| El suyo fue un padecimiento fecundo. La profesora Irene Acevedo, académica de la Escuela de Enfermería de la Facultad de Medicina sufrió por muchos años las consecuencias de una severa artrosis de cadera, que incluso le provocaba molestias en otros órganos de su cuerpo. Hasta que una intervención quirúrgica terminó con sus problemas. Pero no olvidó los años difíciles, en que vivió expresiones de apoyo pero también de incomprensión.
El fruto que nació pese a estas adversidades –más bien debido a ellas- fue “Dolor crónico del niño y bioética”, un libro en el que recoge sus conocimientos como magíster en Bioética y su vasta experiencia como enfermera pediátrica. En él aborda tres áreas patologías que en sí mismas, y en sus respectivos tratamientos, provocan sufrimiento sostenido al menor: la oncología, los politraumatismos y las grandes quemaduras. Pero esta aproximación la hace desde las perspectivas filosófica, religiosa, ética y laboral: todas, desde el concepto básico de validar el dolor en su calidad de invalidante, que provoca menoscabo físico y emocional tanto al paciente como a su familia, y que debe ser controlado con un fuerte enfoque humanístico.
Doctor Juan Pablo Beca, profesora Irene Acevedo, doctora Cecilia Sepúlveda, la poetisa Amanda Fuller y
la profesora Laura Rueda. |
El libro “Dolor crónico del niño y bioética” fue presentado por la escritora Amanda Fuller y comentado por el doctor Juan Pablo Beca y la profesora Laura Rueda, en un encuentro que se realizó el 18 de abril de 2007 en el Salón Lorenzo Sazié de la Facultad de Medicina.
En la oportunidad, la decana del plantel, doctora Cecilia Sepúlveda, recalcó que el texto “fue escrito no sólo con la razón, el conocimiento y la experiencia de su autora, académica nuestra por tantos años, sino que con una sensibilidad especial, en la que muestra su visión humana y personal”. Asimismo, señaló que aborda una faceta que a todas las personas conmueve, como es el dolor en los niños “etapa que desearíamos exenta de sufrimiento. Pero en ella se dan, en la actualidad, el dolor espiritual, de no sentirse querido, de la violencia. Por eso quiero felicitar a la profesora Acevedo, porque este libro hacía falta, es una mirada útil para el trabajo con estudiantes y para cuantos trabajan con niños”.
La profesora Macarena Valdés, directora de la Escuela de Enfermería, entrega un reconocimiento a la profesora Irene Acevedo. |
Por su parte, Amanda Fuller reflexionó al respecto que “el dolor es un impacto involuntario y no disponemos de códigos que nos declaren exentos. Por otro lado, el amor no tiene fronteras, sólo voluntad que, en el profesional de la salud emerge de su vocación, de su responsabilidad frente al paciente y que abre esa puerta mágica que nos invita a entregar nuestro aporte en el día a día como esa flor de eternidad que no perece y se hace semilla en cada generación”.
El doctor Juan Pablo Beca, profesor de Bioética de la Universidad del Desarrollo, dijo que “estamos ante un libro de enfermería pediátrica que también lo es de bioética. En toda acción profesional no se alcanzará la excelencia si se descuidan sus aspectos éticos. En estas páginas se analiza lo ético de manera integrada con los aspectos clínicos y con las respuestas profesionales. Se analiza el dolor desde la mirada de los principios bioéticos, pero en especial desde la visión de la ética del cuidado”.
La profesora Acevedo autografía su libro a la doctora Marcela Barría y a los asistentes a su presentación. |
A su vez, la profesora Laura Rueda, docente de la Escuela de Terapia Ocupacional, destacó lo “amigable del libro, pues tiene capítulos acotados, escrito en lenguaje accesible, lo que lo hace aún más atractivo de leer”. Esa facilidad de escritura, añadió, hace que los autores citados por la profesora Acevedo converjan en sus páginas sin trabar su fluidez y aumentando su atractivo. “Se nota la dedicación a la docencia de la profesora Acevedo, como una ciencia que establece métodos para formar, la cual se manifiesta en esta obra”.
Finalmente, su autora agradeció a todos los presentes y a quienes la apoyaron en su realización, y contó que su libro “está hecho con pasión, dedicación y esperanza de que en algo contribuya a una atención aún más humanizada de todos aquellos que nos dedicamos al área infantil. Especialmente enfocado para el aprendizaje de mis estudiantes, sea para ellos una herramienta de reflexión y compromiso para ser cada día mejores y que marque un sello distintivo de nuestra querida Universidad de Chile”.
Cecilia Valenzuela |
