Y es que, según explicó la experta en un encuentro realizado  en esta escuela de pregrado el 27 de noviembre de 2009, “junto al equipo de  salud que atendemos al sector de Mujeres de este hospital nos dimos cuenta de  que, dado lo complejo de los diagnósticos y el alejamiento de sus hogares, se  podían observar altos grados de ansiedad y angustia en estas pacientes, que se  evidencian en sentimientos de tristeza, miedo, tedio, inquietud, tensión,  alteraciones del sueño y del ánimo, producto todo de la interrupción en sus  rutinas y roles”. 
                  
                    
                        
                        Las terapeutas ocupacionales Gabriela Cruz,   Carmen Fernández y Silvia Gómez. | 
                     
                   
                  Las patologías por las cuales llegan o son derivadas estas  enfermas son accidentes cerebro vasculares de distintos orígenes; trastorno  encéfalo craneano; tumores; traumatismo raquimedular; lesiones de neuronas  periféricas o epilepsia. “Ante estos casos pensamos que sería útil la ocupación  como una herramienta terapéutica, porque da sentido de logro, de utilidad,  satisface la necesidad de experimentar, de desconectarse de los problemas, y  proporciona sentimientos de pertenencia a un grupo, entre otros beneficios”.  
                  Así, y con el apoyo de estudiantes en práctica tanto de  Kinesiología como de Terapia Ocupacional instauró un taller de ergoterapia en  el que las pacientes pueden participar voluntariamente, que se realiza todas  las tardes de lunes a jueves, con el objetivo de “que logren involucrarse en  actividades con sentido, que mejoren sus relaciones interpersonales tanto con  sus compañeras de habitación como con el personal que las atiende y que, en  general, mejoren su calidad de vida”. De esta forma, hacen tejidos, trabajos manuales  con cartón, pintura y otras actividades manuales.  
                  Excelentes resultados 
                                      Los resultados de esta iniciativa fueron medidos tanto a  través de la escala de depresión y ansiedad de Goldberg como la Escala Visual Audiológica, la que  aplicaron tanto al inicio como al final de la intervención –de una semana- para  estudiar el valor que las pacientes dieron a la actividad realizada. Los  resultados fueron excelentes, añadió la especialista, “porque se favorecieron  los funcionamientos motores y cognitivos, descubrieron habilidades que no  tenían, mejoraron su autoestima y su vinculación con lo que sería su posterior  proceso de rehabilitación”.  
                  Este encuentro fue organizado por la profesora Silvia Gómez,  académica de la Escuela de Terapia Ocupacional –entidad que está en proceso de  reacreditación-, y contó con la participación de Gabriela Cruz, profesional de  esta disciplina, quien se refirió brevemente a las bases neurobiológicas de la  ocupación.                    |