Doctor Juan Carlos Prieto |
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El coordinador del estudio en nuestro territorio fue el doctor Juan Carlos Prieto, cardiólogo del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, y académico del Programa de Farmacología Molecular y Clínica del Instituto de Ciencias Biomédicas. “Esto se inició cuando cursé mi beca Fulbright en la Universidad de Duke, y trabajé en el Duke Clinical Research Institute, uno de los centros de mayor prestigio mundial en la implementación de ensayos clínicos de medicamentos cardiovasculares. Por esta razón, hace poco más de dos años me contactaron para integrar el Comité Directivo de lo que sería la fase tres de una investigación en torno a un nuevo antiagregante plaquetario, cuyo mecanismo de acción es totalmente innovador, ya que consiste en el bloqueo del receptor de trombina que está presente en la superficie de la plaqueta”.
El doctor Prieto explica que los infartos se producen porque el endotelio –monocapa de células que recubre toda la superficie interna de los vasos sanguíneos -, se rompe en relación a una placa ateroesclerótica subyacente. Con el fin de reparar ese daño, las plaquetas –que circulan en el torrente sanguíneo – reconocen la solución de continuidad y echan a andar diferentes mecanismos para unirse entre sí y al endotelio dañado, dando inicio a la formación de trombos o coágulos que ocluyen la arteria y producen el infarto. Esto es justamente lo que pretenden evitar los diferentes medicamentos antiagregantes plaquetarios ya en uso y las nuevas moléculas en proceso de investigación. “Las plaquetas tienen diferentes tipos de receptores en su superficie; todos estos, cuando son estimulados por su agonista, provocan que las plaquetas se unan entre sí y al endotelio dañado. Por eso la importancia de probar nuevos medicamentos que, a través de diferentes mecanismos, apunten a cada uno de esos receptores”, añade.
Prudentes resultados
El estudio en nuestro país incluyó a 14 hospitales, entre centros asistenciales públicos y privados, en los cuales se incluyeron pacientes que cursaban con un infarto agudo del miocardio. Se estimó que eran necesarios 13.000 pacientes a nivel mundial, para dar respuesta a la hipótesis que la adición de Vorapaxar al tratamiento estándar del infarto, determinaría una reducción de futuros episodios coronarios.
De esta forma, en pacientes que ingresaban a las unidades coronarias con este diagnóstico, se les asignaba de manera aleatoria Vorapaxar o placebo, además de los antiagregantes usados habitualmente Acido Acetilsalicílico y Clopidogrel y de toda la terapia aceptada y utilizada rutinariamente en estos casos.
“En un estudio previo fase dos, en alrededor de 1.000 pacientes coronarios que fueron sometidos a una angioplastía, ya se había demostrado que Vorapaxar era eficaz en cuanto a disminuir las recaídas, nuevas hospitalizaciones y la mortalidad. En el presente estudio, se incluyeron pacientes diferentes, los que estaban en la fase aguda de su infarto, y en los que se comparó el uso del nuevo medicamento como complemento de la terapia ya existente, versus el uso de placebo en su reemplazo. Los resultados no mostraron grandes diferencias entre ambos grupos. Vale decir, no se comprobó que hubiese un beneficio adicional al usar este nuevo antiagregante en este grupo específico de pacientes”, explicó el doctor Prieto. Por ello, añade, quizás los futuros estudios con Vorapaxar, se orientarán a constituirse en una alternativa a los antiagregantes disponibles, en caso de intolerancia”.
Pero lo más relevante para Chile, añade el doctor Prieto, es que se incluya a nuestro país en investigaciones clínicas orientadas a dar respuestas certeras en el ámbito clínico acerca de la eficacia de un nuevo medicamento. Los resultados de un estudio clínico multicéntrico bien diseñado, determinarán si ese nuevo medicamento se introducirá o no en la práctica clínica habitual a nivel mundial. En su opinión, los avances en la regulación de la investigación clínica en Chile, la existencia de Comités de Ética cada día mejor constituidos, y la mayor preparación de los profesionales, académicos, científicos y demás integrantes del equipo de salud involucrados en estas investigaciones, hacen de Chile un país confiable para el desarrollo de ensayos clínicos de nuevos medicamentos.
Cecilia Valenzuela
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