Nº 296 - 1 de abril de 2014

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Proyecto Fondecyt 2014
Investigan si el aceite de Rosa Mosqueta
tiene efectos beneficiosos para el hígado

  • La doctora Gladys Tapia, del Laboratorio de Estrés Oxidativo y Hepatotoxicidad del Programa de Farmacología del ICBM –junto a sus coinvestigadoras, doctoras Pamela Romanque, Virginia Fernández y Alejandra Espinosa- está estudiando si la suplementación dietaria con aceite proveniente de esta planta, rica en ácido esencial alfa-linolénico, protege frente al daño hepático inducido por isquemia-reperfusión y previene o revierte la esteatosis hepática.

“La esteatosis hepática –es decir, un porcentaje superior al 5% de grasa en el hígado- es un problema creciente en el país, pues está directamente relacionado con el sobrepeso y la obesidad que, sumados, afectan al 70% de nuestra población, según informa el Ministerio de Salud. Diferentes estudios estiman que sobre el 20% de los chilenos tendría hígado graso, y dado que es asintomático e inicialmente reversible, puede avanzar sin un diagnóstico oportuno a esteatohepatitis y cirrosis, etapas irreversibles asociadas a inflamación y necrosis”. De allí la importancia de intervenir tempranamente, explica la doctora Tapia.


Doctora Gladys Tapia

Por otro lado, informa que durante cirugías mayores o trasplantes hepáticos se generan daños por  isquemia y posterior reperfusión; es decir, por un estado de estrés oxidativo e inflamación derivado del restablecimiento del flujo sanguíneo hacia este órgano, luego de que este fuera desviado durante la intervención quirúrgica.

Dentro de su línea de investigación, la doctora Tapia ha publicado que la administración de ácidos grasos omega-3, tales como el eicosapentaenoico o EPA,  y el docosahexaenoico o DHA –habitualmente obtenidos en origen animal y cuyo precursor es el ácido alfa linolénico- previene y revierte el desarrollo de esteatosis en animales alimentados con dieta alta en grasa. Este efecto hepatoprotector de los omega-3 también se observa frente al daño asociado a isquemia-reperfusión.  

Planta silvestre chilena

Por ello, y gracias al financiamiento por cuatro años de un Fondecyt Regular 2014, la académica investigará si el ácido alfa linolénico efectivamente se biotransforma en estos ácidos Omega 3, en qué cantidad y si es que sus resultados son comparables a los obtenidos con el uso de EPA y DHA de origen animal.  
Dado que los chilenos no consumimos habitualmente los pescados que son ricos en Omega 3 –como el salmón-; que su incorporación a otros alimentos es compleja y porque la Rosa Mosqueta es una planta silvestre propia de nuestro país, es que la doctora Tapia y su equipo decidieron estudiar el proceso de metabolización del ácido alfa linolénico, presente en el aceite proveniente de esta planta y también en los de canola, linaza y soya.

¿Cómo funcionan los mecanismos de protección de EPA y DHA en la prevención del daño hepático por esteatosis?

Estos ácidos grasos omega-3 tienen acciones antioxidantes y antiinflamatorias en el hígado y a nivel sistémico. En esta situación, los ácidos grasos omega-3 activarían al factor de transcripción de acción antiinflamatoria, PPAR-alfa, que inhibe al factor de transcripción NF-kB, este último de acción proinflamatoria.
El consumo de estos omega 3, añade la académica, previene el daño asociado a esteatosis en modelos in vivo alimentados con dietas ricas en grasa, o con sobrepeso pero que retoman una alimentación saludable: “En ambos grupos, la suplementación con EPA y DHA logra que el hígado esté protegido frente al posible daño, o que recupere su condición normal”, y hace énfasis en el uso preventivo. “En pacientes obesos, la administración de los ácidos grasos omega-3, EPA y DHA podrían ser perjudiciales, porque en ese caso ya existe inflamación y estrés oxidativo, lo que puede llevar a la degradación de omega-3 y a mayor daño”.

¿La esteatosis hepática puede ser provocada por otra causa, además de la obesidad?

-En el contexto de países desarrollados, la obesidad es una causa importante; pero la esteatosis también puede ser secundaria a la ingesta de alcohol y a defectos genéticos en el metabolismo de los lípidos.
Por último, la doctora Tapia añade que, de obtenerse resultados positivos, se podrían diseñar programas de intervención, los que por un lado se pueden aplicar previo a intervenciones quirúrgicas que impliquen la necesidad de dejar sin flujo sanguíneo al hígado por tiempo prolongado, con el fin de evitar las complicaciones derivadas de la reperfusión en este órgano. Asimismo, se podría intervenir preventivamente a la población de riesgo de esteatosis hepática, administrando ácidos grasos omega-3.

Cecilia Valenzuela León


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