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Nº 127 - 12 de marzo de 2010

Escuela de Salud Pública liderará iniciativas en salud mental tras el terremoto
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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

Escuela de Salud Pública liderará iniciativas en salud mental tras el terremoto

  • El psiquiatra de Dr. Rubén Alvarado entregó una serie de recomendaciones a la comunidad para sobreponerse a la tragedia. El especialista será el encargado de articular las acciones que emprenderá la Facultad de Medicina en este ámbito.

Dr. Rubén Alvarado

La Escuela de Salud Pública articulará los esfuerzos de la Facultad de Medicina en los aspectos relacionados con la protección de la salud mental de la comunidad tras el terremoto del pasado 27 de febrero. Así fue acordado por el Consejo de Facultad, instancia que definió esta área como prioritaria y designó al académico de la ESP, Dr. Rubén Alvarado, como coordinador de las iniciativas que se generen.

Una de ellas tiene que ver con la orientación a la ciudadanía, motivo por el cual el Dr. Alvarado se reunió el viernes último con la prensa, para entregar recomendaciones que ayuden a las personas a retomar la normalidad. En la ocasión, se refirió a las reacciones individuales y colectivas que pueden ser consideradas normales, en contraposición con aquellas que requieren atención especializada.

El psiquiatra sostuvo que la respuesta de estrés es normal frente a situaciones que sobrepasan las capacidades psicosociales que las personas poseen para enfrentarlas, y que tiene manifestaciones psicológicas y físicas. Precisó que en situaciones como ésta, alrededor de la mitad de la población presenta reacciones psicológicas tales como miedo, angustia, hipersensibilidad, cansancio, fatiga, insomnio o cambios en el apetito, además de manifestaciones psicosomáticas como dolores de cabeza,  pecho, espalda o abdomen.

“Es muy importante que las personas sepan que estas reacciones son normales en este contexto, no son manifestaciones de una enfermedad y en gran medida se controlan con el apoyo de la familia y amigos”, precisó.

Como medidas inmediatas, recomienda crear un clima que reduzca la tensión y la aflicción, entregar información precisa, generar zonas de seguridad interpersonal entre las víctimas y facilitar su descanso. También es necesario facilitar el contacto entre las víctimas y sus seres queridos, promover la organización de las personas, el autocuidado y el sentido de autoeficacia y esperanza, así como brindar la contención emocional inicial y la ayuda médica a quienes presentan enfermedades previas y/o que se agudizan.


Dr. Rubén Alvarado y Dr. Giorgio Solimano

Tanto para los adultos como para los niños, sugiere escucharlos y dejarlos expresarse, pero sin obligarles a hablar sobre el tema si no lo desean, pues “las terapias basadas en el desahogo forzado pueden ser más perjudiciales que beneficiosas”, indicó el académico. En todos los casos, lo más importante es que las personas intenten retomar su cotidianeidad lo más pronto posible, en la medida en que su situación se lo permita. Esto pasa también por evitar permanecer demasiado tiempo viendo las noticias sobre la tragedia; al respecto, aconseja que los niños puedan jugar, ver dibujos animados, ir al colegio, juntarse con sus amigos y distraerse.

El especialista destacó la importancia de las actividades solidarias y de ayuda mutua, como un eficaz método para producir calma y reducir los sentimientos de culpa y de angustia que se generan tras la catástrofe. “Está científicamente probado que participar en este tipo de acciones tiene un gran efecto terapéutico, ya que da un sentido positivo a la vida”, señaló.

Estrés agudo v/s estrés postraumático

En estos días, se ha hablado con frecuencia de un cuadro clínico llamado estrés postraumático. Al respecto, el Dr. Rubén Alvarado dijo que la diferencia entre  la reacción normal y un trastorno está dada por la intensidad de los síntomas y el efecto que el evento produce en la vida cotidiana. “Cuando la intensidad es grande y la persona no puede hacer su vida normal, estamos frente a un trastorno que debe ser tratado”, explicó.

Indicó que los síntomas más frecuentes son los sentimientos de miedo o de angustia, que pueden llegar a configurar una crisis; hipersensibilidad a los estímulos, dificultad para concentrase, insomnio, evitación de situaciones que recuerden el evento traumático; desánimo, fatiga y sentimientos de culpa. Asimismo, las personas afectadas suelen revivir el evento en el pensamiento y en las emociones asociadas, ya sea como recuerdos intrusivos o como pesadillas.

“Cuando el trastorno aparece antes de los 30 días después del evento, y los síntomas duran no menos de dos días, se habla de Trastorno de Estrés Agudo. Cuando las manifestaciones aparecen después de los 30 días, recién entonces podemos hablar de Trastorno por Estrés Postraumático”, precisó el experto.

Daniela Araneda