Portada
 
Nº 64 - 12 de septiembre de 2008

Prof. María M. Pavez ingresa
a la Academia Chilena de la Lengua

Leer más..

Dr. Eduardo Rosselot
Medalla Juvenal Hernández
Leer más..

Decana Cecilia Sepúlveda,
Premio “Mujer Terra 2008”
Leer más..

PULSACIÓN SEMANAL
 
 

UndÉcimo aniversario analizado por su director,
doctor Norbel Galanti

La prometedora adolescencia del ICBM

  • En sus once años de vida ha sido fuerza y motor de la investigación y la docencia en la Facultad de Medicina. Para su adultez, el Estado deberá entender que la ciencia nacional requiere de políticas coherentes, pues la excelencia y el compromiso ya están disponibles.

En la consecución de sus tres objetivos fundacionales –excelencia, renovación e integración académicas- el Instituto de Ciencias Biomédicas se ha posicionado como referente nacional e internacional gracias a la alta calidad de su productividad científica. Pero este crecimiento al alero y en el espíritu propio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile ha significado mucho más que la mejor investigación del país: la dedicación y entrega de su cuerpo académico hacen realidad, día a día, la misión de nuestro plantel.


Doctor Norbel Galanti,
director del ICBM

Y es que docencia, investigación y extensión se dan la mano en la labor que realizan, mucho más allá de sus laboratorios. Anualmente los académicos del ICBM atienden a 2000 estudiantes en 82 cursos para las ocho carreras de pregrado que se imparten en la facultad; constituyen el eje fundamental del Programa de Doctorado en Ciencias Biomédicas y uno de los pilares del Doctorado en Ciencias Médicas; y, asimismo, participan en los doctorados de Farmacología, Bioquímica y Ciencias, en conjunto con sus respectivas facultades. Esto no obsta para que generen proyectos científicos que este año ingresarán 4.500 millones de pesos a nuestro plantel; investigaciones en las que no sólo dan lo mejor de sí los académicos de sus diferentes laboratorios, sino en las cuales éstos se potencian gracias al trabajo en conjunto, sinergia que es respaldada por diversos fondos concursables. Así, se están acercando rápidamente a una de sus metas: una publicación anual en revista de alto impacto por cada uno de sus investigadores.

“Esto significa un tremendo esfuerzo: ser los mejores y más productivos científicos en el contexto de una actividad docente muy importante, que nos ha llevado a estar tremendamente involucrados en el proceso de innovación curricular, trabajando a marcha forzada y codo a codo con las escuelas de la salud en lo que será un enorme cambio en el proceso de enseñanza aprendizaje”, explica el director del ICBM, doctor Norbel Galanti.

Ausencia de políticas coherentes

Para alcanzar esta anhelada excelencia que permea todas las actividades de la Facultad de Medicina, dice el doctor Galanti, “la renovación académica es fundamental. El instituto se estaba envejeciendo y era imprescindible establecer programas rápidos de contratación de personal muy bien formado, joven, integrado a los hábitos y costumbres de nuestro plantel. Lo estamos logrando: solamente este año, hasta la fecha hemos contratado 17 académicos jóvenes mediante concursos públicos. No hay ninguna entidad en el país que haya alcanzado lo mismo”.

En ese ámbito, ¿qué opina de las políticas que propenden a enviar estudiantes a cursar sus doctorados en el extranjero?

La idea es excelente en cuanto a que se formen en áreas de la ciencia y del saber que no se desarrollen en Chile. El problema es cuando esta acción afecta a los programas de doctorado nacionales. Además, ¿existe una política de retorno? Si la hay, no se ha hecho pública. No se ha planteado recibirlos con laboratorios y proyectos; por el contrario, lo que se percibe es que los presupuestos de CONICYT están disminuyendo o congelados.

