En el encuentro el profesor Rodrigo Valenzuela, académico del departamento organizador, dio la bienvenida a los asistentes recordando la relevancia de abordar estos temas, de especial sensibilidad tanto para el cuerpo académico y estudiantil como a manera de extensión a la comunidad.

Doctor Alfonso Valenzuela, académico del INTA
|
|
De esta forma, el doctor Alfonso Valenzuela, académico del Instituto de Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile, INTA, ahondó en las diferentes fases de la evolución humana hasta llegar al homo sapiens y, posteriormente, al hombre de la actualidad, vinculando los correspondientes avances y sus requerimientos a la incorporación de los diferentes productos nutricionales.
Historia de un éxito
Posteriormente, el doctor Fernando Monckeberg –cuyo nombre se le dará al INTA, debido a sus cruciales aportes a la alimentación infantil- hizo una visión panorámica de la situación sanitaria y nutricional chilena a partir de los años ‘50, cuando la mortalidad entre los menores de un año alcanzaba a 200 de cada mil nacidos vivos; un 30% de los recién nacidos lo hacían en condiciones de desnutrición y la expectativa de vida en el país era de 36 años en promedio. “En ese marco comenzamos las primeras investigaciones realizadas en este ámbito en el país, en el Hospital Arriarán y luego como parte del INTA. De esos estudios iniciales y otros posteriores pudimos concluir que la mala nutrición por escasez durante la gestación y los primeros años de vida afecta el desarrollo no sólo en la infancia, sino que deja secuelas de por vida en cuanto al peso corporal, la talla y el coeficiente intelectual, según pudimos constatar en un seguimiento que hicimos a niños que se atendieron en los centros de la Corporación para la Nutrición Infantil, CONIN, hasta que cumplieron 15 años”.

Doctor Fernando Monckeberg.
|
|
Además, narró que los primeros estudios dieron pie a estrategias nacionales para la erradicación de la desnutrición infantil, como la creación del propio CONIN, y políticas como la instauración del control del niño sano hasta los cinco años, el control periódico del embarazo y el parto hospitalario, y los programas de jardines infantiles, de tratamiento de la desnutrición, de alimentación escolar y de saneamiento ambiental. En ese marco, la incorporación de la entrega de leche Purita en los consultorios tuvo como primer objetivo asegurar que las madres llevaran a sus hijos a control médico, con el estímulo de recibir gratuitamente el producto, además de asegurar el acceso a un alimento de primera calidad. Esa medida, añadió, tuvo resultados beneficiosos directos –para los niños y sus familias- e indirectos, como el desarrollo de la industria lechera y, posteriormente, el crecimiento del país, pues mostró un cruce de gráficas en que coincide la caída de las cifras de desnutrición a nivel nacional con el aumento del Producto Interno Bruto, puesto que mejores condiciones de salud redundan en generaciones de mejores trabajadores.
La jornada prosiguió con exposiciones en que se abordaron temas como la intolerancia a la lactosa, los lácteos como alimentos funcionales, la alergia a la proteína de la leche de vaca y una actualización en nutrigenómica de productos lácteos, entre otros.
Cecilia Valenzuela |