“A fines de 2011, junto a un grupo de investigación compuesto por profesores de la Escuela de Salud Pública Soledad Burgos y Dante Cáceres, además de profesionales de la universidades Católica, de Tarapacá y Tecnológica Metropolitana, participamos en una licitación para evaluar el impacto de la exposición a plomo y arsénico en el coeficiente intelectual, del cual quedaron algunas preguntas pendientes. Por ello, en 2012 postulé a un Fondecyt de Iniciación para ver si lográbamos responder algunas de esas interrogantes”, cuenta la académica e investigadora Verónica Iglesias.
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Profesora Verónica Iglesias |
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Asevera que “en plomo no hubo ninguna relación, pero con arsénico nos dimos cuenta de que existía una alta variabilidad en las muestras de orina de los niños entre 6 y 15 años que participaron. Por tanto, el estudio pretende identificar cuáles son esas fuentes de exposición a arsénico”.
Recuerda que “una de las limitantes de ese estudio era el diseño transversal, en el cual no se puede establecer con certeza que la exposición realmente antecede al efecto, porque ambos variables se midieron al mismo tiempo. Entonces en este proyecto se propone realizar una cohorte en embarazadas, de tal manera de poder hacer un seguimiento a los niños desde su concepción. Para eso, nos coordinamos con el Servicio Municipal de Salud (SERMUS) de Arica para trabajar a nivel de consultorios e invitar a las gestantes a participar en este estudio, que también medirá la exposición al humo de tabaco ambiental”.
El objetivo de la investigación es “evaluar si la exposición a arsénico y humo de tabaco ambiental podría tener algún efecto en el desarrollo del infante medido al año de edad. Con este fin, el año pasado se hizo una medición prenatal en la mamá a través de una muestra de orina para medir arsénico y una muestra de pelo para medir nicotina. Participaron 242 mamás en su segundo trimestre de embarazo, atendidas en cinco centros de salud de Arica”.
Respecto a los resultados, indica que “ya nos llegaron las muestras que enviamos a la Universidad de Columbia y los niveles son muy variables; entonces, estamos tratando de identificar cuál es el origen de esos niveles, saber por qué algunas mamás tienen 2 y otras 69 microgramos por litro de arsénico inorgánico en orina. Para eso hemos tomado muestras de agua, de suelo y queda pendiente medir los alimentos”.
¿Por qué en Arica?
La doctora Iglesias menciona que “de manera natural, a través del agua algunas localidades han estado expuestas a arsénico. Pero, además, en Arica había un problema de contaminación producida por desechos tóxicos que estuvieron muchos años en la ciudad. A pesar que en 1998 se hicieron cerca de tres mil exámenes a la población, se han hecho pocas investigaciones en torno a los efectos que se pudieron haber generado. Nosotros no tuvimos acceso a los resultados de los niveles de plomo de esos años, cuando hubo mayor nivel de contaminación, pues actualmente son bajos. Sin embargo, en arsénico son muy variables. Por eso queremos saber si quedan evidencias de sectores contaminados, lo que podría ser una de las razones de por qué algunas personas presentan mayores niveles de exposición a arsénico. Y, como exposición postnatal, queremos medir a los niños cuando cumplan un año de edad: se les pedirá una muestra de orina para medir arsénico y otra de pelo para medir exposición a nicotina, además que se les aplicará el test Bayley III, que evalúa el desarrollo mediante cinco escalas, como son Cognitiva, de Lenguaje, de Motricidad, Escala Social-Emocional y Cuestionario de la Conducta Adaptativa”.
Según informa la académica, la recolección de datos terminará en enero de 2015 y los resultados tendrían que estar en septiembre del mismo año. “Lo interesante de los proyectos, aparte de responder preguntas de interés, son los equipos que se conforman. En este, en particular, hay dos tesis involucradas, una del magíster en Salud Pública, de María Pía Muñoz, y otra de doctorado, de Macarena Valdés. Además contamos con la colaboración de estudiantes del Magíster en Salud Pública y de académicos de la Universidad de Tarapacá y de la Pontificia Universidad Católica del Maule”.
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