Portada
 
Nº 45 - 8 de abril de 2008

Se comprueba eficacia de vacuna contra
Rotavirus
Leer más..

Escuela de Obstetricia, Centro Colaborador de la OMS
Leer más..

Centro modelo de malformaciones congénitas
celebra su aniversario
Leer más..

PULSACIÓN SEMANAL
 
 

En investigaciÓn desarrollada por la Universidad de Chile
Analizan posible asociaciÓn entre
genes especÍficos y fisura labiopalatina

La Fisura Labiopalatina No Sindrómica (FLPNS) es un tipo de malformación congénita que produce alteraciones estructurales faciales en el niño recién nacido. Esta patología presenta diferentes grados de severidad.


Doctor Rafael Blanco

En ciertos casos la alteración impide que el niño se amamante normalmente, dado que existe una conexión entre las cavidades bucal y nasal. Esto hace necesario tomar una impresión de la boca del recién nacido para construir un paladar artificial que, posteriormente, se anexa a la mamadera, para que pueda alimentarse.

“Durante buena parte de nuestra vida uterina somos fisurados, pero al momento de nacer todo niño normal debería tener fusionados sus piel, huesos y mucosa. Sin embargo, uno de cada 600 nacidos vivos en nuestro país presenta esta malformación”, explica el doctor Rafael Blanco, académico del Programa de Genética del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.

El académico añade que estas malformaciones, dependiendo de su gravedad, pueden implicar tratamientos dolorosos y costosos que se extienden en el tiempo. En algunos casos son necesarias varias cirugías que recién terminan cuando el individuo está totalmente formado, esto es, a alrededor de los 18 años.

La FLPNS presenta un fuerte componente genético. Ello se ha comprobado porque existe agregación familiar, es decir, entre personas con vínculo consanguíneo hay más de un afectado. En el caso de Chile es más frecuente en grupos de estrato socioeconómico bajo, que son los que poseen el mayor grado de mezcla amerindia. “Los amerindios llegaron a nuestro continente desde Asia y a partir de ellos se originaron los pueblos aborígenes los cuales, durante la colonización del país, se mezclaron con los españoles”, comenta el doctor Blanco.

Por lo tanto, esta patología es étnico dependiente y su mayor incidencia y prevalencia ocurre en poblaciones asiáticas, es intermedia en poblaciones caucásicas y baja en negroides.

Además, en esta malformación también pueden influir factores medioambientales. Prueba de ello es que en los habitantes de las minas de Chuquicamata y El Teniente, el número de casos supera ampliamente el promedio nacional. De igual manera, la prevalencia es mayor entre quienes viven en zonas agrícolas donde están expuestos a pesticidas.

“Todos tenemos la capacidad de reparar el daño genético pero las mutaciones son acumulativas y llega un momento en que el organismo es incapaz de resistir la agresión medioambiental”, apunta el doctor Blanco.

Patología compleja

Los científicos han estudiado mutaciones en distintos genes para intentar explicar su posible relación con la FLPNS , sin que hasta ahora hayan obtenido resultados definitivos. “Estamos frente a una enfermedad compleja en que están involucrados muchos genes. Las estimaciones más conservadoras hablan de seis o siete y, a pesar de los esfuerzos que se están desplegando en todo el mundo, aún no se ha podido comprobar que la mutación específica de alguno de ellos cause la fisura”, señala el investigador.

El doctor Blanco y su equipo del Laboratorio de Genética Molecular Humana, apoyados por un proyecto FONDECYT, están analizando en la actualidad cuatro genes candidatos: MSX1, TGFB3, IRF6 y BMP4. “Escogimos éstos en base a información proveniente de literatura científica y de nuestros propios estudios. Si bien hasta ahora no ha sido posible establecer una relación de causalidad entre alteraciones de estos genes y la FLPNS , nuestros resultados indican que algunos de ellos estarían asociados a la patología”, resalta el doctor Blanco.

Y esa asociación se vincularía con polimorfismos o variantes del DNA que, probablemente, no alteran el buen funcionamiento del gen. “Aunque no se ha demostrado que la mutación específica de un gen provoque directamente la patología, nuestra hipótesis es que la sumatoria de alteraciones menores en muchos genes que interactúan durante el desarrollo maxilo-facial, pueden influir en la expresión de la fisura”, apunta el doctor Blanco.

De hecho, el equipo liderado por el doctor Blanco es el primer grupo de investigadores a nivel mundial que propone la participación del gen BMP4 en la FLPNS. “Aunque no hemos hallado mutaciones potencialmente causales, sí detectamos asociación y esos resultados se publicaran a la brevedad”, dice.

Cecilia Coddou