
Doctora María Isabel Behrens |
La científica es académica del Departamento de Neurología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, quien en el último concurso de Fondecyt obtuvo el respaldo para avanzar en el proyecto “Asociación inversa entre el cáncer y la enfermedad de Alzheimer: en busca de mecanismos biológicos comunes”.
Uno de esos mecanismos es el que la doctora y su equipo ya describieron en una investigación lista para publicar, en el que encontraron que frente a una exposición a un estrés oxidativo como es el peróxido de oxígeno –agua oxigenada-, los linfocitos extraídos de pacientes con Alzheimer, EA, son más sensibles a la muerte celular que los de enfermos con antecedentes de cáncer de piel. “Estos resultados respaldan la hipótesis de que podía ser que las maquinarias que controlan la muerte o sobrevivencia celular estén desviadas hacia una mayor susceptibilidad a la muerte, en el caso de las demencias neurodegenerativas como es el Alzheimer –pero no las vasculares-, y más hacia proliferación o sobrevivencia en las personas que han tenido un cáncer”, explica la doctora Behrens.
Esto, añade, tuvo como objetivo determinar mecanismos biológicos comunes en ambas patologías, “pero podría tener una futura aplicación en la clínica referida a generar una técnica de laboratorio para diagnosticar EA, ya que este mal no tiene marcadores biológicos”.
Inducir cáncer para evitar Alzheimer
Esta línea de investigación partió en 2004, analizando primero una base de datos de cerca de 600 pacientes de la Universidad de Washington y, posteriormente, replicando el estudio en una población de más de 3.000 hospitalizados por alguna de las dos enfermedades, corroborando la existencia de una relación inversa entre ambas.
Para explicarlo, está analizando la posibilidad de que exista una distinta regulación de las vías de muerte celular en pacientes con antecedente de cáncer, comparado con aquellos que tienen Alzheimer. Para ello, investiga cómo se produce la muerte celular inducida por diversos tóxicos, en tres grupos de pacientes mayores de 65 años: con EA, con cáncer de piel y en grupo control.
Es por esto que el estudio ya finalizado se basó en el efecto del peróxido de oxígeno sobre los linfocitos; en el que está recién partiendo, lo hará con fibroblastos, viendo si en condiciones basales es diferente o no la proliferación celular, además de su respuesta a citotóxicos. Pero, adicionalmente, incluirá una línea paralela, en la que sobre un modelo animal genéticamente modificado para servir como modelo de Alzheimer, verán si es que al inducir un cáncer de piel, se genera un efecto protector respecto de la demencia neurodegenerativa.
Estos conocimientos, finaliza, podrían dar pie a futuros tratamientos; “por ejemplo, inducir un cáncer de piel muy benigno, que luego se retira quirúrgicamente, podría proteger frente al Alzheimer. Esta podría ser una estrategia, pero aún es muy especulativa”, señala la docente.
Cecilia Valenzuela
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