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Nº 162 - 6 de diciembre de 2010

Mirando más allá de los propios muros
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Hormona que regula el sueño de la madre afecta ritmos biológicos del feto
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Según estudios realizados por investigadoras de la U. de Chile
Hormona que regula el sueño de la
madre afecta ritmos biológicos del feto

  • Mujeres embarazadas que hacen turnos rotativos tendrían alterada la producción de melatonina, lo que perjudicaría al niño en gestación, ya que mientras está en útero es incapaz de generar la hormona que regula su sistema circadiano, por lo tanto, dependerá de la que reciba de su madre.

La Organización Mundial de la Salud ha señalado recientemente que la falta de melatonina, hormona que regula el sueño y es producida durante las horas de oscuridad, es un potencial agente cancerígeno en sujetos que trabajan con sistemas de turno rotativo. Si estas personas son mujeres embarazadas entonces las complicaciones pueden extenderse, incluso, al feto. De hecho, algunos estudios han mostrado una asociación significativa entre el trabajo en sistema de turnos y los abortos espontáneos, el nacimiento de niños con bajo peso y quienes presentan déficit atencional al hacerse mayores.


Doctoras Claudia Torres y María Serón

“Los seres vivos tenemos un orden temporal interno que se ajusta a las condiciones del planeta, es decir, al día y la noche. Es así como nuestra fisiología se organiza de acuerdo al horario, con un sistema gobernado por un reloj biológico central, ubicado en el hipotálamo, que manda señales a todas las células del cuerpo que están dotadas, asimismo, de una maquinaria molecular muy parecida a la central”, explica la doctora María Serón-Ferre, académica del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

Durante el embarazo los fetos no producen melatonina, dependen, por lo tanto, de la hormona que les traspasa la madre y que los ayuda a coordinar sus relojes biológicos. Pero no sólo eso, la melatonina también les permitiría preparar las funciones que usarán una vez que hayan nacido y que hasta ese momento no habían sido activadas por falta de necesidad como, por ejemplo, la capacidad de respirar o de adaptar su temperatura corporal a las nuevas condiciones ambientales.

No hay que olvidar que un feto vive a 39ºC cuando está en el útero materno y una vez que nace suele afrontar un ambiente que, en promedio, no supera los 26ºC. “Como investigadoras nos ha interesado entender cómo funcionan los relojes biológicos del feto comandados por señales maternas, específicamente las vinculadas con la melatonina, hormona que cumpliría funciones homeostáticas y cronobióticas en el niño”, explica la doctora Serón-Ferre, quien trabaja junto a la académica de la U. de Chile, Dra. Claudia Torres-Farfán y a un grupo de estudiantes de pre y postgrado.

Las indagaciones de las científicas, financiadas por dos proyectos Fondecyt, han revelado que la melatonina puede contribuir a la regulación de la termogénesis durante la vida fetal. Después del nacimiento el recién nacido, que no producirá esta hormona hasta dos meses después, generará calor a través de un tejido adiposo café que acumula mientras está en gestación y que permanece inhibido in útero gracias, entre otros factores, a la melatonina. De esta manera, cuando nazca ya estará preparado para hacer frente al cambio tan extremo de temperatura: “La melatonina es una señal fisiológica que ayuda al feto a ser un recién nacido exitoso”, explica la doctora Serón-Ferre, quien ha hecho sus estudios en modelo de oveja.

La doctora Torres-Farfan, en tanto, también está abocada a determinar si es que la melatonina es una señal significativa para regular los ritmos circadianos fetales de la rata. “Durante su vida fetal este mamífero no posee un núcleo supraquismático funcional, ello apoya la idea de que en estas especies la organización circadiana es distinta a la del adulto y dependería de señales maternas, como la melatonina. Por lo tanto, la hormona sería clave en la presencia de sus ritmos circadianos”.

Problemas de largo plazo

La doctora Torres-Farfán agrega: “La alteración de los ritmos circadianos durante la gestación no es letal pero sí produce problemas en los individuos que, a la larga, podrían desarrollar hipertensión, enfermedades cardiovasculares, trastornos del aprendizaje y diabetes. En consecuencia, el ambiente en que crece el feto será fundamental en su vida adulta. De ahí que sea tan importante analizar su programación desde el punto de vista del sistema circadiano”.

Y como la melatonina se secreta de noche, cuando no hay luz, una mujer embarazada  que hace turnos deja de producirla no sólo para ella, sino también para el hijo que está en su vientre.

De hecho, los investigadores internacionales están analizando la conveniencia de dar esta hormona a los prematuros, para que se mantengan en una condición similar a la que tendrían en el útero materno. “Un niño no producirá melatonina hasta el segundo mes de nacido, así que si llega antes de tiempo quizás sería conveniente suplementar la carencia para que sus relojes biológicos continúen siendo debidamente organizados, algo que no necesita un recién nacido de término”, plantea la doctora Serón-Ferre.

Si bien estos estudios aún están en desarrollo, se cree que una medida de este tipo podría reducir el daño cerebral después de una injuria grave como, por ejemplo, el sufrimiento fetal. “Nuestras investigaciones en modelo animal nos indican que la melatonina no tiene efectos adversos en recién nacidos, de hecho es un excelente antioxidante, y tampoco los afecta cuando es suministrado a la hembra preñada”, apunta la doctora Serón-Ferre.

La doctora Torres-Farfán concluye: “Los datos epidemiológicos son claros, la falta de melatonina está involucrada en enfermedades graves, nosotros queremos saber los mecanismos básicos que explican estas estadísticas, sobre todo en lo que se refiere a programación fetal de enfermedades del adulto”.

Cecilia Coddou