Esto, añade, es parte de lo que llama la falta de un programa de desarrollo de la ciencia en el país. “Si no se entiende a la universidad como el lugar en el que se forman profesionales, se crea conocimiento y se hace ciencia, entonces todo el sistema universitario peligra cuando se toman iniciativas que pueden ser interesantes, pero que no son coherentes entre sí. Por ejemplo, nos enfrentamos a un trato discriminatorio cuando tenemos tantos problemas y controles para hacer efectivos nuestros programas y proyectos, trato que no reciben las universidades privadas. Pero hay una esperanza, sostiene: “la semana pasada se informó que el Consejo de Innovación para la Competitividad que dirige el ministro Sergio Bitrán había adoptado una serie de posiciones con las cuales estamos completamente de acuerdo, pues parten de asignar importancia a la investigación básica –pues, sin ella, la innovación es imposible- y propone cómo el Estado debe incentivarla a través de un mejor financiamiento para CONICYT, entre otras acciones. Esto evidencia una apertura hacia las instituciones que hacen ciencia en el país, que son las universidades, mejorando la situación de aquellas que pertenecen al Estado en cuanto a sus procedimientos para que puedan ser competitivas, y estableciendo un sistema de desvinculación que permita retiros apropiados. Si se toman estas medidas, se dará pie a nuestro mayor crecimiento”.

La ciencia y el Estado

El ICBM está trabajando fuertemente en la innovación curricular; ¿qué pasa con el fomento a la investigación en las escuelas de pregrado?

ICBM celebra su undécimo cumpleaños

No ha habido demasiado espacio para trabajar con la misma intensidad, pero ese es un camino que hay que recorrer, aunque tiene una serie de dificultades. En el PDI de las escuelas se destaca la importancia de la investigación científica, así como una convergencia con nosotros para desarrollarla. Esto va a ocurrir, pero el paso previo es concretar bien la innovación curricular, que nos ha probado que podemos trabajar juntos.

¿Y el acercamiento de la investigación básica al área clínica, tanto con el Hospital Clínico como en el proyecto Campus Norte y con los otros recintos con los que tenemos convenios docentes asistenciales?

Estamos trabajando fuerte en la gestión del proyecto Campus Norte, que reúne a las facultades de Medicina, Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Odontología y el HCUCh a través de varias vertientes, como un proyecto Mecesup de equipamiento y otro de mayor envergadura para el desarrollo del campus. Con el Hospital Clínico tenemos avances y proyectos, pero siempre hay más espacio, queda mucho por hacer. Y en cuanto a los campus clínicos, no hemos podido avanzar como quisiéramos, porque la investigación científica es profesional y requiere dedicación; entonces, es indispensable que los académicos del ICBM y los de los campus interesados en estas tareas establezcan lazos de trabajo en cuanto profesión científica, y esto muchas veces no se tiene claro o bien la disponibilidad horaria lo impide. Pero mi anhelo es que esto ocurra, porque hay muchos problemas en el campo de la salud en los cuales podemos trabajar juntos.

¿Qué espera para el vigésimo aniversario del ICBM?

Aquí todo se ha hecho gracias a la gran fortaleza de este grupo, su fuerza interna, su amor a la institución, su compromiso. Si esto se mantiene, nosotros seguiremos creciendo aún en este entorno relativamente adverso como el que tenemos. Ahora, si el Estado se convence que lo que requiere el país es un programa de desarrollo de la ciencia, integrado e integral, entonces vamos a florecer de manera perdurable.

¿Por qué el Estado no escucha?

Eso es muy difícil de contestar. Están pensando en un desarrollo de la economía a gran escala y tengo la impresión que no perciben que una parte importante de ello es el desarrollo interno de la ciencia. Cuando tengamos una ciencia aún más potente vamos a estar mejor preparados para funcionar en un mundo globalizado. Los empresarios chilenos tienen una posición proclive hacia el desarrollo de la ciencia fundamental, pero esto no quiere decir que estén dispuestos a financiarla. Hay que ir a buscar al empresario, hacer lobby, y los científicos sentimos que esta no es nuestra tarea. Debe habilitarse un mecanismo que permita establecer una relación directa entre los científicos y los empresarios, que podría instalarse en el Consejo de Innovación para la Competitividad.

Cecilia Valenzuela