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Nº 128 - 22 de marzo de 2010

Ellos son la verdadera Universidad de Chile
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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

Lo que importa es ayudar, dicen los participantes
Ellos son la verdadera Universidad de Chile

  • Estudiantes de todas las escuelas de pregrado de la Facultad de Medicina viajaron a diferentes localidades del sur de Chile a participar de diversos voluntariados para apoyar a las víctimas del terremoto.

Así, el 17 de marzo de 2010 una serie de buses partió desde la Plaza Blest del Campus Norte del plantel, para llevar a los jóvenes a Lolol, Parral, Llico, Alhué, Chanco, Cumpeo y otras ciudades y poblados, para trabajar tanto en la aplicación de un instrumento para catastrar las necesidades más primordiales de las personas damnificadas, generado por académicos y becados de la Escuela de Salud Pública (ver recuadro), como en la reconstrucción de viviendas dañadas, remoción de escombros, distribución de ayuda solidaria, atención en salud y recreación de los menores.


Emelie Haig (la última de la fila) se apresta para iniciar su viaje.

Este profunda vocación de servicio impregnó incluso a alumnos de otras instituciones, como ocurrió con Constanza Salinas, estudiante de tercer año de Mantenimiento Aeronáutico de la Universidad Federico Santa María, que se unió a los equipos de construcción de nuestro plantel invitada por una amiga –la alumna de segundo año de Nutrición Gabriela Torres-, “porque llevo tres años trabajando en Un Techo para Chile. Participando del voluntariado de mi universidad estuve una semana en Longaví donde estaba todo en el suelo, sobre todo las áreas precordilleranas, pero su gente está con mucho ánimo y optimista de salir adelante.

Su amiga y compañera en Alhué, Gabriela Torres, se motivó “por una cosa de responsabilidad social nomás, creo que hay tanta gente que quedó prácticamente sin nada, necesitan que los ayuden”. Su experiencia comprende labores en Lampa y, recientemente, Paine, también por los efectos del sismo.

Los académicos de la Escuela de Salud Pública, doctor Marcelo Villalón y la profesora María Teresa Valenzuela, dieron a conocer las encuestas preparadas para recabar información entre los damnificados.

Por su parte, el estudiante de cuarto año de Medicina Simón Oñate va a Llico, a lo que será su primera experiencia en este servicio, haciendo las encuestas de necesidades básicas de los damnificados: “A uno de repente le dan ganas y sale a esto nomás... después de escuchar las vivencias de los amigos”, dice riendo.

A Emelie Haig, estudiante de la Escuela de Salud Pública proveniente de Suecia, le tocó viajar a Cumpeo, y cuenta que ya tiene camino avanzado como voluntaria, pues en nuestro país forma parte de las huestes de la Cruz Roja. Se dedicará a tomará la encuesta, motivada simplemente “porque es una catástrofe, necesitamos ayudar”, comenta. 


Los voluntarios estarán hasta el domingo 21 de marzo en sus respectivas localidades.

 

Mirando el mediano y largo plazo

Estudiantes de tercero a quinto año de todas las carreras de la salud participaron de una capacitación en Salud Pública, que se realizó el 16 de marzo de 2010. El objetivo de esta iniciativa fue preparar a los asistentes en el uso de dos instrumentos para catastrar las necesidades más primordiales de las personas damnificadas, así como sus percepciones en materia de salud mental, los cuales fueron elaborado y validados en base a experiencias internacionales por el equipo de académicos de la División de Promoción en Salud de la Escuela de Salud Pública, junto a estudiantes del programa de postítulo y del magíster que imparte esta unidad. Los participantes aplicarán esta encuestas entre los damnificados de Alhué, Chanco, Cumpeo, Tirúa, Cañete, Lolol, Parral y Llico, zonas a las que viajarán en sucesivos grupos a partir del miércoles 17 de marzo, para trabajar hasta fines de semana.           

Esta capacitación fue impartida por la profesora María Teresa Valenzuela y el doctor Marcelo Villalón, quienes dieron a conocer que el fin de esta recolección de información es hacer un diagnóstico que apoye la toma de decisiones en cuanto a las actividades de apoyo y voluntariado en el mediano y largo plazo. El primer instrumento chequea las necesidades y problemáticas –en cuanto a vivienda, acceso a servicios, alimentación, salud, transporte, vestuario, seguridad y otros-, estableciendo su relevancia para las víctimas de la catástrofe, y se aplica directamente a los jefes de familia. La segunda herramienta está dirigida a los líderes grupales, zonales o comunales, con el fin de recabar su percepción acerca de la salud mental de la población.

Cecilia Valenzuela