Terapéutica, porque fue la tarde del viernes 19 de noviembre de 2010, finalizando una semana laboral ardua y agitada: le hizo estupendo a más de 500 personas de nuestra comunidad universitaria –sus máximas autoridades, académicos, estudiantes y funcionarios-, que repletaron el Aula Magna, reírse a gritos e iniciar felices el “finde”.
Álvaro Salas derrochó cualidades: puntualidad, simpatía, chistes a velocidad de ametralladora, capacidad para reírse incluso de si mismo –refiriéndose a su desaparición de Canal 13 o a su falta de cabello- y sencillez. Le bastó el escenario y un vaso de agua para hacer olvidar las preocupaciones a todos los presentes, quienes quedaron pidiendo más y más.
Y es que en su repertorio hay de todo: chistes de curas, de niños, de animalitos –recordando su paso por “Video Loco”-, los típicos de “había una vez un mexicano, un cubano, un peruano y un chileno”, de actualidad noticiosa, de médicos y enfermos, de jefes y empleados. Uno detrás del otro, el esfuerzo de recordarlos para contarlos después fue inútil pero varios lo intentamos, aunque sin gracia.
Al final, un bis. Una historia de “Buffalo Bill” salió al ruedo, con una rutina desopilante, a modo de despedida. Pero no fue el final: todos querían sacarse fotos con él, y accedió a quedar en las imágenes de los celulares de muuuchos.
Quedó en el espíritu de todos este estupendo regalo de la Facultad de Medicina a su comunidad.
|