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Nº 4 - 23 de abril de 2007
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PULSACIÓN SEMANAL

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Academia Chilena de Medicina
incorpora a la doctora Mireya Bravo

El jueves 19 de abril se llevó a cabo en el Instituto de Chile la incorporación de la doctora Mireya Bravo Lechat como miembro de número de la Academia Chilena de Medicina.


Las doctoras Soledad Barría, ministra de Salud, y
Mireya Bravo.

La solemne sesión, presidida por el doctor Alejandro Goic, tuvo un lleno absoluto de público que incluyó la presencia de la ministra de Salud, doctora María Soledad Barría, quien dio especial realce a esta ceremonia. Asimismo, asistieron, entre otras autoridades, el prorrector de la Universidad de Chile, doctor Jorge Las Heras; el vicedecano de la Facultad de Medicina de la Casa de Bello, doctor Ennio Vivaldi; el presidente de la Sociedad Médica de Santiago, doctor Félix Muñoz y el presidente del Consejo Regional Santiago, doctor Jorge Tisné.

Según informó el doctor Goic, presidente de la Academia Chilena de Medicina, la doctora Bravo ocupará el sillón número 13, que perteneciera al distinguido doctor Tulio Pizzi Pozzi, quien fue decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

Precisamente, la doctora Bravo rindió un sincero homenaje al doctor Pizzi, quien falleció en agosto del 2005. De él destacó su larga trayectoria en el campo administrativo, docente y de investigación, recordando, asimismo, su gran sensibilidad por temas éticos y humanísticos. También valoró su cultura, espíritu crítico y, sobre todo, su excelencia académica y gran compromiso con la universidad.

“Su sólida formación, unida a su energía y capacidad de trabajo, permitió al doctor Pizzi realizar contribuciones muy importantes en investigación y docencia, a la vez que participar en diversos comités de expertos a nivel internacional”, señaló la doctora Bravo.

En tanto, el doctor Eduardo Rosselot fue el encargado de efectuar el discurso de recepción de la doctora Bravo, en el cual señaló su gran satisfacción por el hecho de presentar a una amiga con quien comparte valores comunes.


Los doctores Alejandro Goic, presidente de la Academia Chilena de Medicina, y Mireya Bravo.

La doctora Bravo, dijo, se formó en hematología pediátrica bajo la tutela del doctor Raúl Etcheverry, en el servicio del doctor Hernán Alessandri. Luego trabajó en el Hospital Roberto del Río y se consolidó como docente de la Facultad de Medicina en la Cátedra de Pediatría del doctor Arturo Scroggie.

Viajó a perfeccionarse a Estados Unidos junto a su marido, el doctor Hugo Pumarino, en el Hospital Universitario de Georgetown y en el Children's Hospital. Posteriormente, apareció en su vida un nuevo desafío: resolver las discrepancias morales y actitudinales que surgen en diferentes fases de la actividad médica.

“Junto a su vocación médica, en Mireya se develó siempre su devoción religiosa y su inquietud espiritual, su interés por la persona y la humanidad, y así era inevitable que encontrara su fusión en una expresión indisociable, como es la Bioética ”, resaltó el doctor Rosselot.

Por ello, señaló, “tengo la certeza que aquí, en esta nueva residencia académica, encontrará un nuevo cauce para su prodigalidad y utilizará esta tribuna y este campo para sembrar más de una semilla de humanismo que nuestra ciencia médica requiere ávidamente”.

Humanizando la medicina

La doctora Mireya Bravo presentó un trabajo de incorporación a la academia que tituló: “El aporte de la bioética a la humanización de la medicina”.

En la sólida presentación recordó su travesía hacia esta disciplina, la cual comenzó en 1994, cuando fue invitada por el doctor Juan Pablo Beca al Congreso Chileno de Pediatría, en que se dedicó un día completo a la Bioética. Posteriormente, asistió a cursos, jornadas y fue alumna del Magíster en Bioética dictado en Chile por uno de sus más queridos mentores, el doctor Diego Gracia. “Tan importante fue para mí que creo estar entre aquellos que reconocen en la vida profesional dos etapas, antes y después de la Bioética , que me hizo dejar la primera navegación, la Hematología , y embarcarme en la segunda, con el convencimiento de que era lo que quería y debía hacer”, resaltó.

Más tarde formó parte del Centro de Estudios Eticos, Antropológicos y Humanísticos de la Facultad de Medicina, el que se transformó en el actual Departamento de Bioética y Humanidades Médicas de la Facultad de Medicina, el cual encabezó entre el 2003 y 2007.

En su presentación la doctora Bravo se refirió a los aportes de la Bioética, que hoy es un saber interdisciplinario que transita entre la filosofía, biología, derecho, sociología, antropología y sicología.


Doctora Bravo y su familia.

“Podemos decir que la Bioética, al introducir una nueva forma de entender el respeto por el enfermo, la consideración de hechos y valores en la relación clínica y el método deliberativo en la toma de decisiones, ha propuesto un cambio de actitud en el ejercicio de la medicina que la lleva de vuelta a lo que ha sido siempre su preocupación central, que es el bien del enfermo, ahora entendido a la luz del nuevo escenario del mundo”, apuntó la doctora Bravo.

Y agregó: “De la misma forma, podemos decir que es posible preparar a los profesionales para afrontar los problemas que presenta el ejercicio de la medicina desde una perspectiva valórica y con responsabilidad. Esta es una de las mayores contribuciones de la Bioética, la preservación de la medicina dedicada al bien del enfermo”, acotó.

Cecilia Coddou