El Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral de la Adolescencia, Cemera, en conjunto con la Dirección de Extensión de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, presentaron la obra de teatro “Primeros roces”, encuentro realizado el 27 de septiembre de 2011. El Aula Magna del plantel se colmó de escolares de distintos colegios del país que vinieron a presenciarla.
Un 75% de los jóvenes chilenos entre los 15 y los 24 años ya ha tenido relaciones sexuales. Es la cifra más alta en América Latina y la tercera a nivel mundial. Todos estos datos fueron arrojados por la organización Your Life y Bayer HealthCare, entidad multinacional que realiza anualmente esta encuesta en 29 países de los cinco continentes. Los chilenos, además, son los que menos se protegen en la región, alcanzando un 49%.
“El embarazo no deseado y el riesgo de adquirir una infección de transmisión sexual y/o o VIH son unas de las principales consecuencias del inicio de la actividad sexual sin protección y a edades más tempranas”, señaló la doctora Adela Montero, directora del Cemera, durante la realización de la jornada, que contó con la presencia de la decana de la Facultad de Medicina, doctora Cecilia Sepúlveda.
Las cifras
Según datos entregados por el Instituto Nacional de la Juventud, Injuv, el 2006 la edad promedio de inicio de actividad sexual fue de 16,9 años en hombres y 17,8 años en el caso de las mujeres. El 2009 estas edades disminuyeron a 16,3 y 17 años, respectivamente. El inicio de la actividad sexual entre adolescentes de 15 a 19 años aumentó de 39% a 47% para el mismo período.
“El embarazo juvenil constituye un problema personal, familiar y social de gran magnitud. A nivel mundial, según informes de la UNFPA –United Nations Population Fund- la tasa de fecundidad ha ido aumentado en los últimos años, principalmente en países menos desarrollados”, explicó la doctora Montero.
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En Chile observamos una elevada tasa de embarazo adolescente en sectores de menores ingresos. En comunas de la Región Metropolitana, como Cerrillos, La Pintana, Cerro Navia, Lo Prado, La Granja, El Bosque, San Ramón, Huechuraba, Pudahuel, Recoleta, Conchalí, Renca, Independencia y Quilicura, se observan las mayores tasas de estos casos.
“Dentro de los principales factores predisponentes, se encuentran: menor edad de inicio de actividad sexual, menor uso de métodos anticonceptivos, menor nivel socioeconómico, programas de educación sexual ausentes o débiles a nivel escolar, falta de espacios para adolescentes en los sistemas de atención en salud, con acceso limitado a servicios integrales, confidenciales y de calidad”, informó la directora del Cemera, y agregó “considero importante enfatizar que los programas destinados a la educación y atención en salud relacionados con la afectividad y sexualidad juvenil debieran basarse en información objetiva, basada en la evidencia científica y no sólo en creencias ideológicas, religiosas o políticas.
Además, los y las educadores y profesionales de la salud que participamos en la atención integral de adolescentes somos agentes replicadores del modelo educativo, por lo que debemos estar debidamente motivados y capacitados para así entregar información objetiva, actualizada, completa y veraz que permita la toma de decisiones de manera libre e informada de los adolescentes en aspectos que les atañen directamente”.
Daniela Torres B.
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