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Nº 129 - 26 de marzo de 2010

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Tema será abordado en curso organizado por Dpto. de Pediatría Centro
El reto de atender al niño inmigrante en Chile

  • Los médicos tienen que estar alerta ante enfermedades desconocidas en el país y prestar atención a aquellas que estaban en vías de erradicación, ya que con la llegada de inmigrantes podrían volver a emerger.

Dr. Rodrigo Vásquez De Kartzow

En los últimos años Chile ha comenzado a recibir un número significativo de inmigrantes provenientes, principalmente, de Perú, Argentina, Bolivia, Ecuador, Colombia y Palestina, lo que ha obligado al sector salud a mantenerse alerta ante la detección de patologías poco comunes o desconocidas en el contexto local, así como a estar pendientes ante la posible reemergencia de enfermedades que estaban en vías de ser erradicadas.

“Si bien la llegada de estas personas no implica un cambio en la epidemiología local, sobre todo cuando los programas de vigilancia funcionan correctamente, los profesionales de la salud están llamados a conocer las eventuales nuevas enfermedades y a asumir el reto de atender apropiadamente a aquellas etnias que poseen costumbres y condiciones distintas a las nacionales”, señala el doctor Rodrigo Vásquez-De Kartzow, pediatra infectólogo del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Centro de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.

El especialista se referirá a este tema en el marco del XIX Curso de Atención Permanente en Pediatría que se llevará a cabo entre abril y noviembre en el Hospital Clínico San Borja Arriarán.

Según explica el doctor Vásquez, las patologías de niños y adolescentes inmigrantes abarcan un abanico de trastornos muy amplio que pueden estar relacionados con situaciones socioeconómicas desfavorables que se traducen en condiciones precarias de vivienda y nutrición, además de problemas psicológicos por falta de integración social.

“Debemos estar preparados para afrontar las nuevas demandas. Así, por ejemplo, en el caso de la tuberculosis, que en nuestro país estaba en un franco descenso, incluso en vías de eliminación, durante los últimos años la tasa se ha mantenido, lo que se explicaría por el fenómeno de inmigración”, señala el pediatra.

De hecho, el 2006 Chile presentaba una tasa de tuberculosis de 14,2 por cada 100 mil habitantes, realidad que dista bastante de la registrada en Perú, donde hay 155 afectados por cada 100 mil personas, panorama similar al de Bolivia, en que la tasa es de 113 por cada 100 mil habitantes.

“En Chile, si una persona tose más de 15 días suponemos que el paciente puede tener un resfrío, una neumonía atípica causada por Mycoplasma o tos crónica pero, en general, no pensamos en la posibilidad de tuberculosis. En las nuevas condiciones tenemos que estar más pendientes de las patologías importadas”, dice el académico.

Las migraciones también potencian la ocurrencia de enfermedades infecciosas y parasitarias que estaban ausentes o muy controladas en Chile, principalmente debido al hacinamiento y malas condiciones habitacionales. En el caso de las embarazadas el doctor Vásquez señala que las inmigrantes presentan más patologías bucales, mientras que en la población de raza negra o mulata resulta prioritario estar alerta ante las hemoglobinopatías, enfermedades congénitas de la sangre que suelen afectar a esta raza. “La anemia de células falciformes, un tipo de hemoglobinopatía que se caracteriza por alterar la forma de los glóbulos rojos y obstruir su circulación causando infartos, prácticamente no existe en Chile. Con el arrivo de personas provenientes, por ejemplo, de Ecuador, Colombia, Perú y Haití, se hace necesario considerarlas”.

Medidas concretas

El médico explica que entre las disposiciones que se han ido adoptando en el país con el fin de dar una mejor atención sanitaria a los inmigrantes, se incluye la creación de una ficha clínica que contempla la nacionalidad y etnia del paciente. Esto permite tener estadísticas que indican las patologías más frecuentes, lo que es fundamental a la hora de adoptar medidas preventivas y paliativas.

También se está trabajando para que los niños, aunque no tengan regularizados sus papeles, es decir, no posean un RUT chileno, puedan hacerse exámenes si éstos fuesen necesarios. “En Chile la ley determina que los menores de 18 años y las embarazadas deben ser atendidas por los servicios de salud, independientemente de su situación migratoria. El problema está en que para hacer cualquier examen se requiere de un código asociado al RUT y si la persona no lo tiene es imposible llevarlo a cabo. Eso es algo que debemos solucionar”, dice el doctor Vásquez.

Cecilia Coddou