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Nº 177 - 16 de mayo de 2011

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Fallas inmunitarias en adultos de entre 30 y 40 años tiene explicación en la historia
Manteniendo al sarampión fuera de Chile

  • Como un brote que no reviste ninguna gravedad calificó el doctor Luis Fidel Avendaño, virólogo de la Facultad de Medicina de la Casa de Bello, los recientes casos de esta patología detectados en nuestro país.

Doctor Luis Fidel Avendaño

“Lo que sucede es que ya no tenemos ni sarampión ni rubéola endémicas, situación que ser mantiene en todo el continente”, explica el especialista, quien integra el Comité Asesor en Vacunas y Estrategias de Inmunización del Ministerio de Salud. Por eso, las personas que se ven afectadas son quienes, sin contar con una correcta inmunización, se han contagiado en un viaje al extranjero –generalmente Europa, Estados Unidos o Brasil- y ellos, a su vez, pueden afectar a alguien cercano con las mismas características.

Estas fallas en la inmunidad encuentran su respuesta en la historia: “En Chile se empezó a vacunar contra el sarampión en 1964, a niños que en ese entonces tenían ocho meses de edad. Hay que entender, en todo caso, que nunca se da una cobertura total de vacunación, por lo que se considera bastante buena si alcanza a un 90% de la población objetivo. Además, inherentemente a toda vacuna hay un porcentaje de personas en las que no prende bien esta inoculación y, en este caso, eran menores que tenían anticuerpos transmitidos por la madre, cifra estimada en un 20% del total. Y, por último, en ese entonces había problemas con la cadena de frío por cortes imprevistos de luz, indispensable para el buen manejo de estos anticuerpos. Todos estos porcentajes de ineficacia se acumulan, razón por la que el Ministerio de Salud ha hecho campañas de puestas al día, pero siempre quedan pequeños grupos fuera, por lo que no se puede asegurar que todos hayan recibido correctamente su vacuna. Por eso es que, en esta ocasión, se ha estimado que hay una cantidad indeterminada de personas de entre 30 y 40 años que no está bien vacunada”, informa el doctor Avendaño.


Este gráfico muestra la evolución de la incidencia y número de casos de sarampión en Chile, así como la tendencia a la baja de esta enfermedad luego de la introducción de la vacuna, en 1964.

A este grupo, añade, se le recomendará recibir la inmunización si es que se van a exponer a un posible contagio, por ejemplo en un viaje al extranjero. “Pero si hay un brote, no reviste ninguna gravedad, la persona estará enferma algunos días y se mejorará sin problemas”, sentenció.
Los síntomas de esta patología son: fiebre relativamente importante durante 3 a 4 días.

Después, se enrojecen los ojos por conjuntivitis; se presentan unas manchas muy características en la mucosa bucal llamadas “Manchas de Koplik”. Luego, aparece un cuadro respiratorio con tos, en un compromiso mayor o menor y, al cuarto o quinto día, manchas rosadas que parten detrás de las orejas que van avanzando y toman todo el cuerpo. Después de cuatro días, la persona mejora, mostrando una pequeña descamación final en su piel.

“Mantener el prestigio de nuestra salud pública”

La auspiciosa situación sanitaria chilena, exenta de sarampión, “llevó a que los médicos clínicos no pensaran en la sintomatología de esta enfermedad, porque perdimos la costumbre de verla”, informa el académico.


El sarampión aún tiene presencia en Europa y África, no así en el contimente americano, del cual está casi totalmente desaparecido.

Por otra parte, añade, la detección inmediata de estos pocos casos sirvió para demostrar que “la salud pública en Chile está muy bien y alerta, y ha tomado las medidas que hay que tomar”. Es por eso que justifica las actuales medidas gubernamentales para la revacunación de la población que podría estar expuesta al riesgo: “es para mantener la excelencia y prestigio de nuestro sistema de salud -un compromiso de todos los países de las Américas- manteniendo la erradicación de esta patología”, finaliza.

Cecilia Valenzuela