Así lo dieron a conocer parte de  los 25 internos y alumnos de Medicina que se distribuyeron en estas zonas  elegidas por la Fech  y bajo la organización de “Salud por Chile Ahora”, entidad que agrupa a los  voluntarios de la Asemech,  la ONG Acercando  Salud y la   Federación Internacional de Asociaciones de Estudiantes de  Medicina. IFMSA.  
                  
                    
                        
                        El equipo de internos de Medicina que desarrolló   voluntariado en Llico, a días de sucedido el terremoto. | 
                     
                   
                  En el encuentro –en el que  estuvieron presentes las doctoras Christel Hanne, directora de la Escuela de  Medicina; Marisol Prado, directora de Asuntos Estudiantiles, y Ruth Depaux,  académica del plantel-, los jóvenes dieron a conocer en detalle el estado en  que quedó la comunidad de Llico –en las cercanías de Vichuquén- y sus  poblaciones aledañas, como Rarín, Las Garzas y Aquelarre.  
                  Así, el interno Nicolás Silva dio  cuenta de extremas dificultades derivadas de que desde el terremoto viven en  campamentos, ya sea porque sus viviendas desaparecieron o quedaron en muy malas  condiciones, o porque temen a las constantes réplicas que se perciben. Por lo  mismo, tienen problemas urgentes de disponibilidad de agua –por su calidad y  cantidad-, de manejo de escombros y de inexistencia de baños o letrinas; y, en  cuanto a la cobertura de su morbilidad, necesitan atención para los enfermos  crónicos y, en especial, en cuanto a salud mental.  De la misma forma, narró las dificultades de  coordinación existentes entre las autoridades locales, radicadas en Vichuquén,  y el poblado de Llico, las cuales con el transcurso de los días se fueron resolviendo  al nombrarse un delegado a cargo de la situación.  
                  
                    
                        
                        Uno de los campamentos en los que aloja la   población de Camino Real Alto, en las cercanías de Llico. | 
                     
                   
                  Énfasis en salud mental 
                                      En todo caso, el trabajo de los  12 internos logró el establecimiento de vínculos con los líderes del lugar, con  el fin de facilitar la labor de próximas cuadrillas de voluntarios; el catastro  de la gran mayoría de las familias que viven en campamentos -“fuimos los  primeros en acercarnos a hablar con las personas y darnos cuenta de su  reticencia a volver a las casas que estaban aún en pie o a vivir todos en  mediaguas”, añadieron-; la prestación de 100 atenciones médicas tanto en el  colegio en el que estaban alojados como domiciliarias, y su colaboración en  cuanto a saneamiento básico y educación en el tema. Por ello, su diagnóstico  del lugar sugiere mejorar el análisis de la estructura poblacional, dar  atención de salud, ayudar a la disposición de excretas y basura, mejorar la  alimentación –que, dada la emergencia, es alta en carbohidratos y baja en  vegetales- y la calidad del agua. Asimismo, propusieron que los futuros equipos  de voluntarios que viajen a estas zonas deben contar con sicólogos o personal  adiestrado en materia de salud mental. 
                  
                    
                        
                        Los medicamentos que llevaron los estudiantes   fueron resultado de donaciones que les hicieron diferentes campus clínicos. | 
                     
                   
                  Luego de este informe, las  doctoras Hanne y Prado iniciaron un exhaustivo análisis de lo que será la  continuidad de estas labores para el estudiantado, los insumos de apoyo que  necesitan y la factibilidad de mantenerlas en el mediano y largo plazo. Por  ello, establecieron una coordinación con el voluntariado establecido e indicaron  que la directora de Asuntos Estudiantiles viajará a recorrer las localidades  visitadas entre el 12 y el 14 de marzo. Por último, están implementando una  serie de actividades con expertos de la Escuela de Salud Pública, como la  realización de seminarios en salud mental –de manera de prepararlos para ayudar  a la contención de las personas afectadas por el terremoto- y su participación  en la generación de protocolos de diagnóstico pre y post sismo, para analizar  cómo deben ser las intervenciones que se hagan. 
                  Cecilia Valenzuela                   
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