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Nº 105 - 26 de agosto de 2009
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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

Bordea el 19% en varones y el 17,4% en mujeres de entre 12 y 18 aÑos
Preocupa alta dependencia al alcohol en adolescentes

  • El psiquiatra de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, doctor Otto Dörr, señala que se debería restringir su consumo a los menores de 21 años, habría que limitar los horarios de venta de bebidas alcohólicas en pubs, botillerías y discotecas, y realizar campañas masivas.


Doctor Otto Dörr

El psiquiatra y académico de la Universidad de Chile, doctor Otto Dörr, escribió a principios de julio un artículo sobre el Alcohol y la juventud, haciendo referencia al programa de televisión “Carrete juvenil ABC1”, emitido por Chilevisión. En su texto el especialista comentó el peligro que encierra el aumento de consumo de alcohol y su comienzo precoz, sobre todo en las mujeres, así como a la permisividad de los padres y autoridades. Asimismo, planteó la necesidad de que se tomen medidas concretas como la de prohibir su venta a los menores de 21 años y la realización de campañas masivas, tal como ha ocurrido con el cigarrillo porque, según dijo, “este flagelo está destruyendo lenta pero sistemáticamente a nuestra juventud”.

Su artículo abrió un debate que se ha extendido a través de cartas al director y “posteos” al sitio web de El Mercurio hasta la actualidad, lo que da cuenta de la importancia del tema. Al respecto, el médico señala que entre los 12 y 18 años la prevalencia del consumo de alcohol oscila alrededor del 35%, con muy escasa diferencia a favor de los hombres. Este porcentaje aumenta aún más entre los 19 y 25 años, aunque en ese rango los varones comienzan a distanciarse de las mujeres: 75% y 59%, respectivamente.

Si se compara la situación nacional con la de otros países se puede señalar que el consumo en los escolares chilenos es tres veces superior al de Estados Unidos y cuatro veces al de España. Más impresionante aún es el hecho que las cifras señalen que ya entre los 12 y 18 años la dependencia al alcohol alcanza al 19% en los varones y al 17,4% en las mujeres.

“Este es un problema dramático que demuestra falta de autoridad, lo que es sumamente grave porque la base de la civilización ha sido la disciplina. No hay que olvidar que el ser humano es el único mamífero que no tiene reguladas sus conductas en forma automática y refleja, en aras de mantener la armonía con el entorno y con los otros de la misma especie, como ocurre incluso en los primates. Por lo tanto, el precio de su libertad ha sido la desaparición de estos mecanismos de regulación, lo que implica que puede ser capaz de realizar las acciones más canallescas y autodestructivas”, plantea el psiquiatra.

De ahí que todas las grandes civilizaciones hayan partido con la instauración de complejas normas, puesto que se necesita de un sistema de controles externos que diga lo que está bien o mal.

Respetando los ritmos

“El ser humano es rítmico, por lo tanto, cuando no respeta los horarios que marcan el sueño y vigilia, acostándose a las seis de la mañana y despertándose por la tarde; o escucha música exageradamente fuerte, como ocurre en las discotecas, o bebe en exceso hasta perder la lucidez, entonces está distorsionando sus ritmos naturales”, apunta el doctor Dörr.

Añade que, actualmente, los jóvenes estarían sufriendo un proceso de regresión masiva: “En ellos aparecen amenazados rasgos esenciales de lo humano, puesto que para tener conciencia reflexiva es necesaria la lucidez y para integrarse a la naturaleza, el respeto por sus ritmos. Además, el lenguaje deplorable que hablan, con escaso vocabulario, pronunciación defectuosa y un incontenible afán de reemplazar las palabras por groserías es más que preocupante, sobre todo si consideramos que el lenguaje es lo que nos define como especie y que ha permitido al hombre, entre otras cosas, el tener conciencia histórica y capacidad de abstracción”.

¿Qué hacer?

Frente a este panorama el doctor Dörr señala que el futuro no parece muy auspicioso porque hasta ahora habrían fracasado todas las instancias. “Las cifras epidemiológicas de adicción precoz y masiva son terroríficas. Cuando planteo que el consumo de alcohol se permita sólo a los mayores de 21 años, tal como ocurre en Estados Unidos, ello tiene una justificación biológica, ya que el cerebro termina de madurar recién a esa edad, razón por la cual la ingesta previa provoca daños diversos y particularmente en las funciones cognitivas”, acota.

Se requiere, entonces, de normas más estrictas y adecuadamente fiscalizadas, tanto en la venta de alcohol como en los horarios de atención de botillerías, pubs y discotecas. También se necesitan campañas masivas para crear conciencia en la población sobre los daños que produce el alcohol en los jóvenes y para, eventualmente, despertar en ellos la idea de reemplazar ese persistente impulso a “pasarlo bien” que los caracteriza, por la búsqueda de la excelencia en todos los ámbitos.

Cecilia Coddou