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Nº 105 - 26 de agosto de 2009
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PULSACIÓN SEMANAL
 
 

De mÚsica, teatro, breakdance y otras yerbas
La primavera al lado, el arte y nosotros

  • La “Semana de la Cultura ” –evento que anualmente organiza el Consejo de Estudiantes de la Salud de la Facultad de Medicina- tiene esos atisbos que hacen sentir a los que trabajamos acá la satisfacción de hacerlo.

El patio tibio bajo un sol de invierno tímido, el perro paseándose entre medio de los micrófonos y ahí están ellos, algunos alumnos raramente especiales, aún con ganas de cantar pese a los trabajos prácticos y a las pruebas, derritiendo un violín en sus manos aunque no esté de moda, o cerrando los ojos para que la letra no se pierda, agazapada ante un sonriente público prófugo de su oficina.


Pancora breakdance.

Estos días son un regalo que los estudiantes nos hacen a todos: sus compañeros, sus profesores, los funcionarios. Partieron el lunes 17 de agosto de 2009, con más ganas que suerte, porque el número programado no llegó pero sí la exposición fotográfica “Papel de luto” de Tania Brito –en el pasillo de las escuelas de Enfermería y Obstetricia- y la feria del libro usado, frente a la “Laurita”.

El martes, mejor destino corrimos todos, porque la compañía de teatro “ La Tirana ” trajo al Hall de Biblioteca la obra “De poemas, cantos y otras yerbas”, pieza en la que sus actores amalgaman el olor de la tierra latinoamericana, el dolor de muchos de sus pueblos pero su alegría también, con una dosis de humor de la que no me salvé ni yo: mala idea sentarse en primera fila, me cantaron esa que aparecía hasta en el “Chapulín colorado”, y que decía algo como “son tus perjúmenes mujer, los que me suliveyan...”. Por suerte sólo bailaron con sus títeres gigantes.


Al teclado, Marcelo Ibarra; en el violín, Nelson Sáez.
Ambos, estudiantes de Medicina.

El ritmo noventero estuvo a cargo de Pancora Breakdance y Didgeridos, en el mismo espacio. Sacaron oleada de aplausos y, por qué no decirlo, de admiración: mira que no va a ser gracia girar sobre la cabeza, llegar a escena con una voltereta mortal y no irse derecho a la posta.

Pero el jueves estuvo espectacular. De partida, con los talentos locales de estudiantes de todas las escuelas, cantando o interpretando música a un costado del kiosko rojo, con su público sentado en las jardineras, el suelo o, simplemente, tapando la vista del resto sólo de pie, detenido-desaparecido-de-la-oficina-o-de-otro-deber. Cantaron varios; entre otros, Antonia Aldunate, timbre de terciopelo y ojos de risa; Fernando Neira, hermano de Nicolás Massú e hijo de Silvio Rodríguez, como dijo un connotado siquiatra del Campus Sur, pues le arrebató los arreglos de guitarra al cubano, los rasgos a la genética del medallista olímpico y la voz a esas ocasiones que se oyen demasiado a lo lejos.


La exposición fotográfica “Papel de luto” de Tania Brito

Desgraciadamente, el cierre oficial de esta semana, a cargo de la mezcla de trío y proyecto de jazz fusión “Triyecto” –costilla de la Big Band- en el Patio Romano, y las presentaciones de los grupos Sonora “Tomo como rey” y “Cholomandinga” en la Plaza Blest , no tuvieron lugar por diferentes complicaciones organizacionales. Quedaron al debe, lo que podría ser la excusa para un nuevo intento cuando mejore el clima y nos demos permiso para quedarnos hasta tarde y bailar, porque cuando bailamos somos libres, como diría Isabel Allende en su última novela.

Cecilia Valenzuela