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Nº 191 - 22 de agosto de 2011

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Iniciativa liderada por la profesora emérita de la U. de Chile, Ana Escríbar
Las bases filosóficas de la
verdad, el diálogo y la salud

  • Un aporte real para adquirir las herramientas que permitan analizar a fondo las problemáticas sociales y relacionales actuales, provendrá del curso “Ética Narrativa” que desde el 19 de agosto de 2011 imparte el Departamento de Bioética y Humanidades Médicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

Esta iniciativa es liderada por la profesora Ana Escríbar, destacada filósofa, profesora emérita de nuestra corporación y fundadora del Centro de Éticas Aplicadas de la Casa de Bello. Según explica la docente, el curso “trata de abordar una crisis de la ética en el momento actual; producida, en gran medida, por el desarrollo científico y técnico, gracias al que se ha dado una proliferación y un perfeccionamiento extraordinario de los medios, pero una reducción de los fines a uno solo, como es el progreso económico. El problema es que este progreso económico se ha quedado sin orientación alguna, porque no hay fines además de éste, y no los hay porque no hay valores, y no hay valores porque se ha producido una erosión de lo que el filósofo Paul Ricoeur ha llamado el “núcleo ético mítico de la civilización”, que es lo que da la personalidad histórica a los pueblos, lo que los diferenciaba, como eran sus propios valores orientadores de sus instituciones. Ahora desaparecieron esas diferencias y se produjo una globalización que nos ha dado a todos un solo fin compartido, que es el desarrollo económico”.


Profesoras Nina Horwitz y Ana Escríbar.

Este desarrollo científico y subsecuente reduccionismo de valores y fines, añade, erosiona a la ética como modo de ser de las personas, que es aquella referida a la capacidad de narrar, actuar, evaluar y autoevaluarse, afectando la disposición al diálogo como herramienta para alcanzar acuerdos universalmente vinculantes. “Por eso es que la ética narrativa es una ética de las virtudes, que busca la unidad ya no en la metafísica sino que la postula dada por la cultura, lo que supone una interpretación de ella y los valores que propugna en todas las generaciones y en todas las épocas”, explica.

Es por esta razón que la ética narrativa señala que, si los individuos estamos constantemente evolucionando, “obtenemos nuestra identidad de una promesa, de la aspiración que todos tenemos a una vida buena, y que se expresa en una máxima sapiencial tan antigua como la misma cultura, que es “no le hagas a otros lo que no quisieras que te hagan”. Es esa máxima la que tiene validez permanente, pero tenemos que siempre revisarla, porque va cambiando tanto lo que no quisiéramos que nos hagan –vivir en un ambiente contaminado, por ejemplo- como el concepto de los otros, que hoy incluye a la misma naturaleza, los árboles o los ríos”.

La verdad como construcción colectiva

La profesora Nina Horwitz, subdirectora del Departamento de Bioética y Humanidades Médicas, añade que “a estas bases fundamentales dadas por la ética narrativa, que presentará la profesora Escríbar, hemos querido darle un corolario de aplicación práctica desde la clínica, en la relación médico paciente y en el área de la investigación científica sociocultural”.

Esto se materializará en los módulos que impartirán tanto ella como los doctores Sergio Valenzuela, director del departamento convocante, y Hernán Villarino, académico, “en analizar la narrativa no sólo como un planteamiento conceptual o teórico, sino como un método, en el que el relato del paciente permite al médico entender mucho mejor cuál es su síntoma, cómo vive su enfermedad y cómo se relaciona con ella, así como la forma en que se vincula a los valores de su tiempo y a su cultura. Esto, en el sentido de que el camino para la sanación y el pronóstico se puede construir en conjunto a través del diálogo, en el que el paciente se reconoce a sí mismo, su identidad individual y colectiva en la enfermedad, y por eso se puede comunicar mejor con el médico, para encontrar conjuntamente una solución integral”, agrega la profesora Horwitz.

Y es que, finalizan las docentes, hay un elemento fundamental en la aplicación práctica de esta ética narrativa articulada por la empatía, como es –además de la disposición de escuchar y el interés por el otro- “la certeza de que la verdad absoluta no es patrimonio de nadie, que todos tenemos una visión parcial de ella y que, para avanzar, hay que construirla en conjunto, lo cual es indispensable tanto para progresar en la resolución del movimiento estudiantil como para una mejor relación médico-paciente”.
El curso “Ética Narrativa” se impartirá semanalmente hasta el 16 de diciembre de 2011, dirigido a alumnos de programas de Magíster y Doctorado de la Universidad de Chile y otras instituciones, así como académicos y docentes interesados en la materia, miembros de comités de ética asistenciales y de investigación, y científicos en las áreas de salud y ciencias sociales.   

Cecilia Valenzuela