Dr. Wilfredo Calderón |
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El académico de la Universidad de Chile, divide su tiempo entre el Hospital Salvador y una clínica privada del sector oriente de la capital. “En el hospital realizo cirugías reconstructivas por quemaduras, enfermedades congénitas que derivan en alguna malformación, por cánceres o traumas. Básicamente trastornos físicos importantes que hayan podido sufrir personas -que sean inmejorables con otro método- y que necesiten ayuda de cirugía”, explica el especialista y agrega, “en las tardes trabajo en la clínica y prácticamente realizo cirugías cosméticas como rinoplastia, liposucción, aumento y reducción mamaria, abdominosplastías, en fin, combino ambas cosas”, señala.
“Existe una tendencia de darle un concepto de banalidad, y por tanto a quien la practica, tildarlo de la misma manera. Es un concepto equívoco, pues mientras más compleja es la intervención, el cirujano debe ser más circunspecto, más estricto, teórico y estudioso”, afirma el doctor y acota, “todo esto versus el perfil de alguien bohemio o artista mal entendido y a esa cierta frivolidad que se le asocia el trabajar, de alguna manera, con la apariencia de las personas”.
Muchas publicaciones a su haber, metodologías y técnicas novedosas y el encanto y dedicación personal, hacen de este doctor, un respetado especialista en el área de la medicina reconstructiva o estética. “Tengo algunas técnicas quirúrgicas que me han dado muy buenos resultados, algunas de ellas publicadas en el Journal Plastic Reconstructive Surgery, como es el caso del cone flap o colgajo en cono, que utilizo para tapar algún defecto. Por ejemplo, las escaras decúbito, las ulceras por presión que pueden padecer los pacientes con Sida, cáncer o con alguna enfermedad que se las provoquen al estar mucho tiempo inmovilizados”, expresa el Dr. Calderón.
Un poco de historia…
Como consecuencia de la I Guerra Mundial, el enorme número de soldados víctimas de la guerra con heridas por proyectiles y otros, vieron desfigurados sus rostros y cuerpos, por lo que se abrieron nuevos caminos para desarrollar la medicina, pues esta especialidad no estaba reconocida como tal. Posteriormente durante la Segunda Guerra Mundial el campo de la cirugía plástica incrementa y deja de estar más o menos confinada a la reconstrucción máxilofacial. “Las guerras de Vietnam, de Corea, y otras posteriores como las del Golfo, dejaron como saldo, un gran número de personas desfiguradas. Por esta razón es que las cirugías reconstructivas, que derivaron en las estéticas o plásticas, comenzaron poco a poco a masificarse”, señala el especialista.
¿Por qué Maestro en Cirugía Plástica?
El premio de Maestro en Cirugía Plástica, es un reconocimiento otorgado a un especialista con trayectoria, que realice práctica clínica y también docencia en alguna universidad -en este caso, sólo la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica de Chile imparten esa disciplina-, así como una persona que a través de su vida, haya tomado su especialidad como algo personal, dándole un giro especial a su determinado rubro; además debe tener discípulos que sigan su enfoque de trabajo, con la idea de que todo este conocimiento se expanda y llegue a la mayor cantidad de pacientes.
“Cada dos años se desarrolla el Congreso de Cirugía Plástica Nacional, instancia en la que nos reunimos todos los cirujanos plásticos acreditados. Somos alrededor de 105 aproximadamente, incluyendo a los que llegan del extranjero que previamente rinden sus exámenes ante la Certificación Nacional de Especialidades Médicas, Conasem o la Universidad de Chile o Católica, instancias que la imparten”, aclara el médico cirujano y declara, “es un doble orgullo, pues mis antecesores eran verdaderos pioneros en lo que a cirugías plásticas o reconstructivas en el país se refiere. Yo sólo he realizado mi trabajo con cariño y profesionalismo, que es como me gustaría que me recordaran mis estudiantes y pacientes”.
Daniela Torres B. |
