Nº 222 - 12 de junio de 2012

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Su nuevo director es el doctor Sergio Bozzo
Un corazón a punto de latir

  • Durante el 2011, un grupo de 13 académicos de diferentes unidades y escuelas de la Facultad de Medicina se preparó en universidades estadounidenses para enfrentar el desafío de innovar sus metodologías de enseñanza, incorporando el uso de simuladores, pacientes estandarizados y toda la tecnología disponible en el Centro de Habilidades Clínicas. Son su “core”. Y lo único que quieren es empezar a darle vida a este nuevo espacio docente, símbolo de la formación centrada en el estudiante.

Doctor Sergio Bozzo

Sabe que el proceso de innovación curricular se ha demorado quizás más de lo deseable. Que la plena marcha del Centro de Habilidades Clínicas también se ha retrasado. Pero, por más que quisiera que el frío reinante en esas nuevas dependencias localizadas en el Campus Occidente de nuestra institución se dejara de sentir gracias a una incesante actividad de estudiantes y académicos, el doctor Sergio Bozzo está convencido de que el proceso va a buen  puerto, “porque se ha trabajado bien, con una dirección clara, siguiendo una planificación”.

Y añade: “lo más atractivo de un centro como este suelen ser, por ejemplo, equipos de alta complejidad como los simuladores para procedimientos médicos. Sin embargo, no basta con comprar varios y acomodarlos en boxes. Acá se pensó en “contar con los académicos  formados para desarrollar metodologías docentes probada y validadas, tanto en enseñanza como en evaluación. Además, que sean capaces de replicar este conocimiento en sus respectivas unidades y de encantar a otros profesores, de crear rutinas de trabajo que utilicen los diferentes equipamientos o técnicas, que evalúen los resultados y desarrollen estrategias remediales cuando no se obtengan los aprendizajes o destrezas esperadas y, por último, de obtener una retroalimentación de todo el proceso, para ver qué se hizo bien y qué es lo que se debe mejorar. Paralelamente se ha construido un amplio espacio físico, con redes de audio y video, adecuado para el desarrollo de la simulación en el aprendizaje del razonamiento clínico, técnicas de entrevista, examen físico y procedimientos diagnósticos y de manejo”. 

Más que evaluar, hacer… y repetir

Sus objetivos parten con desarrollar una rutina de trabajo que permita, a la brevedad, coordinarse con las escuelas de pregrado de la facultad para preparar actividades formativas y de evaluación relacionadas con las habilidades clínicas, tal como ya ha sucedido con estudiantes de Enfermería, Nutrición y Medicina, entre otros; estos últimos, han podido hacer algunas pruebas OSCE en las asignaturas de atención primaria y medicina interna.

Por lo valioso de la información que aporta, el doctor Bozzo espera contar prontamente con un sistema de pacientes estandarizados funcionando. “Son personas –no necesariamente actores o actrices- que simulan a una persona con patología o condición, según las indicaciones guías establecidas por los académicos; son capaces de reproducir datos de la enfermedad y de la personalidad de un enfermo real, por lo que pueden evaluar, también mediante pautas, las competencias deseables que debería tener el estudiante, lo cual enriquece el análisis que hace el docente que revisa esa actividad clínica”. Desde hace muchos años esta actividad era realizada por voluntarios, pero ahora esperan profesionalizar el proceso para obtener una mejor retroalimentación; además, “queremos eliminar el concepto de que la simulación sólo sirve para evaluar, sino que se entienda que es para aprender. Al hacer varias veces, en un ambiente seguro y estandarizado, es posible adquirir habilidades que permitan enfrentar de mejor manera las situaciones reales”.

¿Cree que será suficiente con este grupo de 13 académicos, pensando que no sólo coordinarán las actividades clínicas en el centro, sino que, en razón de ello, afianzarán el concepto de la Innovación Curricular?

Es absolutamente insuficiente; este centro es uno de los más grandes construidos, y el proceso de innovación curricular abarca a ocho escuelas, la cantidad de docentes y de estudiantes involucrados es enorme. Por eso el desafío es tan grande como para que sintamos las ganas y las ansias de empezar a hacer cosas. Lo que haremos será de la manera más abierta posible, invitando a todos los que deseen acercarse y, si no, yendo nosotros a presentarnos. Es un desafío entretenido y, en la medida que los profesores vean los efectos de estas nuevas formas de enseñar y aprender, gracias a las cuales el estudiante se entusiasma y aprende, se deja entrenar y disfruta lo aprendido, los académicos también se van a sumar a esta causa.

¿Qué es lo principal que se debe replicar de lo que aprendieron en las universidades estadounidenses?

El profesionalismo. Hay una responsabilidad e interés por hacer las cosas bien, se planifica, ejecuta y retroalimenta, y eso ya es parte de su trabajo cotidiano. En nuestro país  cada vez hay más estudiantes y menos docentes, así como pacientes cada vez más empoderados de sus derechos, y en buena hora: tenemos que trabajar profesionalmente. El que enseña se debe preparar, ver si las metodologías planteadas son útiles, planificar las actividades remediales en caso de que el estudiante requiera apoyo dirigido, revisar procesos y resultados y volver a empezar.

“Con esto”, finaliza, “además generaremos una gran cantidad de información en docencia, la cual tanto nosotros como el Departamento de Educación en Ciencias de la Salud y cualquier académico interesado podrán hacer investigación, lo que nos servirá para crecer, para proponer mejores metodologías de enseñanza, para desarrollarnos y para volver a empezar”.

Cecilia Valenzuela León

Los académicos capacitados en “The Dr. Allan L. and Mary L. Graham Clinical Performance Center”, del College of Medicine de la Universidad de Illinois, en Chicago, y en el Programa de Evaluación de Habilidades Clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Connecticut son:

    • Alejandra Valencia, Escuela de Nutrición
    • Claudia Arancibia, Escuela de Fonoaudiología
    • Eduardo Cosoi, Escuela de Medicina
    • Francisco Herrera, Escuela de Kinesiología
    • Iván Solís, Escuela de Medicina
    • Jean Gajardo, Escuela de Terapia Ocupacional
    • Laura Mendoza, Escuela de Medicina
    • Leonardo Urrutia, Escuela de Medicina
    • Marcela Correa, Escuela de Enfermería
    • Marcela Goldsack, Escuela de Obstetricia y Puericultura
    • Natasha Kunakov, Escuela de Medicina
    • Patricio Riquelme, Escuela de Tecnología Médica
    • Sergio Bozzo, Escuela de Medicina

 


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