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Nº 163 - 16 de diciembre de 2010

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Eligen a Iván Saavedra como el químico
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Es académico de la Facultad de Medicina de la Casa de Bello
Eligen a Iván Saavedra como el químico
farmacéutico más destacado de Chile

  • Su principal preocupación es que el país cuente con una adecuada política de medicamentos, para lo cual ha trabajado activamente desde la academia, haciendo docencia e investigación en el tema.

Profesor Iván Saavedra.

A comienzos de diciembre el académico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, profesor Iván Saavedra S., fue premiado por el Colegio de Químico Farmacéuticos de Chile como el profesional más destacado del país en el área de docencia e investigación.

“Fue una gran sorpresa porque hay muchos colegas que merecían esta distinción”, señala el senador universitario de la Casa de Bello, director del Centro de Investigaciones Farmacológicas y Toxicológicas (IFT) de la Universidad de Chile y académico del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM).

El profesor Saavedra atribuye el galardón a un año en que, con nuevos bríos, dio visibilidad a la que ha sido su lucha personal durante varias décadas: trabajar para que Chile cuente con una política de medicamentos propia de un país desarrollado. “Cuando el ministro Mañalich dijo que obligaría a los centros asistenciales a comprar medicamentos genéricos a través de la Cenabast, como una forma de reducir la deuda del sistema hospitalario, le mandé una carta para explicarle que en el país los medicamentos que se venden como genéricos no lo son, ya que no está normada la obligatoriedad de su certificación”, dice.

De hecho, el IFT fue el primer centro acreditado para hacer estudios de bioequivalencia de medicamentos in vivo a nivel nacional. “El ministro se mostró interesado y se acercó a conocer el IFT, entidad que vela por la calidad, seguridad y eficacia de los medicamentos, de tal manera que se puedan establecer las dosis adecuadas de los fármacos sin que haya riesgos de intoxicación, reacciones adversas o inefectividad en los pacientes”, añade el profesor Saavedra.

Eso permitió al secretario de Estado interiorizarse sobre una penosa realidad: Chile es uno de los países más atrasados en esta área, tampoco tiene estudios de fármaco-epidemiología y su farmacovigilancia es muy precaria. “No sabemos la cantidad de muertos, enfermos y afectados que produce la carencia de una política de certificación de medicamentos similares y genéricos. Y con esto me estoy refiriendo, principalmente, a aquellos fármacos que llegan al mercado provenientes de países que no se rigen por las normativas de la OMS, que se fabrican en industrias sin certificación y que se venden sin receta médica en cualquier lugar, incluso, en las ferias libres, sin que haya de por medio estudios de equivalencia terapéutica con los originales”, apunta el académico.

Por lo tanto, añade, comprar un medicamento que tiene los mismos compuestos pero sin que se haya demostrado que es un verdadero genérico, puede ser peligroso al demorar la recuperación del paciente o provocar reacciones no deseadas. “Si la ley en Chile exigiera estudios científicos y/o tecnológicos para demostrar seguridad y eficacia, una persona que va a la farmacia podría optar por cambiar el fármaco que le recetó su médico por otro más barato, sin temor alguno, siempre y cuando tuviera la correspondiente certificación de bioequivalencia. Hoy esto no ocurre y como no hay farmacovigilancia tampoco sabemos qué pasa cuando un sujeto no toma el producto indicado”, resalta.

Al servicio de Chile

Para subsanar estas carencias el IFT hace docencia e investigación analizando la calidad, seguridad y eficacia de los medicamentos. Para ello cuenta con sofisticados y costosos equipos tecnológicos y con profesionales de primer nivel. “Nuestra universidad está al servicio del país, por eso se preocupa de realizar una docencia más integrada, de perfeccionar las bases científicas y éticas del conocimiento que genera y transmite a los alumnos de pre y postgrado, de hacer investigación que se publica en revistas de alto impacto y de colaborar activamente en desarrollar esta política aún pendiente. Esa es nuestra gran preocupación y la razón de ser de mi vida académica y científica”, comenta el profesor Saavedra.

La docencia, agrega, es una vocación y aunque se hace difícil indagar en este campo, sobre todo porque se tiene la impresión equivocada de que los estudios de farmacocinética sólo deben ser financiados por las industrias innovadoras y no por las entidades estatales, el profesor Saavedra y su equipo sigue trabajando para hacer ciencia farmacológica de primer nivel. Con ese objetivo han establecido convenios con empresas privadas. “Como universidad estatal no contamos con suficientes recursos, asunto sobre el cual está al tanto el ministro Mañalich. Sabe también que para proveer los estudios necesarios a nivel del país Chile requeriría, al menos, otros siete centros similares al IFT”, apunta.

El compromiso del doctor Saavedra con la educación y los futuros profesionales queda bien representado en la Corporación Hygea, entidad que preside y cuyo objetivo es prestar ayuda económica a estudiantes de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la U. de Chile que tienen problemas económicos durante su formación. Con 40 socios que venden rifas, organizan malones y hacen aportes mensuales, el grupo ha apoyado a 27 jóvenes en aprietos que ya egresaron de la carrera. “Hay que ayudar, es nuestra labor, para eso estamos”, asegura.

Cecilia Coddou