El doctor Ibba, junto al doctor Hervé Roy, identificó dos proteínas que ayudan a ciertas bacterias a resistir el ataque de los antibióticos, como son la MprF1 y la MprF2. Este hallazgo es un paso hacia el desarrollo de terapias farmacológicas cuyo blanco sería la resistencia bacteriana en su fuente celular.
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Doctor Michael Ibba.
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Los científicos observaron que las membranas celulares de muchas bacterias causantes de enfermedades desarrollan resistencia cambiando su carga eléctrica de negativa a positiva. Muchos antibióticos funcionan porque llevan una carga positiva que las atrae a las células bacterianas negativamente cargadas. Las cargas opuestas permiten que los antibióticos penetren dentro de la bacteria y la maten, pero cambiando su carga típicamente negativa a positiva, algunas células bacterianas establecen una coraza protectora que rechaza al antibiótico.
Ambas proteínas son muy buenos blancos potenciales para fármacos porque, en teoría, si se logra inhibir su acción, se puede conseguir que las cepas bacterianas sean más susceptibles a los antibióticos ya existentes.
El doctor Ibba se presentó en la Facultad de Medicina en el marco de las actividades del proyecto Fondecyt liderado por el doctor Omar Orellana, académico del Programa de Biología Celular y Molecular del Instituto de Ciencias Biomédicas y presidente de la Sociedad de Microbiología de Chile.
Cecilia Valenzuela |