Nº 230 - 7 de agosto de 2012

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En la tercera edad
Dificultades en el uso de tecnologías de la información podrían sugerir inicio de síndrome demencial

  • Así lo establece el desarrollo y validación del instrumento T-ADLQ, The Technology related version of the Activities of Daily Living Questionnaire, una nueva escala diseñada para la evaluación de la funcionalidad en las actividades de la vida diaria en pacientes con trastornos cognitivos, siendo una de las primeras en incorporar una subescala de tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Esta inclusión fue propuesta por la neuróloga Andrea Slachevsky y el psicólogo Carlos Muñoz en un reciente estudio.


Doctora Andrea Slachevsky

Según explica Muñoz, de la Unidad de Neurología Cognitiva de Demencias del Servicio de Neurología del Hospital del Salvador –cuya coordinadora es la doctora Slachevsky, académica del Campus Oriente de la Facultad de Medicina- el instrumento T-ADLQ, sigla de Technology – Activities of Daily Living Questionnaire es un cuestionario administrado a cuidadores de pacientes con demencia, que sirve para evaluar la pérdida de aquella funcionalidad indispensable para desenvolverse en la vida diaria. “Podría contribuir a un diagnóstico más certero en demencias al incorporar actividades cada vez más esenciales para las actividades diarias en nuestra sociedad actual, como es el uso de la tecnología”, añade.

Para desarrollar la escala, los autores adaptaron el cuestionario ADLQ, en el que se exploran seis dominios cognitivos de las actividades de la vida diaria, como son autocuidado, cuidado del hogar, trabajo y recreación, compras y dinero, viajes y comunicación, a los que agregaron una subescala para evaluar el uso de tecnologías de la información. “Las preguntas están orientadas a saber si el individuo ha presentado deterioro en su autonomía respecto de estos indicadores; por ejemplo, si necesita de ayuda para trabajar o ya no puede hacerlo; si requiere de supervisión para comprar o manejar dinero y finanzas, o bien esas actividades se dejaron de lado debido a las dificultades que les suponían”, explica el psicólogo. A ello, añade que es una herramienta muy útil porque permite no incluir aquellos ítems que no apliquen en el caso de un paciente en particular, como sería en el caso de si nunca trabajó remuneradamente o no se encargó del cuidado del hogar, etc.

Para optar a su título profesional, investigó junto a la doctora Slachevsky en la posibilidad de adaptar y desarrollar esta herramienta a la realidad nacional, para lo cual realizaron su estudio sobre personas de la tercera edad consultantes, en el ámbito hospitalario, por quejas cognitivas. De esta manera, sobre un grupo de 63 sujetos diagnosticados clínicamente con demencia, 21 con deterioro cognitivo leve y 44 testigos sanos, probaron esta herramienta en su versión traducida al español, con la nueva subescala añadida. 

“Pensamos que con la masificación del uso de tecnologías estas podrían convertirse en un indicador a incorporar en este cuestionario. Existen otras herramientas que abarcan esta área, pero son instrumentos por sí mismos, no forman parte de uno mayor como es en este caso”, agrega la doctora Slachevsky.

Así, el cuestionario incluye preguntas en materia de uso de computador, internet, correo electrónico, cajero automático y teléfono celular, teniendo en consideración si la persona “puede usarlo sin problema”; “lo usa con ayuda”; “ya no lo usa” o “no aplica”. De esta forma, el cuidador –como fuente de garantía de los hechos- puede informar si es que el paciente tiene crecientes dificultades para usar su celular, navegar en la red, mandar un email o sacar dinero del cajero automático, actividades que antes ejercía sin problemas. “Y como son ítems que pueden excluirse en caso de que no correspondan a la realidad del individuo, no perjudican la confiabilidad del cuestionario”, explica la especialista.

“Quisimos incluir esta subescala, porque este tipo de actividades cobra cada vez mayor relevancia, en especial en lo que serán las nuevas generaciones de personas de la tercera edad, adultos que hoy acceden a estas tecnologías como parte habitual de su vida diaria”, añade Muñoz.

“No existen los adultos mayores totalmente funcionales”


Psicólogo Carlos Muñoz

Otro aporte a esta herramienta, explica el psicólogo, es que mediante su investigación pudieron establecer un indicador de deterioro funcional con utilidad diagnóstica: según sus estimaciones estadísticas, a partir de un 29% o más de deterioro funcional en las actividades de la vida diaria se podría estar frente a un cuadro de demencia, cualquiera sea su origen: enfermedad de Alzheimer u otra condición.

“Lo interesante que también detectamos en nuestro estudio es que no tuvimos casos de personas de la tercera edad que no presentaran algún porcentaje de pérdida de funcionalidades, por lo que podemos deducir que es muy difícil que los adultos mayores lleguen a esa edad con estas capacidades indemnes”, agrega la doctora Slachevsky.

La investigación incluye, además, la utilización de otros instrumentos neuropsicológicos, como por ejemplo el Addenbrooke’s Cognitive Examination – Revised (ACE-R). “De esta manera nuestro estudio aporta también datos de referencia para saber cómo se comportan en una población chilena algunas herramientas neuropsicológicas”, dice la doctora.

El proyecto, titulado The Technology – Activities of Daily Living Questionnaire: A Version with a Technology-Related Subscale, fue publicado en la revista Dementia and Geriatric Cognitive Disorders.

Para mayor información, siga este vínculo: http://content.karger.com/ProdukteDB/produkte.asp?doi=10.1159/000338606

Cecilia Valenzuela León


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