Durante el encuentro, la doctora Cecilia Sepúlveda destacó los principales hitos en las respectivas carreras de los homenajeados, “cuyos aportes han sido determinantes para el desarrollo de la Facultad de Medicina, de sus disciplinas y en la formación de generaciones de estudiantes de pre y postgrado”. De esta forma, al referirse a la doctora Valeria Prado, dijo que “ha ampliado el conocimiento en microbiología, formando a destacados especialistas y académicos de esta especialidad y de la infectología, tanto a nivel nacional como latinoamericano, aportando una productividad científica destacada, que le ha merecido el reconocimiento de todos sus pares como una líder indiscutida en el área, influyendo así en el progreso de Chile. Durante su productiva vida académica se adjudicó más de 50 proyectos de investigación, y ha publicado más de 180 artículos en revistas científicas indexadas; ha dictado conferencias y participado activamente en más de 150 congresos en numerosos países que abarcan casi todo el mundo. Desarrolló también destacadas colaboraciones internacionales que se han mantenido en el tiempo. Formó parte de los creadores de la Sociedad Chilena de Infectología, de la cual fue su presidenta; participó en la Asociación Panamericana de la especialidad, así como en la sociedad latinoamericana dedicada a la disciplina desde la perspectiva pediátrica, en la sociedad mundial y en la Sociedad Iberoamericana de Infectología”. Entre sus reconocimientos, destacó su nombramiento como miembro de número de la Academia de Medicina del Instituto de Chile, así como sus premios obtenidos en congresos nacionales, continentales y mundiales en su disciplina.
Doctores Alejandro Afani, director académico de la Facultad de Medicina;
Cecilia Sepúlveda, decana del plantel; Juan Honeyman y Valeria Prado,
profesores eméritos, y profesor Víctor Pérez, rector de la Universidad de
Chile.
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Respecto del doctor Juan Honeyman, destacó que “fundó el Departamento de Dermatología de la Universidad de Chile, siendo su director desde 1978 hasta el 2011. Estableció los cimientos de su disciplina a nivel nacional e internacional, incentivando la formación de programas de postgrado con altos estándares. Durante su dirección se formaron más de 160 especialistas chilenos y 20 de otros países latinoamericanos, siendo muchos de ellos destacados docentes e investigadores en importantes universidades. Entre sus distinciones, resaltan el de la Liga Internacional de Dermatología, la cual se otorga cada dos años sólo a siete dermatólogos en el mundo; también fue nombrado Maestro de la Dermatología Latinoamericana”. A ello añadió que el doctor Honeyman pertenece a la Sociedad Chilena de Dermatología, la cual presidió; es uno de los socios fundadores de la Sociedad Chilena de Inmunología; ha sido miembro de la Reunión Anual de Dermatólogos Latinoamericanos, la que también presidió, y es miembro permanente de su consejo de delegados en representación de Chile.
A todo lo anterior, agregó que “ambos son grandes personas con las cuales me ha tocado compartir y trabajar. De la doctora Prado recuerdo su interés por el concepto del “académico integral”, del cual ella es el más vivo ejemplo. Del doctor Honeyman rescato su entusiasmo, siempre con nuevos proyectos, apoyando y guiando a residentes y estudiantes. Son grandes maestros que han inspirado a muchos a seguir sus pasos. Por ello, a nombre de toda la comunidad universitaria les agradezco y felicito de todo corazón, pues han escrito sus nombres en el cuadro de honor de nuestra institución”.
Motivos para distinguir y agradecer
La doctora Prado recibe su diploma de profesora emérita.
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Por su parte, la doctora Prado agradeció esta distinción, para luego recordar lo que ha sido su trayectoria profesional, desde su ingreso a la Escuela de Medicina de la Universidad de Concepción, que ofrecía vacantes restringidas a las mujeres; luego, prosiguió con su beca mixta de especialidad en Microbiología y Pediatría en el Hospital Luis Calvo Mackenna en nuestro plantel, “donde pese a que ha vivido diferentes situaciones, siempre sentí que esta casa me otorgaba los espacios de libertad necesarios para entender, innovar, investigar, buscar nuevos caminos y desarrollar las fortalezas que tenemos en nuestro medio, lo que sin duda ha contribuido a que la docencia que hacemos sea muy enriquecida y, a la vez, muy enriquecedora”. Asimismo, relevó lo que fue el reimpulso de la microbiología clínica, el cual sentó las bases para el desarrollo de la infectología desde una perspectiva integral y multidisciplinaria, con lo que “finalmente logramos que nuestra facultad fuera pionera en la formación de médicos especialistas en infectología pediátrica o de adultos como especialidades derivadas”.
El doctor Juan Honeyman, al recibir su diploma de profesor emérito.
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Luego, el doctor Juan Honeyman relevó la presencia de colegas, académicos, profesionales, familiares y amigos que lo han acompañado durante su carrera profesional, así como de sus discípulos, “que son como mis hijos, a quienes deseo que me superen, que sean mejores que yo”. De ellos, destacó a la doctora Sepúlveda, a quien conoció cursando la especialidad, “y cuando formé el laboratorio de inmunología clínica de nuestro hospital ella fue a hacer una rotación, para luego sucederme y creó dos servicios, dos departamentos, desarrollando la inmunología en nuestro país”. También al doctor Sergio Cabrera, académico del Programa de Biología Celular y Molecular, con quien trabajó para sacar adelante la ley orientada a proteger a los trabajadores de las consecuencias de la exposición a los rayos ultravioleta. Por último, agradeció el apoyo y respaldo de su familia, así como a la Universidad de Chile por la posibilidad de desarrollar su carrera asistencial y académica.
Cerrando el encuentro, el rector de la Universidad de Chile, profesor Víctor Pérez dijo, refiriéndose a la distinción de profesor emérito –y dado que esta se otorga a académicos destacados que han cesado en sus funciones-, que ese concepto en el caso de los doctores Prado y Honeyman es sólo parcialmente cierto, puesto que siguen estando presentes en lo que ha sido su trabajo, sus discípulos y colegas, así como en el compromiso y dedicación entregados en tantos años de labores, en su excelencia científica y vocación social.
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