Pero antes, una verdadera sorpresa: los doctores Ennio Vivaldi, vicedecano de la Facultad de Medicina, y George Swaneck, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad del Desarrollo, homenajearon al profesor Ayala con un inusual e ingenioso duelo de palabras respecto su contribución al entendimiento de los aportes de Darwin a la ciencia.
El profesor Francisco Ayala junto a la decana de la Facultad de Medicina, doctora Cecilia Sepúlveda. |
Así presentado, el biólogo se adentró en el tema que convocó a toda la comunidad universitaria que repletó el Salón Lorenzo Sazie el 16 de noviembre de 2010, encabezada por su decana, la doctora Cecilia Sepúlveda. Para ello, partió refiriéndose a situaciones en que elementos tanto de la naturaleza, como fabricados por el hombre, pueden servir para ciertos usos que no estuvieron inicialmente considerados en su diseño, pero existen debido a un propósito básico. Por ello, coligió, puede haber un “diseño” sin que haya habido una intención en sí.
Luego, ahondó en los principios básicos expuestos por Charles Darwin en “El origen de las especies”, referidos específicamente a la selección que se puede producir tanto de manera natural como la que, artificialmente, el hombre ha producido para mejorar cosechas o ganadería, por ejemplo. De ahí, explicó, “la idea es sencilla: las variaciones útiles en una especie se mantienen y reproducen, y las que no lo son van desapareciendo”.
Los doctores Ennio Vivaldi y George Swaneck homenajearon al profesor Ayala con un ingenioso duelo de palabras. |
La segunda parte de su conferencia la dedicó a ahondar en la corriente llamada “Diseño inteligente” o Creacionismo, muy en boga en Estados Unidos a partir de las iglesias cristianas fundamentalistas, que buscan el sentido literal de la Biblia y usan el conocimiento científico para justificar la existencia de Dios.
Ante ello, planteó que la ciencia no puede demostrar ni la existencia de un ser supremo no su inexistencia; añadió, de manera informativa, las teorías de algunos pensadores al respecto, para luego rebatirlas con una simple afirmación: “El diseño inteligente no es ciencia porque no se puede someter a pruebas experimentales, y no hay evidencia que la respalde”.
Regalo de Darwin a la religión
Así, señaló incluso que el “Diseño inteligente” es una teoría blasfema, pues supone la existencia de un Dios que hace cosas imperfectas, como el cuerpo humano –ejemplificó recordando que la mandíbula no resiste la salida de las muelas del juicio, o que el canal de parto muchas veces no permite el nacimiento de un hijo-; cruel, porque crea especies que matan a sus crías o devoran a sus parejas luego de la fecundación; sádico, por el sadismo propio del parasitismo, que mata al hospedero, y un gran abortista, dado que aproximadamente el 20% de los embarazos culmina en una pérdida espontánea.
Profesor Francisco Ayala. |
“Por eso es que la teoría de la evolución es un regalo de Darwin a la religión”, dijo, parafraseando el título de uno de sus libros, “pues explica procesos biológicos y naturales sin tener que atribuirlos a la benevolencia o malevolencia del Creador”, sentenció.
El doctor Carlos Valenzuela, genetista de la Facultad de Medicina que actuó de moderador en esta conferencia, agradeció la presentación del experto, recordando su formación religiosa como sacerdote dominico y su posterior preparación y trayectoria científica en prestigiosas universidades estadounidenses.
Al momento de las preguntas, asistentes al encuentro inquirieron la opinión del profesor Ayala en temas como el rol de la fe en la evolución del homo sapiens y la contraposición de la enseñanza del evolucionismo versus la libertad de pensamiento, entre otras. |
