Todo comenzó con un juego de palabras del director del ICBM, doctor Norbel Galanti, quien, defendiéndose de los caprichos que habitualmente se atribuyen a los adolescentes, describió a su institución como “madura, que proviene de lo más ancestral de la ciencia chilena, estando enraizada con el origen de la investigación biológica y médica del país”. Luego, procedió a detallar la participación de su cuerpo académico en el pre y postgrado, tanto en nuestro plantel como en otras facultades de la corporación; en la dirección de tesis y en el quehacer como consultores especializados en diferentes ministerios gubernamentales. Asimismo, añadió que “los datos objetivos muestran que somos la institución más importante en la obtención de recursos concursables, con más de 115 proyectos de investigación financiados por organismos nacionales e internacionales”.
Doctores Jorge Allende, Cecilia Sepúlveda, Jorge Las Heras,
Norbel Galanti y Enrique Jaimovich. |
Por ello, destacó la superación de las dificultades que supone “una política para el apoyo al desarrollo científico y a la formación de recursos humanos en ciencia que consideramos inadecuada para los requerimientos del país y alejada de nuestras necesidades y posibilidades”.
Por último, finalizó sus palabras señalando que una de las tareas más importantes del instituto en la actualidad es la búsqueda de jóvenes investigadores “que se incorporen a nuestra vocación de compromiso con la Universidad de Chile y de servicio al país. De esta manera, nuestra madurez proviene de una renovada adolescencia”.
Los grandes tres pilares
Por su parte, la doctora Cecilia Sepúlveda, decana de la Facultad de Medicina, destacó que el ICBM es el resultado de un largo y meditado proceso de un grupo de investigadores que decidieron forjar una nueva estructura en base a tres pilares centrales: excelencia académica, renovación e integración, contando con el liderazgo del Premio Nacional de Ciencias, doctor Jorge Allende, como su primer director.
Asimismo, resaltó la enorme capacidad no sólo de trabajo de su cuerpo académico, sino la potencialidad de reinventarse para salir adelante frente a las adversidades, “así que, además, es un instituto resiliente”. Por lo anterior, dijo que la facultad se siente orgullosa del ICBM y del aporte cotidiano que hace a la formación de profesionales de la salud y de graduados, así como su contribución a la generación de conocimiento y a la extensión de éste a la sociedad.
El doctor Ángel Spotorno desglosó la teoría de Darwin, deteniéndose en las aplicaciones recientes en la medicina evolutiva. |
Luego, el rector (s) de la Universidad de Chile, doctor Jorge Las Heras, recordó lo que fueron las figuras señeras en el nacimiento y desarrollo de esta unidad, como fueron los doctores Eduardo Rosselot, en cuyo decanato se inició esta nueva estructura; Jorge Allende; Mónica Suárez; Eduardo “Guayo” Rojas –de quien destacó su labor en reconstruir la disciplina de Anatomía- y David Yudilevich, el mayor investigador del país en lo que fue la vida y obra de Charles Darwin, en cuyo bicentenario están centradas las actividades conmemorativas del ICBM.
La medicina evolutiva explicando fenómenos de hoy
La ceremonia inaugural de este duodécimo aniversario contó con la clase magistral del doctor Ángel Spotorno, académico del Programa de Genética Humana del ICBM, quien dictó la conferencia “Darwin y la Teoría de la Evolución”.
El académico introdujo a los asistentes, académicos, estudiantes y funcionarios en el pensamiento pionero de este naturalista del siglo XIX que propuso su teoría de la evolución luego de su viaje al continente americano y de recorrer las costas del Atlántico y del Pacífico, observando las similitudes y diferencias entre las especies en distintas geografías.
El doctor Spotorno desglosó la teoría de Darwin, deteniéndose en las aplicaciones recientes en la medicina evolutiva. Para ello explicó -a modo de ejemplo- la aparición del cáncer de mamas en las mujeres como una consecuencia del diseño paleolítico del homo sapiens, que en la actualidad ha alargado su ciclo de vida y somete al cuerpo a situaciones para las cuales no estaba inicialmente concebido, como es el aumento de los ciclos menstruales que tiene una mujer, que en la era primitiva llegaban a 120 por los múltiples períodos de gestación y amenorrea de lactancia, y en la actual llega a 400, dada la planificación familiar.
Cecilia Valenzuela |
