Portada
 
Nº 161 - 29 de noviembre de 2010

Distinguen al
Dr. Luis Cartier
como Maestro de la Neurología
Leer más..

“Algo que ver con la vida”
Leer más..

Dra. María Eugenia Pinto es elegida
Maestra de la Infectología Chilena
Leer más..

PULSACIÓN SEMANAL

 

El Pulso
 © Todos los derechos reservados
Quiénes somos

Tema será abordado por la especialista de la U. de Chile,
Dra. Verónica Mericq

Pan para hoy, patología para mañana

  • Niños pequeños para la edad gestacional que recuperan peso muy rápido son más propensos a hacerse resistentes a la insulina y a padecer patologías metabólicas.

Doctora Verónica Mericq

Un niño que nace grande para su edad gestacional, es decir, que pesa más de lo establecido en un recién nacido que ha alcanzado esa etapa de desarrollo, tendrá mayor riesgo de padecer síndrome metabólico cuando llegue a la adultez. Esto significa que sus posibilidades de sufrir diabetes, enfermedad coronaria y patología cerebrovascular serán más elevadas, especialmente si es obeso. Sin embargo, los peligros también pueden cernirse sobre aquellos menores que son pequeños para la edad gestacional, esto es, que nacieron bajo peso y que compensaron su crecimiento con gran rapidez.

“Hay una interacción muy importante entre el peso de nacimiento y la ganancia postnatal, una realidad que se ha ido constatando en la última década y que debe poner en alerta a los pediatras”, explica la doctora Verónica Mericq, académica del Instituto de Investigaciones Materno Infantil (IDIMI) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile en el Hospital San Borja Arriarán.

La doctora Mericq expuso sobre el “Impacto del peso al nacer y peso posnatal en la resistencia a la insulina” el 27 de noviembre en el marco del ciclo de cursos “Origen temprano de la salud y enfermedad”, organizado por la Sociedad Internacional DOhaD (Developmental Origins of Health and Disease).

La académica resalta que en un estudio publicado por su grupo en la revista Diabetología confirmaron que los niños con bajo peso al nacer que hacen un crecimiento compensatorio acelerado durante el primer año de vida tienen más riesgo de padecer resistencia a la insulina. En la misma línea de investigación, la prestigiosa revista de la American Medical Association (JAMA) reveló que este período es aún más acotado: son claves los tres primeros meses de vida porque cuando llegan a adultos jóvenes tienen más posibilidades de tener el colesterol y la presión arterial incrementados. “Si la compensación de peso es muy rápida pueden desarrollar factores que son determinantes para gatillar la enfermedad cardiovascular y Diabetes Mellitus tipo 2”, apunta la doctora Mericq.

Si bien esta compensación dependerá del apetito del recién nacido, es importante el control que ejerzan los padres y pediatras. No es conveniente quitarles la leche materna ni atiborrarlos con relleno, hay que dejarlos comer de acuerdo a sus necesidades particulares. “Algunos son insaciables, siempre tienen hambre y recuperan peso muy rápidamente, lo que puede traerles complicaciones a posteriori, por lo tanto, habrá que regular este comportamiento. En cambio, hay otro fenotipo que suele ser bastante inapetente”, explica.

La académica y su equipo, de acuerdo a las investigaciones que han llevado a cabo, creen que ello depende en gran medida de los niveles de gherelina, hormona que estimula el apetito y que estaría presente en un grupo significativo de estos pequeños. “Son niños insaciables porque tras la ingesta de comida no les disminuye adecuadamente la hormona. Por eso, en la medida que vayan creciendo, requerirán de una dieta más rigurosa y de mayor actividad física para evitar complicaciones”, dice.

La doctora Mericq añade que la ventana crítica de programación prenatal del niño, que ocurre mientras está en el vientre materno, es difícil de controlar, pero sí pueden tomarse medidas con respecto a la ganancia de peso una vez que ha nacido. “Los estudios que hemos realizado en el IDIMI corroboran que los niños pequeños para la edad gestacional que recuperan peso rápido son más hiperinsulinémicos, tienen la hormona IGF-1 más elevada, sobre todo las niñas, hecho que las predispone a una mayor resistencia a la insulina”.

Prematuros extremos

Otro grupo de riesgo son los niños prematuros, por ello la doctora Mericq realizó un estudio en que comparó la prematurez extrema (aquellos recién nacidos que pesan menos de 1.500 kg o que al nacer tienen menos de 32 semanas) con aquellos que siendo prematuros no cumplen con estos criterios.

“Pudimos constatar que se produce una interacción entre la restricción de crecimiento intrauterino y la ganancia de peso. De esta manera, los niños de cinco o siete años que habían sido prematuros extremos y que ahora tenían sobrepeso, presentaban una peor sensibilidad a la insulina y un gasto energético más deficiente. Esto es una alerta importante porque si bien ante la prematurez no se puede hacer mucho, sí es posible promover conductas saludables en los pequeños que sabemos serán de riesgo”, acota.

Finalmente, la doctora Mericq resalta que “el peso sí importa”, tanto al momento en que nace el niño como posteriormente. “Tenemos que adoptar medidas preventivas porque eso puede cambiar radicalmente la calidad de vida de una persona”, indica.

Cecilia Coddou