Los convocados serán académicos, funcionarios y estudiantes de la Universidad de Chile que tengan menos de 30% de su capacidad visual, un campo visual menor a 10 grados o sean ciegos, quienes participarán de un taller que se impartirá semanalmente por 12 sesiones, la última de las cuales será una salida a terreno al litoral central.
Profesor Patricio Bustamante y documentalista Josefa Ruiz. |
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“Nuestro proyecto apunta a la integración real y a que los participantes experimenten y aprendan el lenguaje audiovisual, adquiriendo herramientas para comunicar sus relatos o vivencias, las cuales al final del taller deberán registrar en cortometrajes que serán editados y estrenados durante septiembre próximo”, explican el profesor Bustamante y Josefa Ruiz, candidata a magíster en cine documental.
Para ello, las sesiones de taller serán teóricas y prácticas, “durante las cuales desde la tecnología médica apoyaremos a las personas de baja visión a potenciar sus remanentes visuales y a manejar equipos como cámaras y grabadoras de sonido, de manera que puedan hacer los registros que deseen”, dice el docente.
¿Cómo se explican conceptos visuales a alguien que no ve?
“Eso es parte de este proyecto”, dice Josefa Ruiz. “Como es lenguaje audiovisual, incorpora los sentidos de la vista y el oído, y las personas con baja visión y ceguera tienen una percepción sonora muy interesante y desde ahí se construirán sus relatos. Además, muchas veces creemos que lo que vemos es sólo aquello que capta el ojo, cuando la manera de ver es también una construcción cultural a partir de un lenguaje común; de hecho, el concepto de perspectiva surge en el Renacimiento, y no es que antes las personas vieran sin profundidad. Es algo que se enseña y se comparte, porque queremos que exploren no sólo desde lo que les falta sino desde lo que tienen y lo que pueden aprender”.
“Estamos expectantes de lo que vamos a obtener como resultado”, añade el profesor Bustamante. “Este proyecto problematiza la situación de discapacidad desde la interdisciplinariedad. Porque lo que estamos haciendo es ponernos todos –desde la tecnología médica y desde el cine- al lado de quienes participarán para que cada uno desde sus capacidades y potenciales, los que sean, tenga la posibilidad de aprender cómo funciona el lenguaje cinematográfico y utilizarlo para entregar el mensaje que quiera. Ese es valor más importante del proyecto: el cómo problematiza el paradigma de que el cine es un registro únicamente visual y que sólo puede hacerlo una persona desde una visión normal. Lo que estamos haciendo es democratizar ese lenguaje al espacio desde la baja visión o la no visión, porque estamos seguros que las personas en situación de discapacidad visual pueden entregar un relato interesante. Vamos a aprender mucho”.
A ello, añade que la Universidad de Chile es el espacio propicio para este tipo de propuestas piloto, porque “la institución ya ha trabajado en temas de inclusión, pues hay estudiantes con estas características en la carrera de Derecho, así como algunos académicos. También en el Departamento de Oftalmología del Hospital Clínico se está desarrollando la Unidad de Baja Visión y Ceguera, que debería estar muy pronto lista, proyecto en el que están involucrados, además, los departamentos de Tecnología Médica y Terapia Ocupacional. Y, por último, dentro de la malla curricular de nuestra escuela existe esta asignatura, con el fin de que nuestros profesionales aporten en la evaluación de estas condiciones así como en la adaptación de la posible ayuda óptica que potencie los remanentes visuales”.
Y es que, como explica, “entendemos que en este y en otros ámbitos de la discapacidad si no existe un cambio social a nivel macro quedaremos aún más atrasados. Existen experiencias que pueden parecer insólitas como que hayan fotógrafos ciegos –uno de los más reconocidos es Evgen Bavcar, de Eslovenia-, que son personas que han desarrollado su capacidad para entender cómo cambian las temperaturas, cómo afecta eso a la luz y la sombra, y esos son aprendizajes que le entregan herramientas a la gente. Y desde el punto de vista de la creación alcanzan resultados estéticos muy bonitos”.
Josefa Ruiz sentencia que “éste es un fondo de formación de público, no de creación audiovisual, por lo tanto su énfasis es cómo ampliamos los públicos en el mundo del arte. No tendrían que estar excluidas de ir al cine las personas que no ven; puede parecer contradictorio, pero sin duda es una experiencia artística que va más allá del sentido de la vista. E iremos adaptando las actividades del taller y las experiencias que realicemos una vez que conozcamos el grado de baja visión de los participantes de nuestro taller”.
¿Esta ampliación de públicos apunta también a las personas de visión normal para que sean espectadoras de lo que puede ofrecer un realizador de baja visión?
Los dos públicos son igualmente válidos. Para cualquier persona con discapacidad es muy difícil acceder a oferta cultural –a cualquier oferta básica de servicios, en realidad-; y para experimentar con los sentidos, como cualquier otra persona deben tomar un taller. Porque nos interesa que ampliar los públicos, desde su experiencia como espectadores y su aporte como creadores.
Finalmente, los gestores del proyecto Fondart Ceguera y baja visión, explorando otras maneras de mirar, informan que el taller se realizará a partir del miércoles 29 de abril de 2015 y que el estreno de los cortometrajes tendrá lugar durante septiembre. Quienes deseen participar deben escribir al correo pjbustamante@med.uchile.cl
Cecilia Valenzuela León |
