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Nº 163 - 16 de diciembre de 2010

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Publicado en Annals of Internal Medicine, revista del American College of Physicians
La enseñanza de la medicina,
después del terremoto

  • Profundas reflexiones acerca de la formación de los futuros profesionales de la salud, especialmente luego del mega sismo de febrero pasado, son las que hace el doctor Humberto Reyes, profesor emérito de la Universidad de Chile.  

Doctor Humberto Reyes

En el artículo revisa detalladamente lo que fue la respuesta asistencial y urgente que dieron estudiantes de Medicina y jóvenes profesionales frente a este desastre natural, tanto por iniciativa del alumnado como de sus instituciones formadoras, así como obedeciendo al llamado que hicieran las autoridades sanitarias con el fin de cubrir las necesidades de la población más afectada.

De esta forma, ahondó en lo que fueron las prestaciones médicas que ofrecieron los voluntarios en distintos ámbitos, el apoyo que prestaron a los equipos establecidos en las comunas afectadas y el trabajo mancomunado que debieron realizar con las autoridades locales, en términos de organización.

Luego, añade, “presento mis propias reflexiones como un médico que ha vivido cinco terremotos mayores. Adicionalmente, como médico interno en 1960, me uní a un grupo de voluntarios enviados por el Ministerio de Salud y la Universidad de Chile a Valdivia, ciudad profundamente dañada por un sismo de magnitud 9,5 en la escala de Richter”.

Sus comentarios los ordena y destaca en cinco puntos: primero, la comprensión que deben tener los estudiantes de medicina respecto de que eligieron una carrera con una fuerte responsabilidad social, y en consonancia con ello, están comprometidos a proveer asistencia en su rol de promoción de la salud y cuidado de pacientes. Este concepto, añade el doctor Reyes, debe ser fomentado por los académicos y explicitado en la misión de la institución formadora.

En segundo término, el doctor Reyes hace hincapié en la necesidad de aprender a trabajar en equipos más que en grupos, sacando provecho de las diferentes  características disciplinares y personales de sus miembros. Luego, se refiere a la importancia de la preparación que deben tener todos los estudiantes de la salud en medicina de desastres así como en resucitación, emergencias comunes y autocuidado.

Por último, el doctor señala que las instituciones formadoras deben estar preparadas para trabajar con las autoridades de la salud para organizar grupos de voluntarios, idealmente en equipos multidisciplinarios, y que “el cuidado de una comunidad después de un desastre mayor es facilitado cuando médicos y otros profesionales de la salud tienen un fuerte sentido de la responsabilidad social, por lo que sus respectivas escuelas deben nutrirnos del espíritu de la solidaridad, entusiasmo, compasión y compromiso social”.

Cecilia Valenzuela