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Nº 129 - 26 de marzo de 2010

El primer día del resto de sus vidas
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Nueva multicancha para el Campus Norte
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Cálida
acogida para
estudiantes de
universidades afectadas por el terremoto
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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

Jóvenes prestaron ayuda inmediatamente tras la catástrofe
La esperanza fue la primera respuesta al sismo

  • Además de una real ayuda en mano de obra y atenciones de salud, la labor de los estudiantes voluntarios de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile en las zonas más devastadas por el terremoto del 27 de febrero de 2010 fue también una voz de aliento en el momento más crítico.

Porque inmediatamente después del sismo distintos grupos de alumnos de nuestro plantel se organizaron y viajaron a localidades como Iloca, Parral, Villa Alegre, Llico, Lolol y Alhué, entre otras, así como apoyaron a los vecinos de la Villa Olímpica, en Santiago. Lo hicieron luego de recolectar alimentos no perecibles, vestuario y elementos para viviendas de emergencia, con el fin de distribuir la ayuda y trabajar colaborando en la remoción de escombros, la reconstrucción y en la solución de algunos problemas de salud de esas comunidades.


Los estudiantes de Terapia Ocupacional preparando el material para trabajar con niños de Cumpeo

Así, fueron los primeros equipos de nuestra institución en enfrentar los resultados de esta catástrofe nacional en la comunidad. Por ello, son sólo parte del contingente de estudiantes que participó de las labores de voluntariado durante la emergencia, como los que fueron capacitados por la Escuela de Salud Pública para la aplicación de dos instrumentos de recolección de información respecto a las necesidades prioritarias de los damnificados así como de su estado de salud mental, además de otros grupos que continuaron esta cooperación las semanas posteriores.

Acompañados por docentes del plantel, profesionales de la salud de los diferentes campus clínicos, e internos de las diferentes carreras que imparte la Facultad de Medicina, los estudiantes colaboraron en labores específicas del ámbito de la salubridad –dado que, por el mismo terremoto, hospitales y consultorios se encontraban en malas condiciones o no daban abasto-, como la prevención de enfermedades infecciosas en los albergues; educación en la manipulación de alimentos y manejo de desechos; evaluación y atención de problemas de salud derivados de la emergencia, como heridas, contusiones y quemaduras, y control básico de enfermos crónicos y niños.


Una de las labores de mayor relevancia es el apoyo sicológico a los menores luego del sismo.

Por ejemplo, el equipo de 10 alumnos y dos médicos que trabajó en Parral entre el 5 y el 9 de marzo apoyó tanto la labor que desempeñaban los profesionales de dos consultorios locales, como el Servicio de Urgencia de su hospital y una posta rural. Además, hicieron atención de postrados a domicilio y operativos completos a dos poblaciones y un hogar de ancianos, entre otras tareas.

En su primera visita a Alhué, el grupo “Newen” entregó canastas familiares y elementos como frazadas y carpas; y en Cumpeo, los alumnos de la Escuela de Terapia Ocupacional se dedicaron al levantamiento de escombros y la instalación de alojamientos provisorios pero, especialmente, a ayudar en el esparcimiento de jóvenes y niños que se encontraban sumidos en la incertidumbre y el miedo, dadas las condiciones de sus viviendas familiares y la destrucción de sus establecimientos educacionales.

Por último, internos de Medicina Oriente junto a diversos voluntarios realizaron atenciones de salud y psicológicas entre los damnificados de los edificios de la Villa Olímpica en Ñuñoa.