de la Universidad de Chile que se han volcado a este proyecto.

Carencias nacionales

En tanto, el académico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, doctor Otto Dörr, especialista del Instituto Psiquiátrico, señala que gracias a los medicamentos y las terapias desarrolladas en los últimos años los pacientes crónicos que permanecían hospitalizados, prácticamente de por vida, han disminuido de manera sustantiva. “Tenemos cerca de 400 personas que viven en hogares, hecho que las ayuda a aproximarse a las características de una vida normal y a ser más autovalentes”, plantea.

El psiquiatra resalta que, lamentablemente, el país no cuenta con suficientes recintos asistenciales para atender todas las patologías mentales. “El área que está mejor dotada es la zona norte de la Región Metropolitana porque nosotros somos centro de referencia nacional. Tenemos 280 camas para enfermos agudos, 60 camas forenses, de las cuales 30 son para imputados, 16 para urgencias, además de policlínicos, COSAM y dispositivos comunitarios”, apunta.

También hay servicios de psiquiatría en El Peral y en los hospitales Barros Luco Trudeau, Sótero del Río, Félix Bulnes y Salvador. En regiones la situación no es mucho mejor aunque hay ciudades mejor provistas como Concepción, Valdivia, Temuco y La Serena. “Mucha gente no está siendo atendida y vagabundean por las calles, sin red de apoyo, sin control ni medicamentos. Eso no es ético, tenemos que buscar la forma de darles una asistencia adecuada. De hecho, una de las instituciones que ha suplido estas falencias y ayudado a los pacientes es el Hogar de Cristo”, señala el doctor Dörr.

Ver más detalles

Cecilia Coddou