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Nº 10 - 1 de junio de 2007
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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

Los problemas en el control de impulsos pueden llevar hasta a la delincuencia
Normas claras son claves
en salud mental adolescente

  • Curso ahondará respecto de variantes biológicas y sociales que influyen en la personalidad juvenil, sus manifestaciones y tratamientos.

Niños que a los 12 años consumen alcohol en fiestas hasta “borrarse”; de 14, que entran a una discotheque con un carné de identidad perteneciente a una prima mayor de edad, con el consentimiento de los padres y la vista gorda de los guardias del local; chicos de 17 años que se ven involucrados en accidentes de tránsito porque sacan el auto sin autorización... y sin licencia. ¿Es demasiado tarde para poner límites y normas? No, responde la doctora Muriel Halpern, psiquiatra infantil y de la adolescencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y directora del III Curso de Actualización en los Trastornos Psiquiátricos de la Adolescencia, “Personalidad y control de impulsos”, que se realizará los días 1, 8, 15 y 22 de junio de 2007.

Y es que, según informa, la Organización Mundial de la Salud define que el término de la adolescencia se completa los 22 años y, por otra parte, explica que la maduración a nivel cerebral finaliza a los 30. O sea, siendo que el ideal es que en toda familia siempre haya habido normas claras que respetar, flexibilidad y diálogo para su análisis y el del comportamiento de todos los miembros del grupo, y se fomente un desarrollo sano y autónomo, “si es que un joven de 18 ó 20 años todavía está complicando a los demás debido a su proceder, se puede contribuir a que siente cabeza estableciendo esas normas y mejorando la relación parento filial”, señala la especialista.

La falla en el control de los impulsos puede tener orígenes biológicos –referidos al desarrollo de la corteza prefrontal en el cerebro, y al proceso llamado de “Poda Neuronal” en el que se afinan las conexiones interneuronales, el cual en algunos casos podría no completarse en el ámbito de lo esperado-; genéticos o conductuales. Así, se puede manifestar en trastornos del comportamiento, síndrome de déficit atencional y en el espectro de trastornos obsesivo compulsivos, entre los cuales aparecen algunos como la Tricotilomanía, o necesidad urgente de arrancarse cabellos de a uno; el Picking Disorder, referido a quienes se rascan o sacan costras y pellejitos de toda la piel; o problemas alimentarios.

Los niños maleducados

Ese componente biológico indica, incluso, diferenciación entre hombres y mujeres: “las niñas se asientan con la llegada de la menstruación, las adolescentes son más parecidas a las mujeres adultas en cuanto a sus modos. Esto es más difícil para los hombres, les resulta más complicado controlar los impulsos. Y eso se ve inmediatamente cuando se juntan dos o tres niños a jugar: son más rudos, se empujan, gritan. En cambio las niñas, por el contrario, bajan su agresividad cuando están juntas”.

Pero la doctora Halpern indica que un factor decisivo es la falta de normas claras durante la crianza, como resultado de una sociedad que, luego de imponer muchas restricciones, ahora cree más en formar con cierta indulgencia y libertad, sin horarios para cada cosa, lo cual se agrava si no hay gran comunicación familiar. “Y así es como encontramos niños que crecen en ambientes en los que los padres no saben poner disciplina, entonces no comen correctamente en la mesa, son irrespetuosos, hacen pataletas cada vez que quieren algo porque saben que así conseguirán lo que desean. Si eso se mantiene en el tiempo, el adolescente no será capaz de tolerar la frustración, le costará contenerse frente a situaciones de riesgo como el alcohol, las drogas y la sexualidad, y si a eso le agregamos la impulsividad propia de los jóvenes y una posible agresividad, se puede derivar en cuadros de problemas con la autoridad, violencia familiar y social, comportamiento trasgresor e incluso delincuencia”.

Por ello señala la importancia de la intervención temprana, en aquellos niños que se piensa que pudieran tener problemas posteriores, como los que tienen déficit atencional e hiperactividad, que son agresivos en la sala de clases, los que desarrollan cuadros obsesivo compulsivos. “Son vulnerabilidades o síntomas a los que tenemos que estar atentos, porque bajo ciertas condiciones como la llegada de la adolescencia, una familia extremadamente estricta o, por el contrario, muy negligente, se puede desencadenar esta condición, que se trata con distintas terapias y, si es necesario, medicamentos”, finaliza la doctora Halpern.

El III Curso de Actualización en los Trastornos Psiquiátricos de la Adolescencia , “Personalidad y control de impulsos”, que se realizará los días 1, 8, 15 y 22 de junio de 2007, tendrá lugar en dependencias de la Clínica Psiquiátrica Universitaria, Avenida La Paz 103, de 8.30 a 12.30 horas.

Cecilia Valenzuela